Mientras el Gobierno se ufana por un crecimiento cuyos efectos siguen sin percibirse en el tejido social del país, los datos duros de la realidad siguen a toda velocidad en sentido contrario.
Con una suba de 56,4% en el último año y un retroceso de consumo de 2,7% en marzo último respecto de marzo de 2021, la leche y la carne, respectivamente, comienzan a figurar en menor volumen en las heladeras de los argentinos.
La aceleración de los precios sigue siendo el principal problema de las economías familiares y el Gobierno sigue sin encontrarle la vuelta a esta dramática situación.
Quizás el impacto político por no poder resolverlo y de advertir que dos productos como la leche y la carne figuran en menor medida en la dieta de los argentinos avispe a los técnicos del Gobierno y maduren en ellos mejores medidas que las que tomaron hasta ahora.