Paula Agustina Britto (27) y Jonatan Ariel Kliukas (32), representantes legales de la familia de Maximiliano Mendoza, resumieron su participación como querellantes en el debate en diálogo con PRIMERA EDICIÓN: “Estamos conformes con el fallo, esperábamos un poquito más en cuanto a monto o años de condena. El abuelo de Maxi quería superar ese dolor, por eso nos presentamos al juicio como patrocinantes”, resumió Kliukas pero no soslayó que “Juan Aguilera, el abuelo nos dijo antes del fallo que confiaba en los jueces y en el despliegue que tuvo el debate, que se conformaría con que se esclarezca quién mató a su nieto”.

Britto coincidió y manifestó que el juicio lo tomaron como un “desafío” y se prepararon para encararlo de esa manera: “Asumimos a contrarreloj con la fecha de inicio del juicio, pero nos dedicamos únicamente durante los días previos a estudiar el expediente con intensidad. El resultado es agradable, la sensación de justicia es agradable, más aún como primera experiencia en debate oral y ante un caso tan delicado como un homicidio. Podemos decir que lo supimos llevar adelante y que apostamos a este resultado”.
“Somos abogados jóvenes y tuvimos preparación y calificación suficiente para enfrentar este desafío. Ser joven no te impide ser profesional, responsable, demostrar capacidad y conocimiento”.
Kliukas amplió y Brittó lo remarcó: “La querella le da voz a las víctimas directas y a sus familiares. Responde al resultado que la familia espera, en este caso el abuelo de Maxi, quien buscó esclarecer lo sucedido, se presentó ante el Tribunal, lo admitieron para el debate y nosotros asumimos el patrocinio”.
Como experiencia también admitieron: “Nos llevamos mucho conocimiento pero también muchos tips para cuando nos toque estar como defensores. Pero esos detalles no se revelan, son secretos”.
Juan Aguilera tiene 76 años y muchos problemas de salud que no puede ocultar. “El dolor de la muerte de mi nieto lo tengo marcado en el corazón, hoy funciono o estuve acá porque un marcapasos llevo en el pecho”.
Durante las cuatros jornadas mantuvo charlas con este Diario y en todas con tono pausado remarcó: “Estoy acá porque quiero justicia y que me digan quién mató a Maxi, si no fue Rolón no hay problema que me prueben quién fue entonces, eso nada más quiero”.
Ayer con el mismo tono resaltó: “Maximiliano eran un buen muchacho, lo criamos con mi esposa, comía con nosotros y nos visitaba siempre, durante el día se ganaba el mango con changas, cortaba pasto, lavaba autos y hacía de todo, incluso me ayudaba a mí”.
“Me llamaba mucho la atención que se preocupaba por los pibes del barrio que no tenían para comer, aprendió a cocinar y hacía tortas fritas y repartía por el barrio. También a la parrilla cocinaba una tortillas de harina y las regalaba con mate cocido, se preocupaba a cada instante”.
Sobre el resultado del juicio sostuvo: “Lo encontraron culpable a Hugo Rolón, no puedo agregar mucho más, la cantidad de años pudo ser mayor si, pero al final no es lo más importante sino que hubo justicia y eso vine a buscar, no quiero venganza ni revancha ni nada raro. Sólo junté fuerzas para llegar hasta este punto, que se realizara el juicio y pueda volverme a mi casa conforme”.
“Maxi para mí era todo, lo criamos, lo cuidamos y lo perdimos de manera violenta. Pasaron cuatro años ya de su muerte y cada día lo extraño más. El estrés que acarrea mi corazón aumentó en estos días al límite. A los amigos de Maxi o a los chicos nombrados en el juicio no los conocía pero me sorprendió el nivel de violencia en un barrio que hasta hoy para mí es familiar y tranquilo. Espero que esto no se repita, que cambie algo para que no lloremos más muertes de pibes como mi nieto”.
La vida por un celular
La jornada más corta de las cinco desplegadas para esclarecer el homicidio de Maximiliano Teodor Mendoza (25) fue la de ayer y la que correspondió a los alegatos y a la sentencia del Tribunal Penal 1 de calle La Rioja en el centro posadeño.
Alcanzaron dos horas, a partir de las 8.30, para que los querellantes y el fiscal Martín Alejandro Rau acusen y el defensor de Hugo Alberto Rolón (32) exponga su coartada para solicitar el beneficio de la duda y la absolución. El presidente del Tribunal Penal 1, Ángel Dejesús Cardozo, dijo: “Vamos a analizar lo escuchado en treinta minutos y a emitir veredicto”.

A las 10.30 y acompañado por los vocales Viviana Cukla y Juan Manuel Monte, no falló a lo predicho y la novena sentencia del año en este cuerpo colegiado confirmó en tesis las pautas acusatorias: Hugo Rolón es culpable del homicidio de Maxi “Porteño” Mendoza y que por asesinarlo de una estocada que le perforó el pulmón derecho deberá cumplir nueve años de prisión, cinco más de los que ya cumplió desde el 9 de junio de 2018 cuando efectivos de la comisaría Octava confirmaron el óbito frente a la pieza de alquiler en el barrio El Progreso, que habitaba la víctima fatal.
“El motivo por el que estoy aguantando en prisión es porque soy inocente, por eso vine a debate, por eso decidí llegar a este último tramo, ser juzgado”, fueron las últimas palabras de Rolón antes que los camaristas ingresaran a deliberar su definición.
Los fundamentos de la condena se leerán el lunes 9 de mayo. Hasta que llegue ese momento se podrá interpretar que los jueces coincidieron en la figura penal y calificación planteada por los abogados querellantes Paula Britto y Jonatan Kliukas y por los puntos desplegados en el mismo sentido por el fiscal del Tribunal Penal 1, Martín Alejandro Rau. Querella y Fiscalía solicitaron quince años de prisión para “Naranja” Rolón como autor del delito de “homicidio simple”, previsto por el artículo 79, inciso 5 del Código Penal Argentino.
“Máximiliano Mendoza se desangró por una estocada de cuchillo en el pecho, la primera que recibió porque la segunda fue a la altura del hígado pero ya la carga hemática era mucho menor porque la otra puñalada ya había cortado la aorta. Fue una muerte rápida”, remarcó Rau en el inicio de su alegato, en el que también destacó que Hugo Rolón corrió luego a la casa de su tía abuela y le dijo: “Tía ayudame, me mandé una macana lo maté a Maxi”.
Con estos párrafos el fiscal planteó su síntesis de lo sucedido, paso previo a desplegar las evidencias y pruebas que lo sostienen.

Agregó: “El imputado pidió que hagamos las cosas bien en el debate porque el quería sacarse las dudas. Algo extraño porque él afirmaba que el crimen no lo cometió. Sostuvo que ese día tomó whisky, cerveza, vino, fernet, licor y más cerveza y que Alejandro Machado, otro amigo, le puso pastillas a la bebida. Asegura que por esto se durmió en el lugar y que Machado lo despertó de una piña en el ojo y que se va aturdido sin ver el cuerpo de Maxi”.
En cuanto a las pruebas que contradijeron la coartada de Rolón, Rau recordó que en su declaración Machado “dijo que Rolón iba y venía esa noche como buscando algo y que en un momento vio que se le abalanzó a Maxi pero pensó que le pegó una piña y que recién cuando la víctima comenzó gritarle ‘Ale ayudame, Ale ayudame’ notó que estaba apuñalado y le pegó un par de trompadas a Rolón y este se va a la casa de la tía”.
“Rolón buscaba su teléfono, todo este entuerto se da por un celular. Para la convicción del acusado, eso valía más que la vida de Maxi”, resaltó.

Remarcó también las coincidencias en los relatos de Cecilia Fernández en el expediente en los que manifestaba que Hugo Rolón quería recuperar el celular que había perdido, con los detalles que su nieto Rubén Ezequiel Montaña dio en el recinto de debate el jueves pasado, cuando reconoció haber escuchado que se hablaba del celular. “Pero Montaña también dijo en debate y evidenció las patas cortas de mentira o la mentira disfrazada de verdad, que se intentó volcar en este debate. Dijo textual: ‘Ah si, ese es el cuchillo de la casa de mi tía’”. El elemento de cocina al que se refería fue el arma homicida, el cuchillo de 30 centímetros aproximadamente hallado al lado del cadáver de Rolón y con sus restos de sangre. “Montaña le devolvió a la verdad su ropa y dejó desnuda a la mentira”, enfatizó Rau.
En cuanto a la defensa de Rolón, representada por César Ortellado, solicitó el beneficio de la duda para la absolución del empleado municipal. Insistió que el informe de parte que presentó en debate sostenía que el encartado fue drogado con pastillas en la bebida y que perdió el conocimiento sin poder ver quién, dentro de una habitación pequeña apuñaló y mató a su amigo.