“Creo que hay gente que no quiere hablar. Muchos conocidos de Maxi saben cosas, pero no se animan a decir nada. Estamos angustiados porque pasó mucho tiempo y no sabemos nada de él. La policía no tiene nada, todos los días voy a preguntar y siempre me dan las mismas respuestas”, fue el resumen de la charla telefónica que Antonio Pimentel tuvo con PRIMERA EDICIÓN.
El hombre, quien fue testigo de cómo el comerciante brasileño para el cual trabajaba su hijo desaparecido, efectuó varios disparos contra la humanidad de su sobrino, Diego Pimentel (30), dijo que lo único que saben es que Maxi cruzó a Brasil a llevar mercaderías como lo hacía con frecuencia y luego no se supo más nada.
“Dos horas después de salir de su casa se le perdió el rastro. No se conectó más, hay gente que dice que lo vieron del otro lado, pero no tenemos nada. La policía de Brasil supuestamente tiene pruebas e imágenes, pero desde acá (por la policía de Irigoyen) no actúan”.
“Sé que se fue en el auto del patrón, uno de los que tenía, como siempre y ese vehículo después apareció quemado del lado de Misiones. Nos parece raro, quien lo hizo y como llegó acá de nuevo si no lo trajo Maxi”, son hipótesis y preguntas que para Pimentel aún no tienen respuestas.
El padre del chico reiteró que su hijo se dedicaba al transporte de vinos desde la frontera de Bernardo de Irigoyen a distintos puntos de Brasil. “Él hace dos años que trabajaba así. Ni si quiera manejaba plata por lo que sé, solamente era llevar la mercadería donde le decían”, agregó.
“Un día después de que mataron a mi sobrino vimos la foto del auto que solía utilizar Maxi quemado y llevé todo a la policía. Pero hasta ahora no me dijeron nada en qué quedó eso. Estamos preocupados”, añadió.
En cuanto a si en las últimas semanas advirtió movimientos extraños en el entorno de su familia o la de Maxi, dijo que no pero está seguro de que hay personas que no se animan a hablar.
“Creo que hay gente que no quiere hablar. Muchos conocidos de Maxi saben cosas, pero no se animan a decir nada. Hay otros chicos que hacían lo mismo que él y no se los vio más, tampoco al socio del hombre que está detenido y que vive a unos metros de su casa desde donde mi hijo salió con la mercadería”.
Por último, habló de la angustia de su nuera quien quedó sola con sus nietos de 2 y 5 años.
“Necesitamos que Maxi aparezca, lo necesitan sus hijos y su esposa y toda la familia. No sabemos qué pensar, desde la Justicia tampoco nos comentan nada”, señaló.

Desde el lunes 11 de abril el paradero de Maximiliano Pimentel (21) es un misterio que condujo a la muerte de su primo Diego Rafael Pimentel, acribillado a tiros por un comerciante brasileño frente a una vivienda del barrio Obrero de Bernardo de Irigoyen cuando discutía y le reclamaba por su primo.
Los últimos registros de Maxi Pimentel quedaron marcados por mensajes y rebotes de antenas de celular en territorio brasileño y por imágenes de cámaras de seguridad del automóvil que se presume conducía para el transporte de mercaderías de alto valor entre Irigoyen y localidades como Dionísio Cerqueira y Barracão.
Este vehículo se lo habría dado su presunto jefe o patrón para el contrabando de vinos de alta gama de elaboración argentina.
Es el mismo brasileño (33) quien fue detenido el Viernes Santo (15 de abril) durante la noche tras efectuar varios tiros con una pistola nueve milímetros a Diego Pimentel durante un supuesto cruce de amenazas y golpes por la ausencia del joven que en la actualidad lleva 33 días de desaparecido.
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