En la tarde de ayer un menor ingresó al Hospital de San Vicente con una herida de bala en el rostro. Recibió atención médica inmediata y a través de las placas, los médicos observaron que dentro de su cabeza estaba alojada una ojiva de proyectil de un arma, aunque afortunadamente el chico se encontraría fuera de peligro.
Debido a las confusas circunstancias, el personal policial fue requerido en el centro de salud. Tras conversar con la madre del joven, ésta relató que, según el testimonio de su hijo, él encontró el arma en la casa de su padre donde se encontraban de visita junto a su hermano de 11 años, ambos estaban jugando y creyeron que se trataba de una pistola de juguete. Fue en ese momento cuando se disparó accidentalmente.
Una vez en conocimiento de los hechos, los efectivos iniciaron tareas investigativas para esclarecer lo sucedido. Con la orden del Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente en mano, secuestraron un revólver calibre 22 con 4 vainas servidas en el tambor.
En este marco, también se le realizó el guantelete de parafina al padre del adolescente, quien lo había socorrido cuando ocurrió el accidente en su casa del barrio 25 de Mayo.
Finalmente el menor fue trasladado al Hospital Madariaga para acceder a estudios médicos de mayor complejidad. Por el momento continúa la investigación a fines de esclarecer el aparente accidente.