Cualquier pensamiento bueno o malo que tengas hacia el otro está hablándole al átomo, y éste entiende y dice: “ok, eso te entrego”. No importa que el pensamiento no fuera para ti.
Dependiendo de tus pensamientos ya puedes ir seguramente empezando a pasarla mal. Quizás ni te enteres, pero la energía empieza a moverse, así que ya la estarías pasando mal.
Esa energía generada por la ley de retribución genera una deuda, por lo tanto genera un desequilibrio.
Empiezas a mover la ley del ritmo, en la cual la energía va a buscar el punto de equilibrio.
Es el punto de máxima entropía, que es cuando se manifiestan las condiciones desastrosas en tu vida, que es el punto de máximo desorden.
En este punto de máxima entropía, empiezas a mover de vuelta la energía, a ponerla en desequilibrio, porque empiezas a resistir, empiezas a apegarte a las cosas que has perdido, empiezas a generar nuevos pensamientos y nuevas emociones.
Para salir de esta ley del karma hay que conservar nuestro punto de equilibrio en nosotros para poder entrar ya en altas dimensiones, porque en altas dimensiones se sale de la ley de retribución.
La verdadera y única salida a todas estas leyes, tanto la retribución, tanto de equilibrio, tanto el ritmo, es ser respetuoso al máximo detalle con la ley del libre albedrío del otro. No desear, no crear nada por nadie, nuestro mundo es el único que importa.
Ocupar la mente con pensamientos que no generen algún tipo de creación por el otro. Por lo tanto, en ese momento es cuando tú debes usar herramientas para auto corregir y para auto controlar tu mente y no parar, porque cada minuto nosotros estamos pensando.
Debemos saber que siempre el punto de máxima entropía, que es el punto de máximo desorden, es cuando la energía encuentra el punto de equilibrio. Quiere decir esta energía en equilibrio, no hagas nada, no te resistas, aceptación incondicional.
No olvidar que eres un Dios vivo y que no hay nada que no puedas lograr.