“Vengo de una familia de transformación y cambio, de hacedores. Mis abuelos eran inmigrantes que se adecuaron y trabajaron la tierra hasta cosechar sus dones y mis padres se dedicaron a levantar y guiar una fábrica. Todos ellos me brindaron herramientas y saberes que valoro muchísimo”, así describe sus raíces la ceramista Luján Oliveira.
Confiesa que tiene la suerte de vivir en la provincia más verde y maravillosa de la Argentina.
Las costumbres y culturas que aprendió tienen influencias guaraníes y portuguesas. Eso entrenó sus oídos en las dos lenguas y pudo viajar y aprender más de la cerámica y los esmaltes de Brasil y Paraguay.
Su vida rodeada de monte y chicharras, de siestas y yaguaretés, de arroyos y lampalaguas la llevó a “esculpir, tallar y modelar el material mas dúctil y fiel que descubrí: La arcilla”.
“De pequeña me pasaba soñando con vivir entre las flores y troncos de mi jardín queriendo ser una diminuta criatura, montando hormigas y cosechando semillas. Pienso que un poco de esa imaginación sigue acompañándome en este camino”.
Encontró su vocación dejándose llevar por la vida, “por suerte pude soltarme y encontrar el camino de la creatividad”.
La curiosidad la llevó a descubrir la joyería, la indumentaria y las artesanías. Cuando comenzó se propuso “ser productora de piezas únicas, trabajar con mucha gente, exponer en varios lugares y que mi trabajo me lleve a recorrer el mundo… ¡Hacia allá voy!”.