Rescata a los perros de la calle, los contiene, los reeduca, los entrena y los entrega en adopción, a fin que distintas familias los tengan de la mejor manera y den a los animales una nueva oportunidad de vivir, lejos del maltrato y del sufrimiento. Esa es la premisa de Matías Daniel Peralta (39), peluquero canino y creador del grupo de running “Corredores felices”, que desde hace algunos años se apropió de la causa para dar calidad de vida a los perros rescatados.
“Siempre fui animalero, desde chiquito. Recuerdo que todavía vivíamos en Puerto Iguazú y mi familia siempre tenía muchos perros. Cuando vinimos a radicarnos a Posadas, fue mi mamá, Amalia Shereiner, la que empezó a rescatar, más que nada, gatos. Tiene alrededor de veinte felinos, y siete perros”, manifestó, como buscando un justificativo a este noble propósito que lo tiene atrapado.
Cuando llegó el momento de ir a vivir solo, cuando formó pareja con Arianna, cuando tuvo a sus hijos: Laureano y Lisandro, siempre estuvo acompañado por cuatro o cinco perros. “Siempre que veía a un perro en la calle me daba lástima y trataba de ayudarlo. Así empecé a rescatarlos. Después hice un curso de peluquería canina con un amigo, y puse mi propio negocio donde trabajamos con mi esposa y mis hijos. Con Arianna, nos ocupamos de cortar el pelo, Laureano los baña y Lisandro los seca. Trabajamos en familia. Como tenemos un patio grande, armé una veintena de casitas, y empecé con el rescate”, explicó.
Añadió que empezó con las maratones “porque conozco a mucha gente que estaba corriendo. El running es un deporte que ahora está muy de moda, porque es barato, porque es un cable a tierra, entonces me metí con eso. Y como hay competencias todos los meses, hasta dos o tres en toda la provincia, se me ocurrió empezar a llevar a los perros para que los adopten. Por ahí publicaba en las redes sociales los datos de los perros que tenía para dar en adopción y la gente comentaba poco, además, daba muchas vueltas, preguntaba si es peludo, si larga pelos, si le decía que era chiquito, quería uno grande, y así. Me cansé de publicar, entonces empecé a entrenarlos para correr y los llevo a las maratones”.
Buenos resultados
Sostuvo que “todos los animales que nos acompañan están preparados para correr. De todos modos, vamos rotando en los entrenamientos. Tenemos un grupo de 80 corredores, nos conocemos todos, hay profesores de otros deportes como Máximo de Jesús Rolón, que es preparador físico y profesor de Kick boxing; Delio Domínguez, de taekwondo, y Paola Bernardy (instructora en running). Además de ser amigos, corremos juntos. También está Pablo Benítez, que tiene su tienda de venta de alimentos y accesorios, y traslados para mascotas, y en el conjunto hacemos la diferencia”.
Según Peralta, con las maratones obtuvo buenos resultados en relación a las adopciones. Entre las últimas, estuvo la maratón De buena madera Adventure Race, en la localidad de San Vicente, donde corrió con “Tigresa”, a lo largo de 42 kilómetros. “Corrió y, al finalizar, la adoptaron. Eso nos alegró muchísimo. Se quedó con una señora de la zona que vive sola. La idea es que vayamos sacando a perros de la calle y que los vayan adoptando”, confió, al tiempo que rememoró que en Santo Pipó se hizo la carrera solidaria “Del Barba Trail Race”, donde también se presentaron.
Contó que desde el inició de esta modalidad, en las maratones “se fueron diez, pero anteriormente dimos en adopción a unos 30 perros. Cuando todavía no corría, en casa los caniles igualmente se iban renovando de ‘inquilinos’. Por lo general, es sólo un cambio, porque salen dos y entran tres”. Lamentó que a muchos de ellos “los encontramos en estado de desnutrición, con heridas profundas, o agusanados, entonces nos ocupamos de curarlos. Después los vacunamos, los castramos y les buscamos una familia. Muchas veces no hace falta que corran, por ahí justo una familia se acerca por recomendación de alguien, y lo adopta”.
De acuerdo a lo relatado por el ex músico y ex bailarín, anteriormente “trataba de no hacer pública esta actividad porque hace un tiempo comencé a publicar en mis estados lo que hago, y la gente pensaba que era mi obligación traer y hacerme cargo de todos los perros que están por ahí, en la calle. En oportunidades, escuché decir a más de uno: ‘allá Matías rescata a los perros, llevale’. Y me traían cajitas con cachorros, y los dejaban frente a mi casa, y no es así. Yo rescato y ayudo a quienes puedo. Tampoco puedo tener 80 perros en una casa común, de familia. Sobre todo, porque lo hago con recursos míos, de la gente del grupo y de clientes que acuden a la peluquería y que me ayudan de manera desinteresada”.
Aseguró que “con esto vamos a seguir. Hay gente que tiene 70, 75 años, y sigue corriendo las maratones. Vamos a seguir corriendo hasta esa edad y vamos a tratar de seguir ayudando a las mascotas. Así que tenemos maratón para rato”.
El grupo de running “Corredores felices” tiene varios lugares asignados para salir a entrenar con los perros. Entre ellos, en la zona de Nemesio Parma, algún espacio de la localidad de Candelaria, y la costanera de Posadas. Como casi todos los fines de semana hay carreras, las distancias son más cortas, pero en los casos que el tiempo de encuentro sea más prolongado, “hacemos diez, veinte, o 40 kilómetros. Eso siempre y cuando no tenemos en el calendario alguna carrera inmediata”, comentó, quien junto a “Tigresa” recorrió una distancia máxima de 42 kilómetros, en la Capital de la Madera, donde “logramos el tercer puesto”.
Inquieto como es, adelantó que “estamos planificando una de cien kilómetros, en compañía de los perros que, si entrenan, tienen más aguante que nosotros. De hecho, hay uno que es muy conocido en Argentina que corre una maratón de 160 kilómetros, y es callejero”.
Al referirse a los cuidados que hay que tener a la hora de correr junto al animal, indicó que “es necesario llevar su platito, el agua y, yo al menos, paro cada cinco kilómetros, para que se hidrate, y seguimos. En la previa vemos si está preparado o no para semejante travesía, depende de la distancia a recorrer, elegimos cuál de los perros nos va a acompañar. Por lo general, depende de la raza. Hasta ahora nadie nos cuestionó la actividad con perros, por el contrario, son muy solidarios porque saben que son canes rescatados que van a correr para encontrar a una familia”.
Dijo que una vez que los deja en el nuevo hogar, sigue en contacto a través de las redes sociales. Los adoptantes “me mandan fotos y como algunos siguen corriendo con quienes los adoptaron, nos solemos cruzar en las carreras. Están hermosos, gorditos, re lindos. Y yo me pongo re contento aunque algunos ya no me reconocen”.
“Debo reconocer que me cuesta largarlos. Por ahí, al momento que los retiran es cuando me aguanto las ganas de llorar, pero sé que con ellos van a estar mejor. Porque yo, al tener a tantos en casa, en ocasiones se me complica con la comida, entonces prefiero que encuentren un hogar donde le puedan dar todo lo que necesitan para estar bien”, agregó, emocionado.
El momento previo a la nota con Ko’ape, sobre la costanera de Posadas, Peralta confío que “estamos por correr unos cinco kilómetros, particularmente en el sector de las dunas, necesarios para trabajar la respiración. Y como hay perros que, por el hecho de ser rescatados, son agresivos, debido al tema del maltrato, entonces ellos tienen que practicar esa parte de volver a ser sociables. Esa reacción derivó de los piedrazos o palazos que recibían, algunos los pateaban, a otros los chocó un auto, y entonces tienen miedo. Por lo general, logramos el objetivo, hasta ahora no tuvimos problemas con algún perro que no haga caso”.
Música, baile y deportes
Su mamá Amalia es oriunda de Puerto Iguazú, donde se conoció con su padre, el músico “Polo” Peralta, en ocasión que el artista fue a tocar a la tierra de las Cataratas. “Se casaron, y allá nacimos nosotros. Los dos siempre fueron animaleros por lo que era común que en casa hubiera cinco o seis perros, de ahí para arriba, hasta diez. Así que nos criamos entre los perros y la música, y por cuestiones de esta última, vinimos a vivir a Posadas”, recordó Matías.
Aquí, comenzó con la música junto a su papá e incursionó en el rock and roll, ya que “Polo” formó el reconocido grupo Polo’s Rock, y “todavía sigue tocando con mi hermano Martín, que toca el bajo, y tiene otra banda. Por cuestiones económicas, me abrí de la música. Me di cuenta que no se puede vivir del rock. A mi entender, el músico es pan para hoy y hambre para mañana. Empecé con algo más comercial, comencé a bailar, alternaba clases con shows, y con eso estiré un tiempo hasta que me puse grande. Hace un tiempo, arranqué con la peluquería canina, que es algo más tranquilo”, narró quien por más de diez años fue parte de los carnavales encarnacenos.
“Era más joven y si bien había exigencia física, era diversión, me gustaba bailar, y nos pagaban”, aclaró, Peralta que, además, siempre estuvo vinculado a deportes como Jiu-jitsu, taekwondo y el kick boxing. “Siempre hice de todo, por eso hay mucha gente en el ambiente de corredores que es referente de diferentes artes marciales”, acotó.