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“Yo no la maté, no recuerdo nada porque estaba muy mal, pero no la maté, esa noche yo no estuve ahí”. Ramón Da Silva optó ayer por declarar en la quinta y última jornada de debate oral que se lo juzga por el asesinato a golpes de Evelyn Rojas, la joven travesti de 26 años descubierta masacrada dentro de una fosa de cambio de aceite en una estación de servicio abandonada de la avenida Uruguay de esta capital en octubre de 2016.
El acusado de 33 años pidió dar su versión, defenderse de la acusación que podría decantar en una pena de prisión perpetua. Por consejo de su abogado, defensor oficial Mario Ramírez, volvió ayer a la sala de debate del Tribunal Penal 1 en calle La Rioja, sólo había participado de la primera audiencia para notificarse y solicitar no presenciar la etapa de declaración de testigos.
Pero ayer la defensa debió replantear sobre su relato sobre el arranque de la audiencia, ya que como lo adelantó como posibilidad PRIMERA EDICIÓN el viernes de la semana pasada, se barajaba el pedido de ampliación de los agravantes de la acusación a Da Silva, sumándole el inciso 4 del artículo 80 del Código Penal Argentino: “el que matare por odio de género o condición sexual”.
Ramón Da Silva llegó a debate encartado por el artículo 80, inciso 1 del mismo compendio normativo. Enfrentaba desde su detención esta imputación con umbral de condena la prisión perpetua.
El fiscal del Tribunal Penal 1, Martín Alejandro Rau, abrió la jornada -ayer a las 8.46- con este pedido de ampliación de la acusación a Da Silva. La intención fue acompañada por la abogada representante de la Querella, Florencia González.
La calificación se entiende como “travesticidio” y confirma a este juicio en el segundo del país que podría finalizar con una condena a prisión perpetua.
Tras el planteo del fiscal Rau, la presidenta del Tribunal, Viviana Cukla y los vocales Marcela Leiva y Ángel Dejesús Cardozo, determinaron un cuarto intermedio de media hora para definir los pasos a seguir, ya que el defensor Mario Ramírez también solicitó la respuesta a su pedido de una junta con especialistas en psiquiatría para Ramón Da Silva.
La vuelta al recinto fue para escuchar el testimonio del acusado y anunciar que se postergaría el debate hasta el jueves próximo para alegatos y sentencia y que en las poco menos de 72 horas que restan se realice la pericia a la salud mental de Da Silva y se informe a las partes las conclusiones pertinentes. También se fundó el plazo en la ampliación de la acusación pedida por Rau, es decir, más tiempo para replantear los alegatos y garantizar el debido derecho de defensa.
“Se sentía mujer”
Ramón Da Silva se sentó ayer frente a los camaristas para dar su coartada y ser indagado ante los camaristas. Definió su infancia y juventud en la calle, sin aprender a leer y como un sobreviviente de la situación de calle y el exceso en el consumo de alcohol y drogas.
Antes de conocer a Evelyn, aseguró que fumaba “en pipa todo el día marihuana que me regalaban los pibes en la calle, de buena onda me la daban”.
Sostuvo que “a veces laburaba como ayudante de albañil en alguna obra en el barrio Fátima”, pero que la mayoría de sus días los transcurrió en la zona de la terminal de colectivos y la Rotonda de la avenida Uruguay. “Viví mucho tiempo en la calle, no terminé segundo grado y no aprendí a leer. Nací en San Vicente y estuve en Andresito antes de venir a Posadas. De chico estuve en la calle”.
Sobre su primer contacto con la víctima fatal, sostuvo: “A Evelyn la conocí en la avenida Uruguay, un primo de ella me presentó”.
Preguntado por el defensor Ramírez, consideró a Evelyn “como un travesti, se vestía de mujer, ella se sentía como mujer. Teníamos relaciones sexuales, yo no tenía problema con eso. Tampoco le tenía bronca a ella, la respetaba”.
También reconoció que mantenían una relación de pareja antes del crimen y que dormían en la vieja estación de servicio de las avenidas Uruguay y Buchardo (“El Refugio”) donde fue asesinada la joven. “Pero yo no estaba ahí cuando la mataron, no recuerdo la última noche que la vi porque yo estaba muy mal. Tomábamos mucho vino y caña ‘Fortín’, también el floripón (planta estupefaciente) me pegaba mal, lo tomaba con el mate”.
“Un creyente en San Vicente me delató que yo estaba allá por la terminal. Le conté que habían matado a alguien y me buscaban, por eso. A mí me contó otro travesti que Evelyn había muerto”.
Al describir su situación de pareja, Da Silva agregó: “Dos años estuvimos juntos, anduvimos. Pero discutíamos mucho, por pavadas, la celosa era ella si yo miraba otras personas o chicas”. En ese contexto admitió: “Yo le pegué una vez si una piña”. Pero también dijo con claridad: “Ella juntaba 500 pesos por noche (prostitución) y con esa plata compraba para comer y tomar”.
“Da Silva era agresivo”
Antes que declare el acusado ayer, Norma Pedrozo, amiga de Evelyn Rojas, relató como testigo su relación con la víctima y con el presunto victimario.
“Evelyn era mi amiga y Da Silva era agresivo con ella y con todas las chicas trans. Nos insultaba siempre, cada vez que pasábamos frente a la estación de servicio donde el estaba: ‘Puto de mierda, trolo de mierda’, nos gritaba y corría. Pero a Evelyn además le pegaba siempre, le quemaba el cuerpo con cigarrillos. Le vi el cuerpo todo negro de golpes, el ojo todo hinchado. Después de eso me fui a Puerto Iguazú a vivir y no volví a verla, eso fue tres meses antes que la mataran”.
“La había conocido cuando ella tenía 16 o 17 años y trabajábamos en la calle porque nadie le da trabajo a las chicas trans”.
Sobre el vínculo o relación de Evelyn con Da Silva, manifestó: “Él la mandaba a prostituirse y gastaban todo el dinero en alcohol. Ella no se drogaba pero tomaba mucho, ahí se dejó estar, ya no se cuidaba ni vestía bien”.