Al transitar por la avenida Leandro N. Alem de Posadas, es imposible no aminorar la marcha del vehículo para apreciar las esculturas que sobresalen de la vivienda de Federico Bordón, justo a la altura del barrio Regimiento.
De profesión plomero desde los 17 años, comenzó a realizar esculturas de cemento en 2004, y no pudo detener la adrenalina que le produce este hobby. “Papá, Felipe, era albañil y me ayudó a hacer un león, y después me mandé solo. Creo que heredé el don de mi viejo que había hecho un ciervo, que todavía se conserva en casa de mi vecino y tiene más de 40 años”, dijo, al tratar de explicar el comienzo de esta “pasión”.
“Me surgió de la nada. Vi que me resultaba fácil. Veía las esculturas que adornan las plazas, las miraba y entendía que no era difícil hacerlas, entonces puse manos a la obra. Por ejemplo, los rostros me salen con naturalidad, los saco hasta con el hoyuelo”, describió.
Tiene en su patio una estatua del reconocido músico “Chaloy” Jara, que incluso fue hasta su domicilio e hizo de modelo. “Posó aquí antes de su muerte. El propósito era colocarlo en el Paseo La Terminal y debido a la burocracia, nunca pude ponerlo ahí. Tenía que venir un arquitecto a evaluar mi arte, y quedó así, pintado de dorado, en medio de las demás obras. Yo quería hacerle un homenaje en vida, a los dos años falleció, y quedó así”, comentó.
Entre esos personajes también tiene a varios Buda, cuya imagen copió de un porta sahumerios y se convirtieron en “los más pedidos”.
Confió que los rostros “me salen naturales, precisos, los saco de la nada, de la imaginación o copiando imágenes. En ocasiones me traen estatuas en miniatura y yo las traslado a una imagen de envergadura”.
Contó que una señora le trajo la fotografía de su hijo de 9 años que había fallecido en un accidente automovilístico. “Lo hice igual, con las zapatillas, el hoyuelo y un par de alas en la espalda. Cuando lo vio, se largó a llorar por el parecido con el real, y no lo retiró. Después de dos años vino a buscarlo la hermana del niño. Siempre pensé que lo iban a colocar en el cementerio, junto a la tumba del chico, pero grande fue mi sorpresa cuando al pasar por la vivienda de la familia, vi la escultura exhibida en la galería, pintada de blanco”, narró.
Tiene obras en su haber tanto en el municipio de Santa Ana como en el de General Urquiza. En el primero de los casos, porque el intendente vio una escultura hecha de plástico, forrada con cemento, que se encuentra dentro del Centro Cívico. “Vino a hacer trámites, la vio y me contactó. Y a partir de eso le hice varios trabajos para la comuna, entre ellas, una obra alusiva a la madre, la Biblia sujeta por el mundo, Evita junto a dos niños, el Gauchito Gil y Andrés Guacurarí”, dijo, quien ahora se encuentra concentrado en la construcción de un particular yaguareté, hecho de chatarra.
“Es una innovación. Saqué todas las cosas del fondo del terreno y ahora, para cosas más puntuales, tengo que conseguir piezas de los talleres mecánicos como embragues, y otros elementos en desuso. Esta es una obra de proporciones, que va a lucir, al mirarla desde lejos”, aseguró, entusiasmado.
“Lo voy haciendo a medida que me voy imaginando. Hice un armazón del tigre para manejar el tema del tamaño y después voy agregando cosas, llenando de bujías, martillos, canillas, cerraduras, candados, pico de loro, herramientas de carpintero y de albañil que eran de mi padre. Fui sacando del fondo del terreno todo lo que no se utiliza, así que también encerrará algunos recuerdos. Estará bien reforzado así los chicos se podrán subir arriba. Irá incrustado en hormigón y no se volcará por el mismo peso”, especificó al considerar que esta obra “será eterna” y su peso rondará los mil kilogramos.
Para Bordón esto es un “cable a tierra” en el que trabaja cuando tiene tiempo porque, además de seguir realizando tareas de plomería, la demanda es muchísima. “Me llaman constantemente. Entonces muchas veces adelanto los fines de semana, cada vez que tengo un tiempito. Cuando quiero terminar algo, me quedo hasta altas horas de la madrugada, y no me doy cuenta del paso del tiempo”, contó, y agregó que nunca pensó en exponer o hacer una muestra.
“Es que no me dedico a esto, no vivo de esto -aunque si me piden, lo cobro-, y no soy conocido, más allá de haber salido en los medios en algunas oportunidades. Nunca me interesó vivir de eso, aunque quizás algún día, cuando sea mayor y ya no pueda salir a trabajar en plomería, que es una cosa demandante y exigente”, reflexionó el esposo de Claudia y padre de Leonardo, Ivana y Abril.
Los caballos que sobresalen en su casa fueron inspirados por la cancha de polo -propiedad del Ejército Argentino- que se ubicaba frente a su terreno. Antes había allí campeonatos de manera frecuente. “La mayoría cree que el jinete entra en una pared y sale en otra, del frente, pero no, están en pleno juego. Eso se puede apreciar estando cerca y con detenimiento”, explicó.