
Años atrás, Sandra Redruello (52) soñaba con convertirse en una chocolatier profesional, hoy ese sueño se cumplió y es propietaria de una chocolatería en plena ciudad de Posadas. Descubrió su pasión en los programas de televisión del chef argentino y destacado pastelero Osvaldo Gross, a quien solía mirar con admiración cuando realizaba sus platos dulces con chocolate. “Me fascinaba, era una cosa que me atraía, sobre todo un programa que se llamaba Chocolate, fue así que decidí estudiar chocolatería”, expresó a PRIMERA EDICIÓN.
Fue así que Sandra, quien trabajaba como informática, se trasladó hasta Buenos Aires para estudiar en la Escuela del Chocolate de Ingrid Cuk. “Hice toda la carrera de chocolatier profesional, y después de sommelier, iba y venía de Buenos Aires, y para mí fue maravilloso. Uno le tiene siempre miedo al chocolate hasta que empezás a jugar con él”, apreció.

Hoy Sandra vive su sueño y es la propietaria de la chocolatería Baresa, ubicada en el centro de la ciudad, donde se encuentra su laboratorio de chocolate. “Dentro de la carrera te enseñan lo que es el emprendimiento, el negocio, el comercio, y te preparan para todo, hasta para hacer dulces, entonces así comencé a pensar este proyecto, pero no en Misiones, yo sólo quería hacer lo que yo amaba y crear ese mundo que yo soñaba, así empecé”, dijo.
La chocolatier comentó que este sueño enfrentó muchos desafíos, el principal de ellos las altas temperaturas que hay en la ciudad lo cual dificulta la tarea de trabajar con chocolate. “En Misiones cuesta trabajar con chocolate, trabajamos constantemente a 17ºC porque no es fácil con el calor. Durante enero y febrero no puedo casi hacer figuras, solamente a pedido porque mantenerlas es un costo muy alto y tengo que tener las 24 horas prendido el aire acondicionado”, detalló.
Explicó que muchas veces se piensa que al chocolate hay que “derretirlo, ponerlo un molde y listo”, sin embargo “al verdadero chocolate hay que templarlo”.
“El verdadero chocolate es una cobertura a base de un porcentaje de cacao, cuanto mayor porcentaje es el soluto, más puro es el chocolate. La diferencia que hay entre un chocolate y un baño de repostería es el color, porque son los residuos del soluto realmente, el verdadero chocolate no es artificial, además no te queda la grasa en el paladar”, aclaró.
Manifestó que con las ventas al principio tuvo mucho miedo pero que gracias al apoyo de otras mujeres empresarias y al de sus amigos clientes su propuesta “tuvo aceptación”.
“Empecé por la calle Queirel en un lugar chiquito y la verdad que el resultado fue maravilloso, después empecé a trabajar mucho con el interior en la parte turística, y así fui creciendo”, señaló. A todo esto, Redruello reveló que su mayor deseo es avanzar con nuevas propuestas de chocolates.
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“Necesito que la gente conozca y vea lo que hago para así acomodarme con lo que le gusta al cliente. En mis comienzos hacía muchísimo bombones pintados, a la gente les encantaba ver, pero no era un producto que se llevaban. Entonces empecé a conocer al cliente, lo que le gusta y fui creciendo junto con los clientes. Mi idea sería hacer esculturas de chocolates, pero todavía estoy en el proceso de crecimiento y tengo que adaptarme a la situación”, apuntó.
Y destacó que en estas fechas lo que más se vende son los huevos de Pascua aunque los preferidos todo el año son los bombones y el chocolate en rama. “Cada tanto saco chocolate con sal, con panceta o trufas de queso azul, a la gente le encanta y después me piden”, cerró.