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Un clan familiar integrado por una mujer, su hijo y su nuera admitieron, en el marco de un juicio abreviado, que se dedicaban a la venta de cocaína en la ciudad de Oberá y recibieron una condena de cuatro años de prisión cada uno.
Durante la instrucción de la causa surgió un dato espeluznante: utilizaban como elemento de “corte” (es decir, para “estirar” la proporción de la citada droga) un antiparasitario de uso veterinario que, según algunos expertos médicos, es una sustancia que “pudre la carne humana”.
La resolución respecto a la sentencia fue dada a conocer en las últimas horas por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas, donde los tres imputados acordaron penas en presencia de sus abogados defensores y la Fiscalía.
De esta manera Norma Alicia Silva (58), madre de siete hijos y quien cumple arresto domiciliario, y Yésica Noelia Rocha (24), alias “Polaca”, actualmente detenida en la Unidad Penitenciaria V de Villa Lanús, firmaron penas de cuatro años de prisión como coautoras penalmente responsables del delito de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”, en tanto que Enzo Candia (22) acordó junto a su defensa la misma cantidad de años pero en calidad de “autor penalmente responsable del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización en concurso real con resistencia a la autoridad”, según el fallo.
Golpe al búnker familiar
El viernes 20 de septiembre de 2019 a las 22.05 personal de la División Toxicomanía de la Unidad Regional II de Oberá realizó allanamientos en domicilios de esa localidad donde incautaron más de 100 gramos de cocaína, una notebook, dos tablet, diez teléfonos celulares y dinero en efectivo, resultando detenidas Silva y Rocha, conjuntamente con Candia, quien intentó huir del lugar pero no llegó lejos.
Los efectivos accedieron a estas viviendas tras obtener datos del “movimiento sospechoso de individuos comprando a toda hora al parecer estupefacientes en dichos inmuebles”.
De tal modo se comprobó con certeza, durante la instrucción de la causa, que los imputados comercializaban drogas en los domicilios ubicados en calle Yerbal Viejo y calle Picada Argentina, del barrio 100 Hectáreas, donde la vinculación de parentesco entre ellos facilitaría las maniobras ilícitas.
Así, se secuestraron un total de 115,9 gramos de cocaína en el domicilio de Silva y Candia y 72,4 gramos de la misma droga en la vivienda de Rocha.
También fueron incautados elementos químicos utilizados para “estirar” el estupefaciente y se precisó que el dinero totalizó 61 mil pesos, que se cree pudo ser producto de las actividades ilícitas. Párrafo aparte para el secuestro de un revólver calibre 22 milímetros, dos automóviles y una motocicleta que motivaron que se abrieran otras causas judiciales con otros imputados.
Según los resultados de la investigación, lo secuestrado era utilizado en “kioskos” de venta de droga al menudeo con el agravante de que algunos estaban próximos a una entidad deportiva, a un colegio secundario y a una escuela primaria, todos dentro del barrio 100 Hectáreas obereño.
Un detalle no menor es que uno de los búnkeres de drogas estaba resguardado por muros perimetrales de gran altura y que esto llamó la atención de los vecinos.
La pericia química
La pericia química practicada por Gendarmería Nacional sobre la droga incautada a los acusados concluyó que “la muestra analizada se trata de estupefaciente de la especia cocaína y presentan como sustancia de corte levamisol y xilocaína y cafeína”, según precisó el fallo.
El levamisol es una sustancia empleada como desparasitante tanto en perros y gatos como en ganado bovino. Tiene prohibición para uso humano debido a efectos secundarios indeseados. Es que causa agranulocitosis, también conocida como neutropenia, una enfermedad de origen principalmente farmacológico provocada por la ingesta de substancias. La enfermedad puede ser mortal, aunque puede ser aliviada si se interrumpe el consumo de la droga que la causa.
Su consecuencia más extrema, tras síntomas como fiebre alta, es la necrosis de las células. Las lesiones pueden verse en nariz y orejas, también en mejillas y pene. La cara del paciente, en cierto punto, “se pudre”, indicaron los médicos que descubrieron sus efectos.