El Banco Central no tiene previsto la emisión de un billete de $5.000, o de un mayor monto al de $1.000, que es el billete de mayor denominación en circulación. Al menos por ahora. Con una inflación que se acerca al 60% interanual, el plan para sacar un billete más grande debería ser lo lógico, y lo más probable es que eso suceda más temprano que tarde.
La decisión de evitar un billete de $5.000 -o más grande incluso- tiene que ver con una cuestión política: Cristina Fernández de Kirchner se opone a que eso se convierta en realidad.
Sucedió durante su gobierno -CFK se retiró como Presidenta con un billete de $100 como el más grande- y la emisión de los billetes de $200; $500 y $1.000 se produjo durante la administración macrista.
A comienzos de la pandemia, el propio titular del Banco Central, Miguel Pesce, tuvo en su poder un borrador de billete de $5.000. Fue la vicepresidenta quien mandó a archivar la idea.
Censura que se extiende hasta este momento. La pregunta es por cuánto tiempo más durará la resistencia de las autoridades a admitir la realidad: que la economía necesita de un billete de mayor denominación.
Así lo explicaba el propio Pesce. Así lo reclaman los bancos y las cadenas de supermercados, que se niegan a trasladar cada vez un mayor volumen de billetes, que cada vez valen menos en términos reales.
Funcionarios del equipo económico consultados por iProfesional aseguraron que “no hay fecha” para la emisión de un billete de más alta denominación. Y que “muy probablemente” no se imprima en los más de dos años que quedan del actual mandato de Alberto Fernández.
El argumento “formal” de esos funcionarios es que “más que billetes grandes, lo que la economía necesita es que haya un sistema eficiente de comercio electrónico, en blanco, que prescinda del efectivo”.
En las últimas semanas, desde la oposición se enviaron al Congreso sendos proyectos para que el Banco Central lance billetes de $5.000. E incluso de un mayor monto también.
El proyecto en Diputados
La diputada nacional Ana Carla Carrizo, de la rama Evolución del radicalismo, propuso un nuevo billete de $5.000 con la imagen de la primera doctora recibida en la Argentina. Cecilia Grierson, y también con la del doctor Bernardo Alberto Houssay, el primer premio Nobel argentino.
Las figuras de Grierson y Houssay “representan tanto la perseverancia personal y las trayectorias individuales como el modelo de un Estado que mira a la ciencia sin sesgos de género, ni de origen, y promueve el producto y el aprovechamiento social de estos avances.
Un norte que debe ser seguido por toda política nacional”, asegura la iniciativa de Carrizo, quien hizo su propuesta hace dos años y ahora la revalidó para que no pierda estado parlamentario y pueda tratarse durante las actuales sesiones ordinarias.
El otro proyecto pertenece a un diputado del PRO. Federico Angelini, quien también es vicepresidente de ese partido, impulsa la iniciativa: propone un billete de $20.000 y también la creación de billetes de $2.000, $5.000 y $10.000.
¿Podrían faltar?
La demanda de billetes es tan alta que el papel de 1.000 pesos podría sufrir inconvenientes de escasez, debido a la necesidad de importación de las materias primas para su elaboración, en un contexto inflacionario a nivel mundial, en el que los países de todo el mundo emiten mayor cantidad de papel moneda.
Para su elaboración se precisan principalmente tres materias primas: el papel 100% de fibra de algodón, la tinta y el hilo de seguridad utilizado para verificar su autenticación.
Según relevó La Nación, el faltante de este último componente podría ser el causante de la incapacidad de abastecer de billetes a los cajeros automáticos cerca del mes de junio, el mes del aguinaldo.
Fuentes oficiales, en cambio, lo descartan. Sostienen que el país tiene stocks y plazos de entrega firmes.
El hilo de seguridad del hornero se llama Rapid, una marca registrada conocida en todo el mundo. Su fabricante es Crane Currency, una empresa sueca con plantas en ese país y en Estados Unidos. El kilómetro de este elemento tiene un precio de u$s 112,80.
La demanda del producto se hizo mayor a medida de la devaluación del peso. Actualmente, el billete $ 1000 es el que mayor denominación tiene entre los emitidos en Argentina. Al ponerlo en contexto, aun así, equivale a u$s 9,06 al oficial y u$s 4,97 en el blue.
Pese a la pérdida de poder de fuego de peso, el Banco Central mantuvo las medidas de seguridad originales, utilizadas en las mejores monedas del mundo. En total, se estima que se necesitan 1.200 millones de billetes de mil pesos para cubrir las necesidades de este año.
El inconveniente se originó producto de la inexactitud en la licitación del hilo hecho por la Casa de Moneda, en la que no precisó el tiempo de entrega necesaria de aquel elemento. De esa manera, la fabricante Crane, cotizó la fecha estipulada para la provisión de hilo de seguridad arriba de los siete meses: un factor que condicionaba la fabricación del billete de mil pesos.
El tiempo propuesto por la empresa norteamericana resultó insuficiente para el ente argentino, que rechazó “en su totalidad” el cronograma que le habían dispuesto pidiendo plazos “superadores”.
Ante el escalamiento de la pelea, otra proveedora le pidió al Estado que anulara la licitación o cambiara las fechas de manera urgente de acuerdo con los plazos de provisión del hilo. Pero la Casa de Moneda lo rechazó, sosteniendo que la empresa pública no puede dar una prórroga; según informó el periodista Pablo Fernández Blanco.
Vienen con nuevas caras, pero serán más de lo mismo
El gerente de Recursos Humanos de la Casa de la Moneda, Exequiel Villagra, visitó hace una semana Esquel y detalló que entre septiembre y octubre habrá una nueva familia de billetes, con la vuelta de próceres argentinos, tanto mujeres como hombres destacados.
Cuando le preguntaron si emitirán un billete de mayor denominación al de $ 1.000, el funcionario se excusó: “Nosotros no decidimos la emisión, eso es decisión del Banco Central, del presidente de la Nación y de la vicepresidenta”.
Por lo pronto, admitió que siguen importando billetes, en menor escala, pero que los últimos los trajeron desde Brasil sin terminar, que se terminaron en las plantas de Casa de Moneda.
Entre septiembre y octubre habrá una nueva familia de billetes, con la vuelta de próceres argentinos, tanto mujeres como hombres destacados.
“En la pandemia hemos tenido que importar billetes desde España y Brasil, y nosotros no paramos un día de producir, estamos las 24 horas. Incorporamos nueva tecnología, estamos instalando nuevas máquinas para evitar la falsificación”, señaló.
“A su vez, trabajamos con los organismos de discapacidad para poder empezar a hacer billetes para los no videntes”, agregó quien fuera subsecretario de Asociativismo y Economía Social de Chubut.
Villagra fue convocado para trabajar en la Casa de la Moneda por Rodolfo Gabrielli, quien hoy se desempeña como presidente y con quien trabajaron juntos en el Ministerio del Interior en 2001 durante el gobierno de Eduardo Duhalde.
El regreso de los próceres a los billetes había sido confirmado por el presidente Alberto Fernández en agosto del año pasado. Lo hizo al participar del acto por el 171° aniversario de la muerte de José de San Martín. En aquella oportunidad, había expresado: “San Martín muy pronto va a estar en nuestros billetes. Lo van a acompañar en otros billetes Belgrano, Juana Azurduy y hombres y mujeres que dieron todo para que la Argentina viva”.
La llegada de esta nueva familia de billetes había sido anticipada incluso un par de meses antes. En junio de 2021, fuentes del Banco Central le habían confirmado a El Cronista que se incorporará la figura de Martín Miguel de Güemes y retornará la de José de San Martín.