La inflación mayorista aumentó en febrero a 4,7%, con lo que igualó la escalada de los minoristas en el mismo mes y aseguró un Índice de Precios al Consumidor (IPC) alto para el mes en curso. La fuerte suba de los precios mayoristas resulta de la escalada de los precios de la energía eléctrica (10,9%), de productos nacionales (4,9%) y bienes manufacturados (4,8%).
Más allá del acuerdo al que habrían llegado el Gobierno nacional con la Asociación Supermercados Unidos (ASU) y las principales empresas productoras de bienes de consumo masivo, cuyos detalles vuelven a brillar por su ausencia tal y como sucedió con la “guerra contra la inflación”, queda claro que el piso a partir del cual se moverán los precios todo el año es alto y promueve distorsiones en todos los sentidos.
De hecho, las consultoras que relevan los precios ya estiman que la índice inflación de marzo podría llegar hasta el 5,7% superando ampliamente al de febrero y estableciendo una proyección anual superior al 60%.
El Gobierno, aunque no lo dice abiertamente, tiene además de los controles otra herramienta para frenar la inercia: las negociaciones salariales. Pero ponerle un tope a las paritarias para echar un ancla a las expectativas inflacionarias y sumar control de precios es un combo explosivo para sus ambiciones políticas.