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La cita fue a las 20.30 en el auditórium del Instituto Montoya (Ayacucho 1962). El público comenzó a reunirse poco a poco formando una larga fila que llegó hasta frente a la Plaza San Martín, a la espera del ingreso.
Concurrieron jóvenes, parejas, adultos mayores e incluso familias con niños. Una vez acomodados en los asientos, pasadas las 21, comenzó el espectáculo.
En el marco de la gira por sus 50 años de carrera con la música, el guitarrista se presentó con la simpatía que lo caracteriza frente a los aplausos del público.
Recordando los inicios de la bossa en Brasil, interpretó “Corcovado” y “Garota de Ipanema”, dos clásicos que sonaron durante los primeros minutos del show.
Con la guitarra como su “mejor amiga”, Antônio Pecci hizo un recorrido por un repertorio de canciones que marcaron su carrera. Y, por supuesto, no pudieron faltar las composiciones hechas junto a Vinícius de Moraes.
Ambos músicos trabajaron juntos durante una década y han logrado icónicas canciones. Entre anécdota y anécdota, Toquinho recordó momentos compartidos junto a su maestro e interpretó, junto a otras joyas, Tarde Em Itapoã.
También trajo al presente a João Gilberto y a Antônio Carlos Jobim, dos exponentes de la bossa nova en ese país.
Ante la atenta mirada del público y luego de unas cuantas canciones, se sumó a la escena la cantante Camilla Faustino, quien acompaña en la música a Toquinho desde hace ya seis años.
Una voz imponente sonó en el auditórium y acompañó al pie de la letra las interpretaciones del cantautor. Ambos se lucieron y demostraron su talento en cada melodía. Hicieron una excelente versión de “A Tonga De Mironga Do Kabulete” y “Chega de Saudade”.
Durante una hora y media la gente pudo disfrutar de una presentación inigualable, de la mano de dos artistas destacados. El concierto llegó a su fin alrededor de las 22.30, sonando “A felicidade” como broche de oro.