Detrás de los protagonistas y de las cámaras, el deporte siempre tiene personas e historias que van más allá de los triunfos. Se trata de testigos silenciosos que guardan en su memoria mil y una escenas de gloria ligadas a una pasión. Sobre el pasto, el parquet o el cemento.
El lugar de Alejandro Balmaceda (69), sin dudas, es sobre el asfalto. Permanente colaborador de la Federación Misionera de Automovilismo Deportivo (FeMAD), Balmaceda es comisario deportivo en el Misionero de karting y auxiliar de boxes en el Misionero de Pista. Y hasta cocinero fin de semana tras fin de semana de esos testigos anónimos de la bandera a cuadros.
“Le tengo mucho respeto a los pilotos del rally, karting y pista. Y ellos también me dicen que me gané su respeto. Sin dudas, este es mi lugar en el mundo. Voy a estar en la pista hasta que me dé el cuerpo”, sintetizó Balmaceda ante EL DEPORTIVO, con quien compartió parte de su historia.
Alejandro… ¿cómo te metiste en el mundo de los fierros?
Yo entré en la FeMAD en 1982. En aquel entonces tenía la intención de crear una Federación de Karting en Misiones. Yo quería colaborar, pero no sabía dónde recurrir. Había ido a Buenos Aires, a la CDA y al ACA, y allá, de buena manera, me echaron (se ríe). Y me mandaron a la FeMAD, que por entonces presidía don Hipólito Cortés. Él me dio los requisitos para conformar el torneo, que finalmente organizamos con cuatro clubes de fútbol de Alem, Oberá, Puerto Rico y Campo Grande. Empezamos a trabajar y largamos una carrera. Don Hipólito fue a verla y entonces me invitó a que formara parte de la FeMAD tanto para el karting como el rally y pista. Y ahí empecé.
¿Qué recordás de Cortés?
Don Hipólito era una persona muy especial, chinchuda a veces (se ríe), pero muy recta. Gracias a esa forma de ser, Misiones hoy tiene un automovilismo fuerte. Y fue como un padre para mí, me habló y enseñó mucho. Un día me tiró sobre la mesa un Reglamento Deportivo Argentino (RDA) y me dijo que lo lea, que si hacía eso, nunca iba a tener problemas. Y me estudié el RDA de tal manera que me sabía cada artículo y cada inciso. Entonces, de ahí en más, cuando había alguna situación con algún piloto, yo directamente le respondía con el inciso tal o cual. Y los pilotos no entendían nada (se ríe). Me gustaba tanto todo eso que, cuando iba a las carreras, de noche no salía y me encerraba a leer los reglamentos.
Y de ahí en más trabajaste en todas las especialidades…
Sí, sí, en pista, en rally…. Incluso lleve gente del karting a esas especialidades. Y ya por aquellos años logramos conseguir algo único para la época, una suerte de sensores que te informaban cuando los autos pasaban por cierto lugar. Y así me fui metiendo más y más en la FeMAD… Hoy ya son 40 años con el automovilismo misionero.
¿Qué significa el karting en tu vida?
El karting es la disciplina con la que me inicié, algo muy especial. Imaginate que, cuando empezamos, había ocho kartings. Después con el tiempo se fue remontando. Después ya eran 20… y así. Y la mayor satisfacción fue traer el Sudamericano a Alem, en 1988. Fue tras una dura pelea con Córdoba y Neuquén. Y una satisfacción para todo aquel equipo de trabajo. Fue un boom para la provincia que se haga acá un Sudamericano de karting.
Tanto así que los karts te llevaron a recorrer el país…
Sí, sí… Después de eso me llevaron a trabajar a Santiago del Estero, Paraná, a muchos lugares. Y hasta llevábamos pilotos de acá a correr por todos lados. En aquella época estaba “Quique” Urrutia, que tenía un colectivo al que llamaba “Fernández”. Él nos prestaba ese cole, cargábamos los chasis, agarrábamos la ruta con varios pilotos y nos íbamos a correr a todos lados. Fue una experiencia única y enriquecedora, porque muchas veces te vas a otro lado y hay personas que se creen más que uno, pero yo me plantaba con el reglamento al lado y, al final, tenía razón y me terminaban felicitando.
Fuiste testigo entonces de la carrera de varios chicos que empezaron en los karts y llegaron lejos...
Sí. Y me encanta trabajar con los chicos. Para mí, es una satisfacción enorme estar al lado de ellos. Hay veces que estoy en la pista y veo un padre que se pone a retar al hijo… Enseguida le digo qué está haciendo… No es así la cosa…
¿Qué significa el automovilismo para vos?
El automovilismo misionero es mi familia. En la pista, me siento cómodo. Por eso también mezquino mucho a la FeMAD y me duele cuando hay roces en el automovilismo. Muchos no saben lo que fueron los inicios, lo que costó armar todo esto. Yo empecé desde abajo y sé de qué se trata todo esto. Han pasado muchos presidentes, muchos comisarios, muchos pilotos. Yo siempre fui de pedir disculpas si me equivoqué en alguna decisión. Hoy le tengo mucho respeto a todos los pilotos de rally, karting y pista. Y ellos también me dicen que me gané su respeto. Siempre trato de llevarme bien con todos, tratando de solucionar las cosas. No porque tenga la credencial de comisario deportivo me creo que soy el dueño de esto. Al contrario, los dueños del automovilismo son los pilotos.
¿Pensás en despedirte de la pista?
Este es mi lugar en el mundo, así que va a ser muy difícil. Voy a estar en la pista hasta que me dé el cuerpo o hasta que me digan que ya no sirvo para lo que hago.
Entre la pista y la fábrica de hielo
Alejandro Balmaceda hizo de todo dentro de la Federación Misionera. El hombre, nacido en Oberá, no sólo fue uno de los impulsores del karting misionero, sino que también fue secretario de la Federación entre 1990 y 1994, bajo la presidencia del legendario Hipólito Argentino Cortés.
“Balma”, como se lo conoce en el mundo del automovilismo misionero, asumió en aquella posición -entre otras cosas- gracias al impulso de dos recordados pilotos de la Zona Centro, Enrique “Quique” Urrutia y “Paco” Urrutia.
Actualmente, Alejandro es comisario deportivo en el Misionero de karting y autoridad de boxes en el Misionero de Pista. Sin embargo, detrás de esa faceta que todos conocen, Balmaceda se gana la vida con su labor diaria en una fábrica de hielo, en San Vicente.
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