Tahei Sudo y Ginzo Suyama eran amigos. Ambos, inmigrantes japoneses se conocieron en Oberá, después que vinieran desde Buenos Aires, donde les hablaron sobre Misiones, que tenía una tierra muy productiva. Compraron terrenos en Los Helechos, pero, finalmente, se dieron cuenta que había mucha piedra. Por comentarios, se enteraron que una familia de apellido Kamada tenía información que Rudecindo Roca vendía parcelas en una zona llamada primero Tabay y, luego, Colonia Primavera.
Cada familia decidió comprar 500 hectáreas. Fueron adquiridas a Rudecindo Roca, exgobernador del Territorio Nacional, allá por 1948.
Tahei Sudo y su esposa Rii Yagui tenían nueve hijos, cuatro varones: Francisco, José, Roberto y Mario, y cinco mujeres: Susana, Isabel, Marta, Alicia y Ester. Vivían en Los Helechos y desde allí se movilizaban en tractor hasta Colonia Primavera, en una época en la que el recorrido se realizaba a través de las picadas, no había caminos. Con apenas 17 años, Mario Sudo se animó a transitar esos senderos. Lo hacía en un tractor Fahr, que aún se encuentra estacionado en la propiedad original de los Sudo. Lo curioso era que en el guardabarros tenía un espacio como para sentarse. Ahí iban Isabel (14) y Alicia (13). A esa edad ya ordeñaban las vacas, eran tareferas, manejaban el tractor y acompañaban a su hermano en esta travesía. Entre los tres partían desde Oberá, pasaban por Campo Viera, llegaban hasta la Picada del Kilómetro 39 e ingresaban a Colonia Primavera, bajando un cerro. La distancia superaba los 60 kilómetros, lo que les permitía llegar en el día.
De esta manera, empezaron a desmontar y a plantar yerba mate. Al comienzo se quedaban en un campamento a base de carpas, después cuentan que en Jardín América había una fábrica de terciados, que quedaba detrás del taller de Jacob y que los socios Marcenaro y Joning eran los dueños. Allí, compraron láminas para hacer las paredes y el techo se confeccionaba con hojas de pindó.
Así transcurrió un año. En 1948 compraron la tierra y en 1949, ya se abocaron a las tareas. En 1950, Mario tenía que hacer el servicio militar obligatorio, por lo que pararon un tiempo las actividades porque no tenía quien manejara el tractor. Luego de obtener permiso para plantar cinco hectáreas de yerba mate, necesitaban gente para trabajar, entonces la familia Sudo pidió al gobierno de Japón que mandara más inmigrantes. Hacia octubre de 1955, apareció la familia de Higa Shikata, pero como esa gente trabajaba en la administración pública, desconocía el trabajo de los obrajes y, menos aún, lo que implicaba plantar yerba mate. Se volvió a pedir más gente y, medio año más tarde, llegaron Morimitsu y Yatsuzuka, que sí trabajaban en la agricultura. Estos “paisanos” trabajaron varios años con los Sudo y, según Miguel Anzawa -nieto de Tahei Sudo e hijo de Alicia Sudo, que decidió contar esta hazaña de sus antepasados-, como premio, el abuelo le regaló una chacra a Morimitsu y le vendió otra, que ahora son los lotes 6 y 7, que totalizan las 50 hectáreas y que ahora pertenecen a la familia Morimitsu.
La Escuela N° 65 “Teodoro Sánchez de Bustamante” -ahora Nº 465- de Colonia Primavera, fue fundada en 1960. Albergaba a los hijos de inmigrantes japoneses en su gran mayoría. Su primera directora fue Margarita Sato y se desempeñaban como docentes Julia Sato, Serafina Kairiyama, que vive en Posadas, y “Beba” Yelinek.
La hija de Tahei
Cuando Alicia Sudo tenía 17 años, tuvo que viajar a Buenos Aires porque una familia muy amiga de su padre, los Hattori, necesitaba que la joven hiciera de niñera de sus hijos. La mujer, que ahora tiene 85 años y aún reside en Colonia Primavera, contó que tomó el colectivo Singer desde Oberá hasta Posadas, y que de ahí voló en hidroavión hasta Puerto Nuevo, en Buenos Aires, para trabajar en un domicilio situado en la avenida Montes de Oca, de Avellaneda. Después de un tiempo se mudaron a Lomas de Zamora.
En 1956 Alicia volvió a Oberá y, posteriormente, a Colonia Primavera junto a Tahei, su padre. Pero no quedaban en la casa que estaba en la propiedad que habían comprado, sino en la vivienda del amigo Ginzo Suyama, que tenía un rancho. Después de un tiempo, Tahei cayó enfermo, por lo que regresó a Oberá, desde donde lo mandaron a Cosquín (Córdoba), donde funcionaba un hospital para inmigrantes japoneses con patologías pulmonares, principalmente tuberculosis. En la provincia mediterránea falleció el 28 de mayo de 1957. Su esposa Rii Yagui y su hijo Roberto fueron al entierro y regresaron a Colonia Primavera. Según cuenta la propia familia, cinco años después del deceso, los internos de ese nosocomio desenterraron el cuerpo y lo quemaron en un tambor. Entonces Roberto viajó a buscar los restos, que fueron inhumados en el cementerio de Colonia Primavera.
Su esposa, Rii Yagui continuó viviendo en la colonia junto a Mario, Alicia, Marta y Ester. Los otros hijos (Susana, Isabel, Roberto, Francisco y José) habían formado sus familias y se radicaron en distintos puntos del país.
Muchos años después de la muerte de Tahei Sudo se abrió la sucesión a fin de distribuir los bienes entre los descendientes. A Susana le correspondió el lote 8, donde estaban enterrados los restos del propio Tahei, de varios peones de la zona y de otros japoneses. Fue entonces que la propietaria de la tierra decidió hablar con el entonces intendente de Jardín América, Juan Kalitko, a fin de donar un sector del terreno para el futuro cementerio de Colonia Primavera, donde se hacían entierros desde el año 1957. Su hermano Mario, que tenía un aserradero que funcionaba con una caldera a leña, cortó postes y cercó lo que sería el antiguo camposanto. Los restos de Tahei Sudo, su esposa Rii Yagui -que falleció el 21 de agosto de 1993, a los 94 años- y de su hijo Mario Sudo descansan en ese lugar.
El flechazo
La familia Kairiyama, que estaba radicada en Oberá, llamaba a parientes de Japón, en una acción que se denominaba inmigración consanguínea. Y en ese intento llegaron Shozo y Noboru Anzawa, con 20 años cumplidos. Según datos registrados en el año 1951, trabajaban en el secadero de té de la familia Kairiyama. Siempre solían ir a jugar al básquetbol al Club Japonés de Oberá. En esa entidad se juntaban todos los jóvenes y en ese espacio se produjo el flechazo. Entre partido y partido, Alicia Sudo se conoció con el recién llegado Noboru Anzawa, y se pusieron de novios, previo compromiso de presentar a la familia. Decidieron casarse el 21 de enero de 1960 por civil y dos días después, por iglesia. Era la misma iglesia católica Cristo Redentor, situada frente a la plaza Colón de Jardín América, pero de madera. La fiesta se hizo en los galpones del secadero de té de la familia Anzawa, en Colonia Primavera.
Entre los inmigrantes había varias mujeres que tenían conocimiento sobre cómo traer niños al mundo. La señora de Iwata era enfermera en Japón. La señora de Ampo y la señora de Morimitsu, llamada Akiko, también asistían.
El 19 de mayo de 1961 nació el primer hijo varón del matrimonio, Ángel Nelson Anzawa. El parto se produjo en la casa con la ayuda de su vecina Akiko, esposa de Toshitaka Morimitsu, que hacía de partera y que venía diariamente a bañar al bebé. El 10 de marzo de 1963 llegó al mundo el segundo hijo, Miguel Enrique, también asistido por Akiko. Pero en ese entonces ya trabajaba en Jardín América el doctor Tadayoshi Kamada -el hospital local lleva su nombre- e iba a la colonia a ver a los recién nacidos.
Entre los inmigrantes japoneses había varias mujeres que tenían conocimiento sobre cómo traer niños al mundo. La señora de Iwata era enfermera en Japón. La señora de Ampo y la señora de Morimitsu, llamada Akiko, también asistían los partos en las casas. Esta última aún reside en Jardín América, tiene 94 años, y está al cuidado de su hijo Koichi Morimitsu. Si bien tiene la visión y la audición reducida, se ocupa de producir verduras en su huerta orgánica.
Tanto Sudo como Suyama compraron 500 hectáreas de tierra, iniciando así la colonización japonesa en Colonia Primavera, aproximadamente en el año 1947.
Durante los comienzos, la pareja Sudo-Anzawa se dedicó a la yerba mate (primero dos hectáreas), plantaron té (cinco hectáreas), tung (cinco hectáreas), y cultivaban tabaco criollo misionero. Compraron el primer camión que era un Dodge Desoto de color celeste, adquirieron más chacras y construyeron su casa de material en 1979. Previo a eso, era una edificación de madera, con piso de barro cocido, cielorraso de lámina y el techo de tablitas hechas de forma artesanal por el mismo Noboru Anzawa, que tenía conocimientos de carpintería. El hombre había realizado el secundario completo en Sapporo, provincia de Hokkaido, Japón, y vino a la Argentina en un barco holandés, en 1951.
Tanto Ángel como Miguel hicieron sus estudios primarios en la Escuela N° 65 “Teodoro Sánchez de Bustamante” -actualmente 465- de Colonia Primavera, y la secundaria, en el Instituto Línea Cuchilla, de Ruiz de Montoya, donde vivían bajo el régimen de internado. Ambos se recibieron de agrónomos.
La segunda casa
Especial protagonismo tiene en esta historia la Escuela N° 65 “Teodoro Sánchez de Bustamante” -actualmente Nº 465- de Colonia Primavera, que fue fundada en 1960, y albergó a los hijos de inmigrantes japoneses en su mayoría. Su primera directora fue Margarita Sato, y se desempeñaban como docentes Julia Sato, Serafina Kairiyama, que vive en Posadas, y “Beba Yelinek”.
La cooperadora del establecimiento estaba integrada por inmigrantes japoneses que no hablaban el castellano. Aun así, se trasladaron hasta el Consejo General de Educación, en Posadas, para solicitar una campana, un escudo y una bandera de ceremonias para la institución. Hasta el organismo educativo llegaron: Ampo, Iwata, Ito y Yasuichi Ansawa. Este último para pedir la campana y hacerse entender, golpeaba un plato con un palo y hacía el sonido.
Las hijas del mayor de los Ansawa, Emiko, Misako, Chieko, y sus vecinos, Reiko y Haruno Koide y Koichi Moromitsu, iban a la escuela de Colonia Sol de Mayo. Como quedaba muy lejos, salían temprano, a oscuras, y llevaban farolas a querosene o encendían trozos de cubiertas de goma para alumbrar el camino y para espantar a los animales salvajes. Comentó Alicia Sudo que, de regreso, ella y su hermana se reían de los chicos porque volvían con las farolas, ya con el sol de la tarde.
La cancha de béisbol
Yuji Watanabe donó un terreno para construir una cancha para la práctica del deporte nacional del Japón, el béisbol. Fue un lugar muy concurrido por todos los inmigrantes ya que allí se hacían torneos contra equipos de Oberá y de Garuhapé. Algunos apellidos y nombres de los jugadores: el lanzador o pitcher, Yasuyuki Ansawa, los bateadores: Shigenobu Sato, Shizuo Sato, Ito Mitsutoshi, Ito Yukiatsu, Itu Daisuke, Morimitsu Toshitaka, Morimitsu Koichi, Naboro Ansawa, Yatsuyuka Yukio, entre otros. Esto ocurría en 1960.
Koichi Morimutsu recordó que las prácticas de beisbol se realizaban todas las tardes en la chacra de su papá, Toshikata Morimistsu, que era el técnico del equipo.
El resto de la familia
Un inmigrante de apellido Sakurai que trabajaba en Colonia Sol de Mayo para la familia Kamada, que era propietaria de un importante aserradero, se casó con Marta Sudo y tuvieron trece hijos.
Masao Yokotagawa, inmigrante llamado desde Japón pedido por la familia Watanabe, se casó con Ester Sudo, en 1962, y tuvieron cuatro hijos que están diseminados por Japón, Suecia y Buenos Aires. Ester Sudo (84) vive en un geriátrico en Banfield, Buenos Aires.
Al llegar a Misiones, Masao trabajó durante tres años para saldar el pasaje y la estadía, pero después de cinco años no veía resultados. Pidió que le regalaran una chacra o lote, pero lejos de lograr el cometido, causó el enojo de Watanabe, que lo terminó despidiendo. Fue entonces que compró un lote de Kairiyama, y la familia Ampo le ayudó a construir la casa para que vivira con Ester. Esta familia Ampo tenía un almacén grande – sucursal de Santo Pipó Sociedad Anónima- en la colonia, en el que todos se aprovistaban. Contaron que, tras separarse de Ester, Masao ingresó a trabajar a la planta celulósica de Puerto Mineral, con la intención de reunir dinero y regresar a Japón, pero se produjo el extravío de su pasaporte. Toda la familia Ansawa profesaba la religión budista, una filosofía llamada Perfecta Libertad que tenía su reverendo. Por aquel entonces, conocieron a un nuevo reverendo en la Embajada de Japón y obtuvieron un nuevo pasaporte. Yasuyuki Anzawa, hermano de Noboru, le adquirió el terreno y le entregó la mitad del dinero a Ester Sudo, que ya se había ido a vivir a Buenos Aires junto a su hermana Isabel. El resto del efectivo le cedió a Masao para que compre el pasaje, a fin de regresar a Japón.
Mario Sudo visitaba todos los días, durante 25 años, a Julia Nélida Quaglia. Todas las tardes iba a una esquina donde había un negocio para visitar a la novia. El día en el que decidió casarse se presentó ante el Registro Civil, y la jefa de la dependencia le preguntó: Don Mario, ¿de quién va a ser testigo hoy? -porque siempre era testigo de quienes lo requerían-. Pero ese día le tocó ser protagonista. Le contestó con cortesía: “Hoy me toca a mí casarme”, lo que generó risas entre los presentes. De esa unión nacieron dos hijos. Mario Sudo falleció después de estar varios años enfermo, el 27 de diciembre de 2006. Su esposa e hijos continúan con el legado de Mario Sudo y de su abuelo visionario, Tahei Sudo. Dicen que Mario “rompió” con la tradición al contraer matrimonio con una joven que no pertenecía a la colectividad.
Alicia Sudo vive en Colonia Primavera. Su esposo, Noboro Anzawa, falleció en julio de 2016. Su hijo Ángel, se recibió de ingeniero aeronáutico en la Universidad Nacional de la Plata (UNLP), en 1985. Se casó con Irma Hase y fueron padres de Andrés Emiliano que, casado con Luz, es papá de Kyoshi y Yuky, y viven en Córdoba.
Miguel, otro de los hijos, trabaja en la administración de la empresa que dejó su padre. Está casado con la docente Emilia Nishino, y tienen dos hijos: Gian Facundo Noboru (25), que es estudiante de ciencias económicas de la UNaM, y Tamara Harumi (19), estudiante de arquitectura de la UNLP.
Lo curioso del caso, que llevó a hilvanar esta historia de estos amigos, primeros inmigrantes japoneses que se establecieron en la zona de Colonia Primavera, en Jardín América, es que Emilia Nishino es nieta de Ginzo Suyama. Su madre, Tomie Suyama, es hija de Ginzo, amigo de Tahei Sudo.