En Misiones, hace exactamente 13 años, se promueve que niños y niñas de séptimo grado de primaria asuman el “compromiso con el ambiente para la protección del patrimonio natural y cultural de la provincia de Misiones”.
Ese compromiso no es responsabilidad únicamente de esos jóvenes que hoy tienen 25 años, sino de todas y todos.
La naturaleza nos ofrece múltiples beneficios, lo que llamamos servicios ambientales, que son fundamentales para el desarrollo de la vida de las personas. Las fuentes de agua de calidad y en cantidad, la fertilidad de los suelos donde se cultivan los alimentos que consumimos, y la fuente de insumos como madera, leña y medicinas naturales, entre muchas otras, dependen estrictamente de los ambientes naturales.
La pérdida de estos sitios, como la selva en Misiones, representa un riesgo para las personas.
Perder selva es perder calidad de vida. La relación es tan directa como se lee. En los últimos tiempos, y en el último año con mayor impacto, los incendios forestales representaron una gran amenaza para la selva. El contexto de cambio climático que atravesamos incrementa las posibilidades de ocurrencia y propagación de los incendios, y amplifica y agrava las consecuencias del mal manejo del fuego, debido a la falta de regulaciones, previsión y prevención.
El fuego destruye todo a su paso: la vegetación, la fauna, los microorganismos, cultivos y a todo ser vivo que hace a la biodiversidad. Pero además, representa un enorme riesgo para la salud de las personas, no sólo por el daño material o físico que pueda ocurrir, sino por lo que mencionábamos antes, aquello que parece intangible. Los incendios destruyen la selva, dañan nuestra calidad de vida.
En Corrientes, el fuego afecto más de 1 millón de hectáreas este verano y, si bien los fuegos forman parte de la dinámica natural en estos ambientes, no es natural que ocurran en estas superficies, ni con esta intensidad. En Misiones, donde los bosques nativos solían ser una barrera a los incendios, se estima que las llamas arrasaron con más de 1.500 hectáreas de selva.
Un verdadero compromiso con el ambiente es también un verdadero compromiso con nuestra calidad de vida, con nuestra salud. El cambio climático, aquello de lo que escuchábamos hablar hace algunos años y nos parecía tan difícil de entender, hoy lo vivimos como una realidad.
En el Día Mundial del Ambiente, fecha en que se busca sensibilizar a las personas sobre el impacto que generamos en el planeta y la biodiversidad, queremos hacer un nuevo llamado a toda la sociedad. Creemos que luego de haber vivido una pandemia mundial y siendo testigos de cambios notables en el clima, está más claro que nunca el vínculo que existe entre nuestra calidad de vida, nuestra salud y el ambiente en el que vivimos.
En una encuesta de opinión pública que realizamos recientemente, el 89% de las personas que viven en Misiones aseguraron que el estado del ambiente afecta la salud de las personas.
Es momento de reflexionar, pero sobre todo de actuar. De buscar la manera de asumir ese tan mencionado compromiso con el ambiente. El equilibrio en el que se mantienen los ambientes naturales está cada vez más frágil. Somos las personas, las responsables de esa situación.
Pero a la vez, somos quienes tenemos la oportunidad y la responsabilidad de revertir esta realidad.
Los niños de séptimo grado que hoy asumen el compromiso con el ambiente deben tener el apoyo de toda la sociedad para poder cumplirlo y así, día a día, entre todos, llevar a la práctica lo que sabemos es necesario para disfrutar un planeta sano para las generaciones actuales y futuras.
Por: Manuel Jaramillo
Director general de Fundación Vida Silvestre Argentina