Las enfermeras y agentes de salud del Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) 2 de Abril están aterradas porque temen represalias en su contra por parte del futbolista violento, Rodrigo Ríos. De hecho, son las únicas testigos del grave hecho de violencia de género a las que el arquero del Club Guaraní sabe dónde encontrar.
“Escuchamos que podía salir en libertad en pocos días y la verdad es que estamos muy asustadas por nuestra integridad física… Lo que sucedió nos impactó muchísimo. Desde ese día no puedo dormir”, contó a PRIMERA EDICIÓN una de las trabajadoras quien pidió el resguardo de su identidad.
“Ese lunes al mediodía terminamos nuestra guardia y cuando salimos con una compañera escuché una pelea a gritos con muchas agresiones verbales y amenazas de muerte de un hombre en la casa ubicada frente al CAPS donde vive una mujer mayor. Nos acercamos pero en ese momento había silencio y volvimos a alejarnos cuando escuchamos un pedido de auxilio desesperante. Justo ahí sale otro grupo de compañeras del trabajo, no sabíamos qué hacer, estábamos desesperadas por lo que veíamos y sabíamos que no teníamos la fuerza para hacerle frente a ese hombre que estaba totalmente cegado de ira. Tampoco sabíamos si tenía un arma”, recordó.
“Nosotras estábamos afuera sin poder hacer nada”
“Mientras marcábamos al 911 corrí hacia el portón donde la joven estaba agarrada mientras el hombre la sujetaba de la cintura para tratar de llevarla adentro de la vivienda. Así fue que la tiró al piso y después la arrastró colgada desde el cuello y sin poder tocar el piso con los pies hasta un auto donde la mantuvo sujeta del cuello. No paraba de golpearla en la cara y las costillas, la empujaba para que fuera adentro de la casa… Ella nos gritaba desesperada que la ayudáramos pero nosotros estábamos afuera sin poder hacer nada. Le pedíamos por favor al hombre que dejara de golpearla pero no nos escuchaba, ni siquiera nos miraba… Sentíamos mucha impotencia y angustia porque éramos todas mujeres y no íbamos a poder con él que es el doble que nosotras”, recordó en medio del llanto.
La trabajadora contó que tenían miedo que el violento estuviera armado y las lastimara si ellas entraban, “nos quedamos afuera y de tanto que gritamos la gente que venía en auto empezó a parar… pero eran todas mujeres. No sé cuántas veces llamamos al 911”.
Los que salvaron a la joven
Finalmente pasaron por la calle dos hombres: Lucas Brizuela y otro joven que llegaron casi simultáneamente a los recolectores de basura.
“Lucas y el otro muchacho le pidieron a un recolector que les ayudara para tratar de rescatar a la chica, entraron por el portón y lograron que el hombre la soltara. Ella salió corriendo, la llevamos al otro lado de la calle y la rodeamos para evitar que él la viera”, contó.
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Fue en ese momento que el futbolista salió con un hierro en la mano, según contó la trabajadora de la salud “giraba alrededor del contenedor para atacar a los recolectores, después fue por uno de los hombres que había entrado a su casa para rescatar a la chica, quien se refugió dentro del CAPS. Estaba como loco y en un momento se acercó donde estábamos las mujeres y Lucas. Me puse detrás del futbolista y le pedía que se tranquilizara, que parara, hasta que finalmente volvió a su casa pero se paraba en la puerta con el hierro”.
La enfermera confirmó que el móvil policial tardó alrededor de 40 minutos. “La joven me contó que no es la primera vez que la golpea, que las agresiones eran frecuentes. Para nosotras era la primera vez que la veíamos porque no la conocíamos. Sabíamos que vivía un joven en la casita de al lado de la mujer mayor, que es su abuela, pero apenas lo vimos un par de veces entrando la moto. A la abuela la conocemos porque es nuestra paciente, ese día ella estaba en la puerta y nos pedía que nos fuéramos, que no nos metiéramos, nos decía que ya iba a pasar”.
Según confió la enfermera, en numerosas oportunidades atendieron en el CAPS víctimas de violencia y más de un hombre enojado esperaba afuera de la salita que su pareja saliera para seguir lastimándola, “más de una vez tuvimos que encerrarnos con la víctima hasta que llegara la policía, pera nunca vimos algo de esta gravedad, “estoy segura que evitamos que matara a esa chica”.
“Si no intervenían, seguro la mataba”
Una de las trabajadoras del Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) 2 de Abril presentó una denuncia y la mayoría de sus compañeras ya presentaron sus testimonios ante la policía que acudió al centro de salud el martes. “Esta tarde (por ayer) iremos a la policía para seguir el caso porque nos dijeron que ya cerraron la instrucción y algunas de nosotras todavía no pudimos declarar. Necesitamos contar lo que pasó realmente”, contó una de ellas.
Además, lo sucedido con el futbolista movilizó a los vecinos de ese barrio que quieren organizarse para poder actuar ante este tipo de hechos. “Esta es la primera vez que vimos la antesala de la muerte, porque estamos seguros que si no intervenían los hombres este futbolista mataba a su novia… parecía que tenía al diablo adentro. Creo que Dios mandó a Lucas y al otro muchacho para que la salvara de una muerte segura”, contó la trabajadora de salud.
Según confió, desde el lunes que no podemos dormir… “quiero contar todo lo que vimos, decido no callarme, porque soy mamá de hijos adolescentes y no quiero que le pase nada a nadie”.