El sonido como lenguaje de luz explicaba cómo Dios nos creó con el sonido de Su voz, corroborado por la sigmática que nos muestra cómo el sonido produce patrones de formas.
Nos dice cómo olvidamos la sacralidad y el poder de las palabras y de los pensamientos que son un sonido bajo, que aunque no sean audibles a nuestros oídos, no significa que no sigan haciendo su trabajo pero inconscientemente y quedan en ese 97% que no accedemos, de ahí la necesidad de que las palabras que emitimos conscientemente sean para construir.
Cita también lo dicho por Jesús: Yo Soy la verdad y la vida, siendo Yo Soy el nombre de Dios, la mentira, sea que nos mintamos a nosotros mismos, por patrones heredados, etc., o a otros, estamos negando nuestra esencia divina con lo que quitamos vida a los que dirigimos la mentira, pero primeramente a nosotros mismos.
Continuando con los que Alejandra Ducca llamó sonidos áuricos, dijimos que las vocales son sonidos internos y las consonantes son los del viento (sonidos externos) según posición de la lengua y los labios.
Al cantar las vocales como si fueran las notas en escala ascendente y descendente y como cada una corresponde a un plexo, vamos afinando la vibración a nivel frecuencia resonancia armónica. Por eso debemos prestar atención si al cantarlas existe una vocal que nos cuesta significa que hay una desarmonía por atender que hasta puede ser física y dependerá del chacra que corresponda a la vocal; si fuera la “u”, por ejemplo, habría emociones que observar, además, al cantar las vocales hacemos un masaje interno.
Es ésta otra tecnología de luz muy sencilla que podemos practicar para neutralizar las energías caóticas externas y mantener nuestro campo electromagnético como un biocampo luminoso y se ha comprobado que con un aura perfecta no se puede enfermar.
El oído puede audir 400.000 diferentes tonos y en la medida de que abrimos nuestros oídos físicos externos nos vamos habilitando a abrir los oídos internos a la escucha de nuestro Dios interior, guías y los que nos acompañan, como también a abrirlos a otros Reinos.