Crear espacio dentro de nuestro cuerpo para que nuestra energía pueda moverse es parte fundamental del trabajo somático de liberación, sanación emocional y de trauma.
Cuando nuestro cuerpo ha experimentado trauma emocional, esos golpes tienen una consecuencia somática: se cierran el pecho y el corazón, nos tensamos y acorazamos.
Una de las consecuencias del trauma es que algo que debería ser temporal (contracción y tensión) se vuelve crónico, no podemos soltar y cerrar el ciclo de tensión relajación y seguimos apretando y contrayendo, postural e internamente, lo que termina siendo una postura ante la vida también.
Una postura de bloqueo y estancamiento tanto dentro en nuestro cuerpo como fuera de nosotros, que manifiesta ese mismo bloqueo y limitación afuera.
Fluir es hacer espacio y eso es algo que se aprende. Hacemos espacio y permitimos que toda esa carga se mueva libremente a través de nosotros, en vez de perpetuar el estancamiento. Cuando esa carga se queda comprimida en algún lugar de nuestro cuerpo se va más profundo y a menudo, es material emocional con el que no podemos/sabemos lidiar que acaba confinado en el inconsciente corporal.
Cuando esa carga tiene espacio para moverse, puede metabolizarse, pierde su fuerza y se integra como parte de nuestra fuerza y energía vital. Ayudar a nuestro cuerpo a volver a sentirse seguro en la expansión, no es otra cosa que volver a sentirnos, nosotros mismos plenos en todo lo que somos.
La seguridad en ti mismo es un reflejo de tu capacidad para encontrar seguridad en tu cuerpo. Si yo no soy un lugar seguro para mí, que puede acoger todo de mí, hacer espacio para todo lo que sucede dentro de mí, cada una de mis partes y mis emociones, afuera sólo encontraré inseguridad.
Porque no es fuera. Es dentro y siempre fue así. Bendiciones para tu vida.