Las palabras que decimos son importantes, pero también lo es la forma en que las decimos. La forma de expresarnos genera en el otro emociones y el mensaje que le llega, más allá de las palabras que hayamos empleado, es el que percibe a través de sus emociones.
Como afirma Enric Lladó: “La comunicación es como una canción; tiene letra y tiene música”. La letra es el mensaje que decimos a través de las palabras que empleamos y la música tiene que ver con el tono de voz, la mirada, nuestro lenguaje no verbal; y ese nivel de comunicación es tan fuerte como el mensaje que damos a través de las palabras.
El “cómo decimos” es tan poderoso como “lo que decimos” porque revela cómo nos sentimos con respecto a lo que estamos hablando y que pensamos del otro en relación al tema tratado.
Este nivel de comunicación lleva un mensaje sin palabras, pero lleno de emoción que se plasman en el otro y si estas emociones no son buenas, no importa lo que digamos, ni los argumentos que demos, no podremos llegar a ningún acuerdo.
Todas las personas por el solo hecho de estar vivas tenemos desacuerdos que pueden generar conflictos; para evitar que esto ocurra, siempre debemos recordar que “la música es importante” es decir, cuidar el como decimos nuestro mensaje, para evitar herir o enojar a la persona que nos escucha.
Cuando no cuidamos la “música” y el conflicto se produjo; la única forma posible de intentar llegar a un entendimiento es observar como transmitimos nuestro mensaje, poder hacer un autoanálisis y si no lo hicimos bien, tener la fortaleza de asumir el error y disculparnos por eso.
Cuando decimos las cosas de mala manera o en tono elevado, generamos en el otro la misma forma de hablar, pero incrementada. Por esto, a veces resulta difícil tomar la iniciativa de disculparnos porque nosotros también fuimos agredidos; entonces queremos que sea el otro quien se disculpe primero.
Lo cierto es que los conflictos llegan a nuestra vida para hacernos crecer y evolucionar, si ante un hecho que nos hirió tenemos la capacidad de autoanalizarnos y reconocer nuestro error, y luego la valentía y humildad de disculparnos, este hecho sirvió para hacernos crecer como personas y evolucionar.
Esto es muy importante porque si no aprendemos, lo repetiremos con otras personas en otras circunstancias; ya que no se trata del otro; el conflicto siempre está en nuestro interior. Si no aprendemos a resolverlo, podremos cambiar de empresa, romper relación con esa persona, pero tarde o temprano la historia se repetirá.
Venimos a esta vida a aprender y ser felices, los conflictos son nuestros maestros y la música la forma de intentar solucionarlos.