Que todo lo bueno y lo bello te alcance.
Que el amor que se encuentra en tu interior finalmente pueda manifestarse y transformar tu vida.
Que mientras no puedas conectar con esa fuente en tu interior encuentres consuelo en tus seres queridos, en la naturaleza, en los animales, en la vida toda porque en ella también se encuentra escondido el tesoro del amor.
Para recuperarlo tienes que ser capaz de manifestarlo en tu vida y para eso tienes que sumergirte en la caverna de tu corazón. Allí, en lo más profundo se encuentra el amor en estado de latencia.
Sólo con el anhelo despierta, sólo con la pureza lo sientes, sólo con la expansión de la mirada y trascendencia de tu yo pequeño lo encuentras. No es la voluntad lo que te lleva hacia él es el anhelo ardiente de transformación.
Capas y capas dentro de ti mismo tienes que ir a travesando en tu viaje de conocimiento, conocimiento que te lleva a la trasformación, transformación que sucede a través del dolor, dolor que te lleva a la humildad de reconocerte pequeño ante lo más grande. Entonces, sólo entonces se descubre el velo que cubre la última capa de tu corazón y puedes sentir y permanecer en el amor.
Cuando ya no tengas nada, cuando te hayas despojado de todo, cuando tu vida ya no sea para tu beneficio personal sino como una entrega de servicio hacia la vida circundante, en ese preciso momento la última capa, el último pétalo dorado de tu corazón te entregará el néctar divino para poder vivir más allá de los opuestos, más allá del dolor porque habrás comprendido que todo vino para suceder, que todo pasa y que la única manera de atravesar los aparentes infortunios de la vida es el amor.
Él es tu campo protector, él es la trasformación de tu vida. Él es lo que mantiene todo en orden. Él es la resonancia última del universo dentro de ti.
El amor es la piedra fundamental que todos buscamos, el Santo Grial de la leyenda se encuentra precisamente dentro tuyo escondido en la cámara secreta de tu corazón, tu Santo Sanctorum.
Todos lo tenemos. Busca en ti.
Luego comparte.