Hoy Maria Olga Laczeski nos presenta a sus hijitos peludos, primo Chino que llegó en 2014 cuando “una colega y amiga decide dármelo para que me haga compañía, es un ‘salchi’ canela rubio que en los primeros tiempos vivía en dos lugares, como todavía trabajaba el encargado de cuidarlo era mi papá así que durante la semana estaba con él y los fines de semana venía conmigo. De ahí que le encanta pasear, cuando ve la correa ya sabe que irá en auto”. Cuando María Olga se jubiló ya vivieron siempre juntos. Este mimado es muy especial porque de chiquito era muy enfermo, hubo que aplicarle muchas inyecciones y por eso no le gusta nada visitar al veterinario.
Es teatrero, sí porque cuando quiere algo “es capaz de hacer que le duele una patita, o se inventa algún dolor, entonces recibe los mimos”. Es también muy guardián, ya espantó a dos ladrones en dos oportunidades, “una a la tres de la mañana que ladraba sin parar, encendí la luz y el ladrón estaba queriendo entrar por las rejas y él lo corrió. Otra vez en pleno medio día”.
Para María Olga es “un angelito, muy fiel, compañero, muy amigo mío, lo amo y nos complementamos muy bien”. Le encanta la comida preparada, su menú favorito es el arroz con pollo, “no le doy huesitos porque lo cuido”.
En 2017 llega Chicha, la salchi arlequín que llegó para hacerle compañía a Chicho. “Muy juguetona, muy traviesa, muy sanita, se acostumbró rápido con nosotros y no le gusta andar por el suelo, digo que siempre está en el trono. Cuando me siento ella se sube y desde ahí observa el panorama. Chichona es muy mimosa, muy cariñosa, muy demostrativa en su afecto. No puede estar lejos mío, jamás salió de mi lado. Siempre estuvo y está en casa, cuando salgo salen conmigo, no los dejo. Sí se quedan un ratito cuando salgo a comprar algo o voy al médico y cuando regreso me reciben con tanta alegría que da gusto volver y estar con ellos, levantarlos, acariciarlos, mimarlos. Chino me trae su patito o un papelito, como diciéndome: ‘te voy a dar esto porque volviste’”.
Respecto a los bebés que llegaron lo hicieron sin “mi consentimiento, yo no pensé en eso pero me ‘durmieron’ porque no estaba en mis planes. Fue un parto complicado, nacieron por cesárea y hoy los tres corretean por todos lados, me agotan realmente porque son muy activos demandantes. Descanso cuando ellos duermen, son todo ternurita”. Bueno, esta mamá humana nunca pensó en lucrar con las crías así que uno se queda con ella y los otros con familiares así se asegura de que estarán cuidados, con mimos, con abrigo, comida y también.
Ella confiesa que cuando ve que tiran cachorritos y animalitos piensa “¿por qué vivo en un departamento? porque podría llevarlos conmigo y cuidarlos, creo que esas personas no tienen corazón”. Además María Olga se siente feliz porque también alimenta a seis gatitos “ellos vienen comen y se van. Son de la comunidad, soy feliz dando amor a mis hijitos peludos y a los gatitos para que no pasen necesidades”. Y así es esta vida llena de amor.