Este lunes 25 de marzo se celebra el Día del Niño por Nacer, una conmemoración internacional en la que Argentina jugó un papel fundamental. Fue nuestro país el primero de Latinoamérica en reconocer la necesidad de contar con esta fecha y también el primero del mundo en instituirla efectivamente en diciembre de 1998.
Durante la víspera del primer festejo, el entonces presidente Carlos Menem instó a todos los presidentes de la región a sumarse a este día tan especial que pretende honrar el mayor de los derechos del ser humano: la vida.
De acuerdo con los preceptos de este día, la vida tiene un valor inviolable y una dignidad irrepetible. Es más, sin vida no hay derechos humanos y sin ellos no hay libertad.
La celebración por el Día del niño por nacer contempla “que se considera de esa forma a todo ser humano desde el momento de la concepción”; “que ese ser humano goza de todos los derechos establecidos en la Convención sobre los Derechos del Niño y tiene derecho a una protección especial, más que cualquier otra persona, por parte de la familia, el Estado y la sociedad”.
Además, “que el niño por nacer tiene derecho a la vida, a estar sano, a encontrar una familia, a educarse y a desarrollarse en un ambiente favorable” y “que en todas las decisiones y medidas que tomen o en que intervengan instituciones públicas o privadas, así como órganos legislativos, judiciales o administrativos, es de consideración primordial el interés superior del niño por nacer”.
Luego de instaurarse oficialmente en Argentina en 1998, esta celebración fue acogida legalmente también por Guatemala y Costa Rica, mientras que Nicaragua la asumió al año siguiente. Por su parte, en República Dominicana esta fecha fue aprobada a inicios de 2001 y en Perú por ley en el año 2002. La fiesta también es celebrada el 25 de marzo en países como El Salvador, Uruguay, España, Brasil, México, Austria, Eslovaquia, Ecuador, Cuba, Chile y Filipinas.