Las discusiones acerca de cómo acelerar la mejora en los ingresos explica gran parte de las diferencias dentro del Frente de Todos. La caída de los salarios en un contexto de alta inflación tiene su correlato en los datos macro: la recuperación de la economía, que trepó 10,9% en 2021, no estuvo impulsada por el consumo privado. Por el contrario, el peso del consumo en el PBI está en los niveles de la crisis del 2002. Dentro del equipo económico consideran a la falta de dólares como el principal motivo que ralentiza la recuperación.
“El tipo de recuperación tiende a consolidar la tendencia al desplazamiento del consumo privado como motor del crecimiento económico”, describió el centro CIFRA en su último informe de coyuntura realizado por Pablo Manzanelli y Cecilia Garriga. Por el contrario, explicó que la recuperación del 2021 y de los próximos años estará “empujada” por la inversión y las exportaciones, según figura en el acuerdo con el FMI.
El consumo privado es el principal componente del PBI argentino. En el 2001, se ubicaba en 68,9% del PBI, y se desplomó al 61,9% en 2002 luego de la devaluación. Entre el 2003 y el 2018 fue creciendo, pese a que hubo años con retracciones, hasta cerrar en 2018 en 69,5% del PBI. Desde 2018 cae todos los años: en 2021, el consumo privado representó un 61,8% del PBI. “Su incidencia es la menor del siglo XXI”, analizó CIFRA.
Los motivos tienen que ver en parte con la situación salarial. De todos modos, cabe aclarar que el consumo privado en 2021 registró un crecimiento con respecto al 2020, pero fue inferior a la expansión del PBI.
Para este 2022, el Ministerio de Economía y el FMI pactaron que el consumo (privado y público) se expanda por encima del PBI, pero a partir del 2023 y hasta 2027 las proyecciones muestran lo contrario. “En ese período, el crecimiento va a estar empujado por las exportaciones y la inversión”, analizó CIFRA en base al acuerdo.
Sobre el crecimiento económico del 2021, que en un solo año recuperó toda la caída del 2020, CIFRA analizó: “Uno de los hechos más notables de esta recuperación fue la debilidad que encontró el proceso de recuperación de los salarios reales, a pesar de la reducción del desempleo”.
La desocupación cayó al 7% en el cuarto trimestre del 2021, un dato mejor al de 2017, único año en que creció la economía en el gobierno de Cambiemos.
Sin embargo, los salarios reales cayeron 2,3% promedio en 2021, en los trabajadores registrados del sector privado, mientras que en los no registrados la baja fue del 7,1%, según CIFRA, que anticipa una “perspectiva negativa”, por la aceleración de la inflación en el primer trimestre.
La caída en los salarios también impactó en la distribución “regresiva” del ingreso, que comenzó en 2018, según CIFRA. La participación de los asalariados en el ingreso era del 51,8% en 2017, bajó año a año y cerró en 2021 en 43,1%. Por el contrario, el excedente apropiado por los empresarios pasó del 46,4% en 2017 a 54,3% de PBI en 2021.
“Esto no está para nada desvinculado del comportamiento del consumo privado. A la inversa, se evidenció una recomposición significativa de los márgenes de ganancia. Entre 2020 y 2021 se registró el mayor crecimiento de los márgenes apropiados por las empresas privadas (3,7%)”, analizó CIFRA.
El debate interno
En el equipo económico admiten que los ingresos se encuentran retrasados, lejos de aquel salario mínimo más alto de la región en 2015. Sin embargo, explican que en el punta a punta en 2021 los asalariados registrados pudieron ganarle a la inflación, pese a que el IPC cerró en 50,9%, debido a la reapertura de paritarias impulsada en el segundo semestre. En el cuarto trimestre del 2021, los salarios cerraron 2 puntos por encima del 2020.
Sobre los motivos acerca de por qué no se puede “acelerar” la recuperación de los ingresos, tal como plantean sectores cercanos a La Cámpora, una fuente del equipo económico aseguró:
“La economía crece con demanda, con gasto, con salarios, pero para todo eso tenés que tener dólares. Hay que acelerar todo lo que se pueda, pero en el marco de la restricción externa. Las diferencias son por el poder, no técnicas”. La lectura del Gobierno es buscar “estabilizar” la macroeconomía en 2022, para guardar “balas” para el 2023, año electoral.
Duro pronóstico
Según consideró el J.P.Morgan en un informe sobre la situación económica de Argentina, el programa del país y el Fondo Monetario Internacional (FMI) necesita ser recalibrado de manera urgente para ofrecer anclas estructurales que contengan las expectativas de inflación y eviten que la economía caiga en un escenario proto-híperinflacionario.
Los dichos del banco estadounidense se dieron luego de que el INDEC difundiera el imprevisto repunte de 6,7% en los precios al consumidor de marzo, el mayor desde abril de 2002.
En este sentido, el JPM dijo que ahora anticipa que la inflación seguirá por encima de 5% en abril debido, en parte, al arrastre grande de la suba de los alimentos.
Para el cierre de 2022, el banco proyecta una inflación de 67% si no se modifica el plan económico del Gobierno, con una inercia exacerbada por el adelanto de las paritarias. Y esto, bajo el supuesto de que el Gobierno no aplicará ajustes adicionales en las tarifas de los servicios públicos.
Fuente: Agencias de Noticias y Medios Digitales