
Una joven de 18 años vio morir a su pareja a puñaladas y luego fue abusada sexualmente por el asesino. Según marca la investigación, esta es la escena que ocurrió ayer a la madrugada en una vivienda del barrio Villa Alta. La víctima tenía 25 años y fue identificado como Bruno Patricio Mendes.
El caso se registró en un domicilio de la calle Artigas, de la localidad de Puerto Iguazú, donde según averiguaciones practicadas por este Diario, todo ocurrió en el marco de una visita que el joven y su pareja realizaron a la casa de un hombre de 33 años.
Ambos vivían a escasos 100 metros de ese lugar en una edificación de alquiler, aunque no vivían juntos precisamente. La joven también llevó a su bebé, de apenas un año.
No se pudo precisar si eran amigos pero sí que compartieron bebidas hasta altas horas de la madrugada. Según el relato de la muchacha sobre el cual se sostiene la acusación hasta este momento, en un determinado momento ella y su pareja se retiraron a una habitación donde comenzaron a tener relaciones.
Al parecer el dueño de casa también quería hacerlo con ella y fue empujado por el novio para que los dejara solos.
Ofuscado, el hombre buscó un cuchillo, regresó a la habitación y le produjo cortes al joven, hecho que prosiguió con una pelea entre ambos.
Mendes se llevó la peor parte, puesto que recibió varias estocadas que lo dejaron al borde de la muerte. El agresor aprovechó la situación para someter sexualmente a la joven, no sin antes subir el volumen de la música para que no se escucharan los gritos.
En un determinado momento el hombre notó que Mendes no había muerto, agonizaba, por lo cual tomó nuevamente el cuchillo y lo remató a puñaladas en el tórax. Luego prosiguió con el abuso gravemente ultrajante contra la joven.
Cuando decidió poner fin al acto, le dijo a la muchacha que se levantara y tomara un cuchillo. Lo que buscaba era intentar involucrarla también en el asesinato, pero ella se negó férreamente, según señaló la pesquisa.
Después le dijo que en su cabeza ya tenía planeado qué iba hacer para deshacerse del cuerpo y lo que debían hacer después. A todo esto la muchacha se ocupó de proteger a su bebé.
Mientras, el hombre tomó una pala y empezó a cavar un pozo en el patio trasero. Hasta ese momento para ella era imposible escapar, porque el único lugar de acceso que tenían la vivienda era por la puerta. No había pasillos laterales que conectaran con la vereda.
La pala se rompió y el hasta ahora sindicado como asesino tomó otra para seguir la tarea. La chica observó el fondo de casa y se percató que en uno de los lados la divisoria con la vivienda del vecino era simplemente una chapas.
Ya era aproximadamente las 7, cuando escuchó que al lado llegó una motocicleta. Comenzó a pedir ayuda a los gritos, hecho que alertó a los vecinos. Tomó a su bebé e intentó pasar hacia el otro lado con él. El hombre vio esto e intentó impedírselo. Forcejearon el niño sufrió un golpe leve. Se acercó alguien desde atrás de la divisoria, tomó al niño y en ese punto el plan de impunidad que tramaba el sospechoso se le fue de las manos.
Corrió a refugiarse en la otra casa lindante y allí fue reducido por sus vecinos. Arribó la policía y lo detuvieron inmediatamente.
Intervino el Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, desde donde dispusieron la autopsia al cuerpo de la víctima. La joven fue asistida por el equipo interdisciplinario de la Comisaría de la Mujer y llevada al nosocomio junto a su bebé para constatar su estado de salud y realizar las pericias legales de rigor.
Fueron secuestradas las prendas íntimas del acusado y el arma blanca presuntamente utilizada, las cuales serán peritadas.