Conseguir turno con un fonoaudiólogo puede tardar años en la provincia, donde sólo hay 91 profesionales activos matriculados, de los cuales el 50% trabaja en Posadas, lo que hace prácticamente inaccesible el servicio para pacientes del interior, salvo que se trasladen y estén dispuestos a esperar.
Así lo explicó a PRIMERA EDICIÓN la fonoaudióloga presidenta del Colegio de Fonoaudiólogos de Misiones (CoFoMi), Alicia Amarilla.
“A pesar que hay colegas del interior que tienen consultorio en distintos lugares y se movilizan para acaparar a más población, no es suficiente, ya que la demanda es muy grande, la mano de obra es muy poca y es algo que sucede a nivel país, no sólo acá”, indicó la especialista, “es por eso que, para conseguir una consulta, hay demoras de hasta dos años”.
A su vez la falta se agudiza más teniendo en cuenta que, dentro del amplio campo de la fonoaudiología, hay muchas áreas: algunos profesionales se especializan en la audición, otros en la voz, o el lenguaje, etc.
Esta situación, según Amarilla, se podría revertir si, entre otras cosas, se divulga más la carrera, para que las personas se interesen por ella, “no se accede lo que no se conoce”, expresó, “hace 30 años en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) se recibían aproximadamente 300 fonoaudiólogos anuales, y ahora alrededor de 50”.
En esa misma línea, los servicios públicos de salud deberían habilitar más cargos, ya que es una especialidad que interviene en todas las etapas de la vida, según Amarilla.
Del prematuro al adulto mayor
Si bien la intervención de esta especialidad frecuentemente está asociada a la niñez, una de las cuestiones que reivindicaron desde el CoFoMi es que la fonoaudiología se aplica a todas las etapas de la vida, desde el niño prematuro hasta el adulto mayor; y en circunstancias que no solamente tienen que ver con la comunicación.
Una de ellas, por ejemplo, es el proceso de recuperación de alguien que sufrió un ACV, el tipo más común de lesión cerebral que causa discapacidad, “se trata de personas que tenían el lenguaje perfectamente desarrollado y, de un día para otro, se encuentran con una sonda para alimentarse y sin poder decir una palabra, es decir con una disfagia y con una afagia, ahí se nos requiere”, indicó.
También, por ejemplo, en casos donde el paciente trabaja con la voz, como los comunicadores, locutores o docentes, “es muy frecuente ver maestros o profesores disfónicos ya que deben hablar a 30,40 niños en un salón ruidoso, que muchas veces da a la calle con un micro pasando cada cinco minutos. Ahí también intervenimos para rehabilitarlo”, explicó.
Es decir, son muchas las posibilidades en el ejercicio de la profesión, aparte de abordar el lenguaje y sus problemas más frecuentes vinculados a la comunicación de los niños, “una de nuestras más grandes demandas, incluso antes de la pandemia”, indicó Amarilla.
Dificultades comunicativas en niños
“Este tipo de consultas es algo que va en aumento bajo un determinante principal, el uso de dispositivos electrónicos y lo que implica estar tempranamente expuestos a ellos”, explicó la presidenta del CoFoMi.
“De hecho, la misma OMS prohibió el uso de éstos artefactos antes de los cinco años, porque los niños tienen problemas para desarrollar el lenguaje, algo que se vio muy acentuado en la pandemia, donde no hubo comunicación presencial ni en la escuela, ni con los padres, que en muchos casos estaban bajo un esquema de teletrabajo”, explicó.
A pesar del desafío que implica acaparar toda esa gran demanda con un número limitado de profesionales, desde el CoFoMi se mostraron optimistas ya que este año se recibirá la primera camada de fonoaudiólogos graduados en Misiones, en la Universidad Cuenca del Plata (UCP), por el momento la única que brinda esta carrera en la provincia, “estamos ansiosos esperando por los nuevos colegas”, expresó.
También por volver a difundir la carrera en las escuelas secundarias, como lo hacían antes de la pandemia.
Implicancia del título
Finalmente, otra de las cuestiones que plantearon fehacientemente desde el Co.Fo.Mi. es que actúan y seguirán actuando como un organismo que controla y defiende las implicancias del título del profesional fonoaudiólogo. Es decir, que los especialistas matriculados efectivamente ejerzan la función que les corresponde.
Esto tiene que ver principalmente con la aparición de cursos y tecnicaturas emergentes que, con un objetivo comercial, buscan brindar alternativas cortas como “auxiliar de fonoaudiología, de psicología, de nutrición, de enfermería”, que a fin de cuentas no sirven para habilitar una matrícula y ejercer la profesión.
“Bajo ningún punto de vista vamos a permitir eso, vamos a ir contra quien haga algo que les competa a nuestros profesionales. Esos institutos que brindan una carrera virtual, de un año y medio están negociando con la educación y siempre están mirando justamente dónde está faltando la cosa”, aseguró.
Es por eso que, desde el Colegio, se encargan de recordar que, a comparación de estos cursos, la carrera de fonoaudiología es de grado.
En el país 22 casas de estudio brindan la carrera
En el país son 22 las casas de estudio donde se puede optar por la carrera de Fonoaudiología. En el Nordeste argentino únicamente la Universidad privada Cuenca del Plata brinda esta alternativa en sus sedes de Posadas, Corrientes Capital y Formosa.
De forma pública y gratuita las opciones en el país se reducen a siete: en Universidad Nacional de Tucumán (UNT) Universidad Nacional de Córdoba, (UNC), Universidad Nacional de Rosario (UNR), Universidad Nacional de San Luís (UNSL), Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), Universidad de Buenos Aires (UBA), Universidad Nacional de La Plata (UNPL).
Alguna de las áreas específicas que aborda la profesión son la voz y comunicación, la intervención en la comunicación, el lenguaje, el habla y la deglución en niños y adultos, la intervención audiológica y vestibular y de la motricidad orofacial, entre otras tantas. Es por eso que, “las posibilidades de ejercer esta carrera son muchísimas”, afirmó Amarilla.
Por otro lado, estos profesionales se pueden desempeñar en diversos ámbitos de trabajo; educativos, clínicos, artísticos, comunitarios o de investigación, expresó.