Todo el mes de junio, la Iglesia dedica al Sagrado Corazón de Jesús, para contemplar el amor y misericordia que Dios tiene por la humanidad. La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda que la centralidad de nuestra fe se basa en el amor que tiene el Corazón de Jesús para cada uno de nosotros.
Es un llamado para amar la vida y a nuestros seres queridos del mismo modo que lo hace Jesús. El Corazón de Jesús, nos invita a vivir confiando en el amor del Padre que nunca nos abandona. Nos enriquece con su presencia y cercanía, dándonos fuerzas en nuestras debilidades, alivio y fortaleza en nuestros cansancios como nos dice el mismo Jesús: “Vengan a mí, los que están cansados y agobiados, yo les daré el descanso”.
En la grandeza del amor de Dios, recibimos la consolación en nuestros sufrimientos y angustias. Contemplamos el Corazón de Jesús dentro del misterio de la Santísima Trinidad, que nos invita a sumarnos a esta misión de Jesús.
El mismo Jesús en el evangelio de San Mateo nos recuerda: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado…”. El corazón de Jesús nos compromete a anunciar su Reino de amor en la comunidad.
Dentro de la dimensión Trinitaria vemos que el Corazón de Jesús es a la vez completamente humano y Divino. El Corazón de Jesús siente el dolor y el sufrimiento que pasa por nuestro corazón. Él nos ama y da fuerzas en medio de nuestras adversidades y sufrimientos. El mismo nos da el ejemplo de abrazar nuestras cruces de cada día, porque se entregó a la muerte en la cruz por nuestra salvación.
El amor de Jesús está siempre dispuesto a aceptar los sufrimientos, para la salvación de la humanidad.
El amor que Dios tiene para con nosotros, es el ejemplo que nos impulsa a vivir desde el amor, como personas, familias y comunidades, en una sociedad que cada vez más, experimenta la carencia del amor sincero.
El Corazón de Jesús, nos invita a vivir centrados en el otro, siempre buscando la oportunidad de amar, servir y dar vida en todo momento, al estilo del mismo Maestro. Ante nuestras dudas e incertidumbres de la vida, es bueno que nos preguntemos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón?
Es lo que marca nuestro norte para ser fiel reflejo del amor de Jesús en nuestra familia, en nuestros trabajos y en nuestras comunidades. Ante el hambre del pueblo el corazón de Jesús se conmovió y obró el milagro de la multiplicación de los panes (Mt 14,13-21), ante las enfermedades y sufrimientos supo regalar la sanación física a tantas personas oprimidas y aun en la cruz pudo decir a los que lo crucificaron: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen… y ante la muerte inminente ofreció a su propia madre para que fuera Madre de toda la humanidad. (Jn19, 25- 27). Es el Corazón de Jesús que vibra por amor en todo momento.
Contemplar el Corazón de Jesús, nos invita a vivir desde el amor, perdonando y reconciliándonos como personas y familias. Nos mueve a reconocer nuestra humanidad, pero también la grandeza del amor que nos hace superar todos los contratiempos de la vida para vivir desde el amor, teniendo en cuenta el llamado que Dios ha hecho a cada uno de nosotros.
Que el Sagrado Corazón de Jesús, nos envuelva con su amor y protección en estos tiempos difíciles que estamos atravesando como humanidad. Y que vivamos con un corazón lleno de amor, para compartir con tantas personas que necesitan de nuestro amor y misericordia.