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En cuanto a lo deportivo, la primera presencia en el South American Rally Race (SARR) quizás no fue la esperada para los Garzón Maceda. Sin embargo, desde lo humano y en busca del objetivo principal, que es ser los primeros misioneros en el Rally Dakar, la experiencia fue más que enriquecedora.
A bordo de Arasunu, un UTV que fue redesarrollado completamente en Misiones, los posadeños afrontaron la dura competencia off-road que une los 4 mil kilómetros que separan La Rioja de Viedma. Y aunque tuvieron problemas mecánicos que los obligaron a abandonar tras la primera etapa, la sensación que queda es la de revancha para el año que viene.
“Si me preguntaban horas después de la carrera, iba a decir que no quiero saber más nada. Pero hoy, con la cabeza más fría y después de 16 horas de viaje de regreso, decidimos que queremos volver a intentarlo. Si queremos correr el Dakar, sin dudas este es el paso previo”, le dijo ayer Agustín, ya en casa, a EL DEPORTIVO.
Los Garzón Maceda arrancaron la competencia el último jueves en La Rioja junto a más de 300 pilotos de todo el continente y Europa. Y por problemas mecánicos, sólo pudieron terminar la primera de nueve etapas. Fue una frustración, pero también una experiencia.
“El auto comenzó a levantar temperatura. Ya en carrera revisamos exhaustivamente, pero no encontrábamos la falla. Después descubrimos que el problema era la junta de tapa de cilindros. Ese día estuvimos hasta las 3 de la madrugada intentando solucionarlo, pero nada. Al día siguiente llamamos a Buenos Aires, Corrientes, Córdoba, Mendoza, Pinamar y Mar del Plata, pero nadie tenía el repuesto”, se lamentó Agustín, que incluso ya había obtenido el visto bueno para reengancharse en las etapas posteriores, pero la ausencia de una nueva junta dinamitó esa ilusión.
Sin embargo, esos primeros 250 kilómetros de velocidad derivaron en nuevos aprendizajes. “Corrimos sobre ‘fesh fesh’, una tierra que es como el talco y, si pisás la huella, te hundís hasta las rodillas. Ahí nos quedamos encajados con el auto (foto), así que al mejor estilo Dakar, tuvimos que bajarnos con las palas y sacar toda la tierra hasta lograr que el auto apoye las ruedas para salir de ahí”, contó el piloto e ingeniero automotriz.
Y la experiencia también estuvo fuera de la carrera. “En cuanto al ambiente, es muy parecido al rally misionero, con mucha camaradería y relación entre pilotos y equipos. Entablamos relación con pilotos de varios países, por ejemplo, con un brasileño que corrió 13 veces el Dakar y que me aconsejó que lo mejor no es ir rápido, si no ser inteligente y mantener el ritmo, porque se trata de una carrera muy larga”, reveló Agustín.
Finalmente, respecto a los desafíos para el futuro, Garzón Maceda confió que la idea de estar alguna vez en el Dakar se mantiene. “Si se da, la ida es estar nuevamente en el SARR, pero para eso todavía falta un año y es mucho tiempo. Se mantiene la ilusión de estar en el Dakar y, para eso, tenemos que correr y terminar el SARR”, cerró.