Por: Charly Esperanza
La joven deportista Delfina Pignatiello decidió a sus 22 años “dar un paso al costado” para abandonar, al menos temporalmente, las competencias de alto rendimiento en natación. En su carrera obtuvo medallas en mundiales juveniles, Panamericanos y Juegos Olímpicos de la Juventud.
Sin embargo, agobiada por el contexto, la brutal exigencia externa y la malicia de las redes sociales con el auge de los denominados “haters”, fue inclinando su interés hacia un perfil más artístico con el florecimiento de una pasión por la fotografía luego de no alcanzar los resultados esperados el año pasado en los Juegos Olímpicos de Tokio representando a Argentina.
Ante esto, recientemente comunicó la libre decisión personal a través de sus redes sociales, donde además expresó para sus seguidores que “siempre los alenté a perseguir sus sueños. Hoy agrego: anímense también a patear tableros y arrancar un nuevo juego”.
Las eternas horas de entrenamiento y el sacrificio personal que la privó de diferentes momentos familiares y con amistades no fueron suficientes para protegerla del ataque cotidiano y mediático que vivió a su regreso del país asiático.
En una charla brindada en TEDxRiodelaPlata, en diciembre del año pasado, Pignatiello decidió exponer con valentía sus vivencias, oportunidad en la que recordó que “después de 9.000 horas de entrenamiento, más de 3.000 zambullidas, cientos de carreras, varias medallas de oro, toco la pared en Tokio 2020 y me doy cuenta de que no hice el tiempo que quería ni terminé en la posición que soñaba y en lo único que pensé en ese momento era en qué me iban a decir en las redes sociales”.
¿Cómo podía ser que lo que más me importara iba a ser la mirada de un montón de personas que no conocía?”.
“Ahí registré hasta dónde llegaba mi exposición y la comodidad con la que la gente y los medios opinaban de mí, de lo que hacía o dejaba de hacer, de mis sueños y objetivos tomándolos como suyos y yo esclava de ellos”, indicó y agregó: “Mientras mis amigas preparaban el viaje de egresados, yo me levantaba a las cinco de la mañana para ir a entrenar antes del colegio. Cuando falleció mi abuela, horas antes de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018, no la pude despedir, el duelo suspendido por representar a mi país. Y cuando finalmente llegué a mi sueño, a un Juego Olímpico, terminé inmersa en una guerra en las redes sociales donde me atacaban sin impunidad detrás de un perfil en Internet, donde me llegaron a decir fracasada de mierda y lo peor es que me lo creí”.
Situaciones parecidas atravesó el futbolista Lionel Messi a lo largo de su carrera. Gran parte del periodismo deportivo e hinchas, o la peor combinación posible de los últimos años por la saturación de canales deportivos: el periodista que se autoproclama un inmaculado representante de la voz del hincha; atacaron (y atacan cada vez menos) impunemente al representante nacional.
Esa impuesta efervescencia es aún más visible alrededor del fútbol por ser el fenómeno popular deportivo más grande del mundo.
Así, Messi fue catalogado duramente como responsable de diversos resultados adversos en una secuencia de finales perdidas por Argentina en competencias internacionales, como si fuera cosa de todos los días y algo tan simple calzarse la camiseta con los colores del país y conducir a un equipo hasta las instancias decisivas de un enfrentamiento colectivo.
En 2016 a pocas horas de una nueva caída en la final de la Copa América, un Messi abatido y harto de soportar la carga enfrentó los micrófonos para anunciar su retiro de la selección.
“Pensándolo mucho en el vestuario, creo que ya está para mí la selección, ya se terminó. La peleé mucho, lo intenté muchas veces, ser campeón con Argentina. Son cuatro finales y no pude ganarlas. Hice todo lo posible. Me duele más que a ninguno pero es evidente que no es para mí. Deseaba más que ninguno un título con la selección y lamentablemente no se me dio”, declaró en ese momento el capitán de la albiceleste.
En ese entonces, ni el mejor futbolista del mundo (de las últimas décadas) logra zafar de la picadora de carne resultadista. Pero, afortunadamente para quienes disfrutan apreciar el fútbol como un intenso y apasionante jugar a la pelota, tiempo después modificó su decisión y retornó a las canchas con la camiseta del conjunto nacional.
Desde los inicios
Salvando obvias diferencias con los ejemplos utilizados, principalmente por el nivel de exposición, miles de atletas enfrentan día a día las presiones internas y externas como consecuencia lógica del sentir competitivo, durante incontables horas dedicadas al entrenamiento y las competencias.
Por ello, en el caso de niños y jóvenes, se convierte en una base fundamental para el cuidado mental la base que se logra formar entre el deportista, entrenador y padres.
Lourdes Giménez es profesora nacional de Educación Física, técnica y juez de Gimnasia Artística. Hace seis años creó en Posadas la Academia Evolución en la que fue formando a gimnastas de diversas edades, que a lo largo del recorrido alcanzaron posiciones de podio y medallas en competencias provinciales y nacionales.
Hace dos años, la entrenadora decidió trasladar su proyecto a Apóstoles donde además se encuentra trabajando como coordinadora del Centro de Entrenamiento Deportivo (CED).
En diálogo con ENFOQUE, Lourdes Giménez profundizó sobre la importancia del cuidado mental en los entrenamientos y la competencia de alto rendimiento.
¿Qué tan necesario se hace manejar las herramientas que ayuden a cuidar lo mental en las gimnastas para evitar elevadas frustraciones ante situaciones de resultados adversos?
En la preparación, una de las cosas que hacemos a nivel de competencia desde temprana edad es hacerles participar en encuentros amistosos, donde vayan teniendo el espíritu de lo que es una competencia pero siempre enseñándoles que es para el crecimiento de ellos mismos y que lo vean como para hacer amistades, conocerse, o ver a otras gimnastas en el caso de nuestro deporte. Hablamos para que entiendan que subir al podio no es lo más importante, que tienen que ir y demostrar lo que van practicando todos los días en los entrenamientos, y que disfruten de esa parte. Buscamos que no se pongan nerviosas en las competencias si no les sale algo. También empezamos a incluir a una profesional, una psicóloga deportiva, que realiza talleres para los chicos y los padres. La triangulación más importante es entre el entrenador, padres y gimnastas. El padre y la madre tienen que estar en conocimiento y hacer ese trabajo mental al igual que el deportista porque la clave es que desde su lugar apoyen a sus hijos, para que entiendan que si no se llega al objetivo siempre hay otras oportunidades, hay que seguir entrenando más. Es necesario cuidar y cambiar las palabras desde el consejo, entonces así se logra un cambio mental en el deportista sobre todo cuando es niño para que entiendan que la competencia tiene que ser sana, que lo tomen desde la parte del disfrute y no por la necesidad de ganar sí o sí. En lo que es un nivel más competitivo de federativos a nivel nacional lo que buscamos es trabajar en los entrenamientos del día a día poniendo algunas situaciones puntuales que ayudan a sacarles de la zona de confort. A eso se suman los trabajos de visualización mental en el entrenamiento, sobre cómo ven su serie, la respiración y relajación, no para meditar sino para que visualicen la competencia y vean qué quieren lograr, cuáles son sus objetivos. Los chicos también tienen situaciones externas al gimnasio, hay que considerar que les puede pasar algo en la escuela, o tuvieron algún problema con alguien, algo que les pone triste, o incluso la alimentación incide porque si un deportista no está bien alimentado a consecuencia la parte mental tampoco estará al 100%. Más allá de nuestro papel de entrenador que podemos remarcar la parte de visualización, es necesario trabajar en conjunto con la psicóloga deportiva, una profesional que hace los trabajos de situaciones sobre los objetivos de a grupo e individualmente también. La frustración no se debe tomar como algo malo, al contrario, es un aprendizaje. No se pierde, siempre se gana. Hay que trabajar desde lo positivo para que al momento de la competencia se unan todas las partes y puedan mostrar lo que vienen haciendo en el entrenamiento.
En todo esto ¿Cuál es la importancia que tiene el rol de los padres ante un posible exceso de presiones?
Con los padres se trabaja de la misma manera que con el deportista, e incluso a veces hasta más, porque puede pasar que quizás el padre quiso ser un deportista en su vida, no pudo, tiene una frustración interna y le transmite eso inconscientemente a sus hijos.Entonces le ponen presiones de que tienen que ser los mejores o ganar. Por eso decimos que la palabra, la forma de comunicarse, es lo que también ayudará al chico a afrontar otras partes de una posible frustración.No es lo mismo estar diciéndole que tiene que ser el mejor, que tiene que ganar, porque ese “vos tenés” dicho al chico, cuando no logra un determinado resultado, va a sentir que no pudo ser el mejor, se siente el peor deportista, y ahí empieza el camino de lo negativo, de que no puede, no lo va a lograr, y hasta se traslada a lo cotidiano cuando creen que no van a poder con alguna determinada cosa en su vida. Por eso el padre y la madre también tienen que trabajar con el profesional sobre las presiones.
¿En algún momento de esa preparación se analiza también que compiten contra otras personas que persiguen los mismos objetivos o sueños similares?
Exacto, a veces son competencias nacionales entre 50 o 100 gimnastas. En Misiones, en general, no hay un volumen tan grande de competidoras como en Buenos Aires donde directamente hay clubes que tienen atletas. Entonces la competencia interna de la provincia es entre 15 o 20 gimnastas, dependiendo del nivel y de la categoría, a veces incluso son solamente tres compitiendo. Y después van a un nacional donde encuentran que son 120 competidoras. Entonces hay que trabajar la parte del entrenamiento físico, pero en el rompecabezas se debe unir la pieza de lo físico con una buena alimentación y un buen estado mental. Si uno de los tres factores falla o no se puede unir ese rompecabezas, es muy difícil que en la competencia alta se logre un buen resultado.