Que cada amanecer te encuentre renovado y lleno de esperanza.
Que cada anochecer puedas revisar tus actos y entregar lo no deseado para transformarlo.
Que cada amanecer surja una oportunidad de mejorar tus actos.
Que cada amanecer con sus rayos luminosos y su aire fresco te permita renovar tu actitud.
Que el aire fresco te traiga la sensación de pureza que sólo existe en la naturaleza.
Que cada anochecer te entregues a tu alma, ella es la única que sabe de pureza y sólo nos cubre con su manto cuando desde la humildad nos damos cuenta que nos hemos apartado de la unidad y al caer en los opuestos nuestra mente se contamina y divide.
Los colores del amanecer y el atardecer nos recuerdan la inmensidad, elevan la conciencia, inspiran dándonos la esperanza de un mundo mejor lleno de valores y altos ideales… son los colores de la paz y armonía absoluta, siempre cambiantes, bellos e inspiradores, nunca desarmónicos.
¿Has notado que son los cuadros perfectos, las combinaciones justas, la grandeza trasmitida a través del cielo? Él nos recuerda que en cada amanecer y en cada atardecer podemos renovar las esperanzas.
¡No decaigas! Nos dicen los colores, siempre todo cambia.
¡No decaigas! No te empañes. Pinta dentro de tu mente los colores renovados del amanecer a través de claros pensamientos y actitudes de amor, esto al igual que en ti se derramará en tu entorno y aunque no todos miren el cielo se sentirán elevados, inspirados y motivados por tus actos teñidos del amor, transparencia y pureza que el cielo nos entrega cada día.
Mira el cielo, trasmite su mensaje a tu entorno y vuelve a mirar el cielo al otro día. Él es siempre cambiante e inspirador.
Todo cambia, la vida es constante cambio y movimiento, el cielo lo transmite y la naturaleza lo atestigua.
Nosotros podemos realizarlo.