
Tras el fallo del Tribunal Penal 2, el fiscal Vladimir Glinka dialogó con PRIMERA EDICIÓN para analizar el resultado pero también para analizar el contexto característico y en aumento de los crímenes de género: “No gana nadie con una condena a prisión perpetua, es trágica la sensación. Lo que nos queda como positivo es que Fidencia Estela Arapayú pudo tener voz en el juicio. Me queda la sensación que Ricardo Cholfo (amigo de la víctima fatal) se ofreció a salvarla, sacarla de esa casa horas antes, ir a la comisaría a denunciar, pero ella no se animó y la mataron a golpes. Esa fea sensación me queda, de que existió ese instante para que no sucediera lo peor. Hay que tener coraje de aceptar ayuda, no hay que perder esa posibilidad”.
También analizó la postura de la defensa de Puzin: “Apuntó a una situación específica (el ataque a golpes) y no al análisis del contexto que se requiere hoy para juzgar con perspectiva de género, lo adecuado para entender esa reacción momentánea. El asesinato duró minutos y no se lo puede mirar sin la historia general”.
“La cantidad de años de condena no soluciona nada. Cinco, diez, quince o 35 años no interesan, lo que importa es que dentro del tratamiento penitenciario que va a recibir Puzin comprenda lo que hizo. Lamentablemente Fidencia ya no está ni estará más. No sirve que él atraviese los años que le restan pensando que es injusta la condena, sino que comprenda las razones que lo llevaron a ese lugar”.
“Estamos en un momento crítico. En este caso no existió la emoción violenta, Puzin no la estranguló, golpeó con mucha violencia y odio a una persona que conocía y convivía hace más de una década. Hay que reflexionar qué está pasando que se llega al grado de ir y buscar a un martillo para matar a una mujer”.
“Nosotros siempre, como parte de la Justicia, llegamos tarde porque juzgamos hechos. Tenemos que replantearnos todo, falta educación y contención, tomar conciencia que estas cosas suceden cada vez más y la salida o la solución no es la prisión perpetua”.
Para Liliam Belloni, defensora oficial, Lotario Puzin mató sin saber lo que hacía, “agobiado, se sentía mal, humillado, en conmoción interna lo que le provocó una alteración en su conducta, mal manejo de sus impulsos, trastornos, perdió el dominio de lo que ocurría. Estaba angustiado (la noche del crimen) porque la había ido a buscar (a Fidencia) al hospital de Jardín América y no la encontró. Comenzó a sospechar que ella iba a dejarlo”.
Remarcó que antes del femicidio, “la relación de ellos tenía vaivenes pero nunca tuvo hechos de violencia, Puzin no tiene antecedentes penales”. E insistió en que su defendido “fue torpe, incluso para ocultar la evidencia, la cartera y celular, por ejemplo (…) Gracias a que confesó se pudo descubrir el hecho”.
Perpetua por asesinar con alevosía a Fidencia Arapayú
Fidencia Estela Arapayú (49) fue asesinada con un martillo que pesa un kilogramo y que se utilizaba en su vivienda de Colonia Oasis para picar hielo. Fueron tres mazazos contra la cabeza de una mujer que dormía. De los tres golpes, dos le quebraron la base del cráneo. Esto ocurrió durante la madrugada del martes 7 de mayo de 2019.
Lotario Pablo Puzin (57), su esposo, fue sentenciado ayer por el Tribunal Penal 2 de Posadas a prisión perpetua por “homicidio agravado por el vínculo, alevosía y condición de mujer” (artículo 80, incisos 1,2 y 11, respectivamente del Código Penal Argentino).
“Puzin tuvo la oportunidad de levantarse y en lugar de buscar el martillo para matarla Fidencia, podría haber buscado su medicamento y tomado”, resumió Vladimir Glinka durante su alegato ayer segundos antes de solicitar la pena máxima de la Justicia argentina, con la que coincidieron los camaristas César Antonio Yaya, Gregorio Augusto Busse y Carlos Jorge Giménez.
Durante 42 minutos el fiscal del TP-2 acusó a Puzin ayer por el femicidio. La descripción correspondió a los tres agravantes mencionados, de los cuales dos los desarrolló como subjetivos: el vínculo del acusado con la víctima, relación de pareja y la condición de mujer de la misma. La alevosía lo compuso como un elemento objetivo.
Sobre los dos primeros basó la “historia general”, previa al asesinato. “Puzin y Arapayú conformaban una pareja de una larga convivencia y concubinato. Una relación violenta, con denuncias de maltrato de la víctima, una separación y la vuelta a vivir con Puzin, con sus hijos y por sus hijos lo hizo, retornó a Colonia Oasis. Pero se tuvo que casar con él (noviembre de 2018). Cualquier cosa haría por sus hijos. Pocos meses después murió asesinada”.
Los componentes objetivos del crimen con alevosía, los desglosó a partir del hallazgo de una mancha de sangre en el celular dentro de una cartera con los documentos y billetera de Arapayú.
Hasta ese momento, lunes 13 de mayo de 2019 sólo se sabía que había desaparecido sin sus pertenencias básicas. Fue el juez de Instrucción de Jardín América, Roberto Sena, el que solicitó la detención entonces y el primer allanamiento a la vivienda de Puzin. El luminol encendió manchas de sangre en el colchón dado vuelta de la habitación matrimonial y a la mañana siguiente los bomberos voluntarios de Jardín América buscaron y extrajeron el cadáver de Fidencia de un pozo resumidero de agua y desperdicios frente a la puerta principal de la misma casa.
“Puzin declaró y confesó lo que no podía negar y dijo no recordar el momento del crimen, los martillazos”, resumió Glinka y resaltó que el acusado cometió el femicidio cuando “los hijos dormían, pero también cuando dormía Fidencia, sin tiempo a reaccionar ni a defenderse”.
“Emoción violenta”
Para la defensora oficial Belloni, Puzin estuvo demorado durante 24 horas y en ese contexto reconoció el asesinato e indicó donde enterró a la víctima. Volvió a solicitar la nulidad de la causa por no hallar garantías en la declaración del sospechoso.
Pero también su alegato apuntó a que la calificación del hecho debió corresponder a un “homicidio bajo emoción violenta” (artículos 81 y 82 del CPA) con penas entre diez y 25 años de prisión. Y que el mínimo de esta figura sería el que cuadraría en el encartado. Los jueces no coincidieron.