La actividad económica creció más de 10% en el promedio de 2021, recuperando el terreno cedido durante el primer año pandémico. De esta forma, el sector operó por encima de los últimos tres años, pero aún por debajo de 2017 (cerró -4,7% respecto a ese año) y explicó 3% de la variación anual del PIB durante el año pasado, siendo así el motor de la recuperación.
Sin embargo, según el último informe de Ecolatina, ese crecimiento se desacelerará en el 2022 por el impacto de los precios internacionales.
La industria comenzó el año en terreno negativo a causa de los ausentismos en las fábricas por un repunte de los casos COVID y se combinaron con las habituales paradas técnicas por vacaciones.
De esta manera, el Índice de Producción Industrial (IPI) se contrajo en enero (-0,3% interanual y -5,5% desestacionalizado) pero para la consultora, febrero ya logró recuperarse. “Sin embargo, tomado en conjunto, el primer bimestre del año arrojará un muy tenue crecimiento en el mejor de los escenarios”, expresó en su análisis la consultora.
¿Cuáles son las nuevas dudas? el eje internacional va a tener impacto en la Argentina. La aceleración de la inflación mundial y el conflicto entre Rusia y Ucrania pone un manto de incertidumbre.
Las primeras consecuencias económicas fueron una escalada en el precio de commodities, que encareció tanto los alimentos como la energía en todo el mundo. Los problemas que esto puede acarrear en la demanda global todavía están por verse -y dependen esencialmente de la duración y alcance del conflicto- pero podría implicar una merma en el crecimiento mundial para este año o incluso una recesión.
De esta manera, un escenario de estanflación en el mundo gana probabilidad lo cual indudablemente golpeará al entramado industrial, especialmente en aquellas ramas dependientes de las importaciones y exportaciones.
“Si bien el alza en los precios de commodities puede actuar como incentivo para la producción de algunas ramas de alimentos en el corto plazo -como puede ser la molienda- el desenlace también dependerá del resultado de la cosecha, que no se prevé que sea destacable, como también de la continuidad de este shock “positivo” para el sector”, afirma Ecolatina.
Adicionalmente, el incremento de los principales costos de alimentación del ganado vacuno trae presiones sobre el precio de la carne, elevando la probabilidad de un escenario con mayores controles a las exportaciones de este producto que desalienten la producción.
En forma directa
• Consumo e inflación:según relevamientos del IPC GBA Ecolatina avanzó más de 6% en febrero y acumula una suba superior a 10% en el primer bimestre, que acelerará a la inflación.
A este salario real menguado se le sumarán incrementos tarifarios a partir de marzo, que se continuarán a lo largo del segundo trimestre del año, dejando un menor ingreso disponible para el consumo de las familias que lo previsto hace algunos meses.
En este sentido, el consumo privado no crecería de manera significativa este año (estiman un avance de 3,7% interanual para el año, por encima de la actividad económica, pero por debajo del arrastre estadístico que dejó 2021), lo cual podría recortar el ritmo de recuperación de algunos sectores que aún estaban por niveles por debajo de los de 2018, como los asociados al sector textil.
Además, puede afectar a la demanda de otras ramas que todavía no habían podido recuperarse notablemente (ya que están operando por debajo de los niveles de 2019), como es el caso de la industria de muebles y colchones.
• Panorama energético: la suba del precio y la disponibilidad de este a lo largo de los próximos meses podría ocasionar un cuello de botella en el que se tenga que administrar este recurso entre hogares residenciales e industriales, haciendo que algunas industrias puedan enfrentar momentáneas restricciones operativas.
Por otro lado, esto agravará la salida de divisas por lo que es posible que una vez pasada la liquidación de la cosecha gruesa, la menor disponibilidad de dólares redunde en controles a las importaciones o demoras en liberar órdenes para que entren insumos necesarios para la producción.
En el caso del sector automotriz, a este panorama se le suma que la escasez mundial de semiconductores seguiría afectando a lo largo de todo 2022.
En síntesis, para Ecolatina el entramado industrial desaceleraría el crecimiento respecto a la magnitud de la recuperación observada en 2021.
El número final estará determinado por qué tanto influyan los factores antes mencionados, pero en una primera instancia estimamos que la industria exhiba una mejora en torno al 3% en 2021. Esta cifra permitiría mantenerse por encima de los niveles de 2018 y 2019, pero aún no lograr superar los últimos niveles máximos ocurridos en 2017.
A nivel mundial
El Fondo Monetario Internacional (FMI) adelantó la semana pasada que en abril rebajará su perspectiva de crecimiento global para 2022 por la invasión rusa de Ucrania, que está contribuyendo a aumentar todavía más la inflación y pone trabas al comercio mundial.
En un encuentro virtual con periodistas, la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, anticipó que la rebaja será anunciada cuando el organismo revise sus previsiones de crecimiento el próximo mes, pero no dio más detalles acerca de cuánto prevé que sea el ajuste.
La actual predicción de crecimiento mundial del FMI para 2022 es del 4,4 %. “Pasamos una crisis sin igual con la pandemia. Y ahora nos encontramos en un territorio todavía más inconcebible: guerra en Europa”, dijo Georgieva.
Además, sugirió la posibilidad de que Rusia entre en bancarrota a causa de las sanciones económicas. “La bancarrota de Rusia ya no es improbable”, indicó.
Georgieva apuntó que lo que determinará lo fuerte que sea la recesión en Rusia será la duración de la invasión y de las sanciones, así como la posibilidad de que estas se endurezcan más y afecten a las exportaciones de energía.
4,4%
es la estimación de crecimiento vigente a nivel mundial, según el FMI. Esa cifra será recortada por el conflicto entre Ucrania y Rusia.