El Día del Kinesiólogo fue instituido porque el 13 de abril de 1906, el doctor Octavio Fernández inauguró en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires el primer servicio de esa especialidad, incorporado al de Traumatología.
Además, se inició el dictado de cursos teórico-prácticos y se graduaron los primeros kinesiólogos con certificado de la UBA, que en 1923 se transformó en carrera.
En 1937 se creó la primera escuela de kinesiología del país. Fue de carácter universitario y se desarrolló en la Facultad de Ciencias Médicas.
En 1951, el congreso sancionó la Ley 13.970 que legisla la profesión.
Manos que curan
Los kinesiólogos son auxiliares de la medicina. Como bien lo define su terminología, es la ciencia o arte de curar a través del movimiento y, por ende, tiene un campo de acción muy amplio. No hay rama de la ciencia médica donde el kinesiólogo no pueda ejercer su trabajo.
La ciencia kinésica consta básicamente de dos grandes campos: la fisioterapia o utilización de los agentes físicos y los aparatos kinésicos (onda corta, ultrasonido, magnetoterapia) y la rehabilitación o reeducación (kinesioterapia) donde se engloban todas las técnicas terapéuticas que se realizan a través del movimiento propiamente dicho (técnicas de reeducación muscular, drenaje linfático, manipulaciones vertebrales) con lo cual se logra realmente cumplir con el precepto de la rehabilitación, que como bien dice su término significa devolverle al individuo la capacidad que tenía antes, sin o con la menor secuela posible.
Todavía hay áreas de la ciencia que están poco explotadas debido a la escasa complejidad médica existente, pero sí tiene una presencia importante en los equipos de trabajo de traumatología, cardiología, clínica médica, terapia intensiva, en la neurología, en el tratamiento de los adultos y en la parte de neurología infantil o estimulación temprana.
En los últimos años tuvo un crecimiento significativo en el área de la estética corporal, en el campo del drenaje linfático o el tratamiento de la reeducación postural, por ejemplo.