Vivienda, salud, educación… comida. Los problemas que atraviesan a la sociedad argentina son de base, críticos y al mismo tiempo urgentes. Y la premura que requieren todavía no encuentra eco en la clase política que sigue ensimismada en sus peleas intestinas. Para muestra basta con observar al Congreso de la Nación.
Mientras sigue la escalada devaluatoria del peso, mientras el poder adquisitivo salarial pierde poder de fuego todos los días, mientras la emergencia habitacional suma capítulos y mientras resulta cada vez más difícil alcanzar las canastas que miden la pobreza y la indigencia, los diputados sesionaron ayer por segunda vez en el año; una sesión que se produjo solamente por la rosca política que hubo en los días previos y en la que, más allá del tratamiento de algunos proyectos sanitarios importantes, sólo sirvió como show mediático en el que los legisladores desnudaron sus propias disputas e internas.