El apellido Klusener es sinónimo de gol. Y eso, Gonzalo lo sabe muy bien porque en todos los clubes donde estuvo el apodo fue el mismo: ¡Klusegol!
Nació en la pequeña localidad Santa Rita hace 38 años, pero desde muy chico partió rumbo a la ciudad de La Plata para sumarse a las divisiones inferiores de Estudiantes. En ese club debutó como profesional en el 2003 y desde ese entonces realizó un importante recorrido por varios equipos argentinos, teniendo su mejor etapa en Talleres de Córdoba, donde el misionero es ídolo por la cantidad de goles convertidos en tres categorías diferentes.
Hace un par de años aceptó la oferta de Motagua de Honduras, donde marcó 18 goles en casi sesenta partidos. Tenía pensado seguir allí, pero con el pase en su poder a Gonzalo le llegó la propuesta de Atlanta, un equipo de la Primera Nacional y que tiene al reconocido exjugador Walter Ervitti como DT.
“La verdad es que estoy muy bien, me siento cómodo en un club que está en pleno crecimiento. Cuando me enteré del proyecto del entrenador y el manager, no dudé”, comentó Klusener a EL DEPORTIVO.
Además, añadió que “somos un equipo en formación, con una mezcla interesante de jugadores experimentados con mucha juventud. El debut ante All Boys fue con derrota, luego le ganamos a Güemes de Santiago del Estero y, si bien merecimos más frente a Riestra, no pudimos conseguir los tres puntos”.
Al misionero le piden goles y en el Bohemio ya empezó a cumplir. “Es un club ordenado, con ganas de seguir creciendo, eso es una de las cosas que me motivó para venir a este club. Queremos ser protagonista, es un torneo muy largo y recién en la décima fecha vamos a saber para qué estamos”, indicó.
En Atlanta se encontró con otro jugador de la tierra colorada: Fabricio Pedrozo, con quien ya compartió la delantera de su equipo. “Me llevo muy bien, Fabri es una gran persona y muy buen jugador. Siempre le digo que me tire centros, je”, dijo el centrodelantero.
El misionero remarcó que “el fútbol es parte importante de mi vida, soy un agradecido de disfrutar de una pasión que tantos quieren hacer”.
Y en esta línea también aseguró que “mi familia es súper importante, porque me acompañaron en todo. No es fácil estar lejos de tu casa, perderte cumpleaños y otros días festivos”.
El atacante misionero envió más de cien veces la pelota al fondo de la red, pero va por más. Es que Gonzalo Klusener conoce ese viejo refrán futbolístico: “los delanteros viven del gol”.
Santa Rita, su lugar
Gonzalo se fue muy joven de su ciudad natal, Santa Rita. Sin embargo siempre que puede vuelve a sus pagos. “El asado y las conversaciones en familia son momentos insuperables”, comentó el misionero.
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“Jugar en Honduras fue muy lindo”
El misionero estuvo en las últimas dos temporadas en el fútbol hondureño, más precisamente en el Motagua, cuyos hinchas también gritaron sus goles.
“Fue una experiencia muy linda, me trataron muy bien. Es un fútbol muy diferente, le falta más competitividad e infraestructura”, admitió Gonzalo.
Klusener aprovechó para conocer el país y algunos alrededores. Así conoció las playas de Roatán “un lugar paradisíaco”.
“Es un país con gente muy cálida, trabajadora. Aprendí mucho de ellos y sus costumbres”, cerró el Klusegol.
130
son los goles que lleva convertidos Gonzalo en su carrera. En Atlanta ya debutó en la red y sueña con llevarlo a la A.