“No quise hacer eso, estaba borracho” fue el argumento que el acusado expuso ante el Tribunal de Oberá para justificar el ataque a machetazos contra su concubina. El debate se desarrolló en una sola audiencia en la que Rubén Moraes (26) terminó condenado.
La jornada se abrió ayer jueves con la lectura del expediente de elevación a juicio y acto seguido el presidente del tribunal, Francisco Aguirre, le preguntó al imputado si quería declarar y este aceptó. Entre la tarde y la noche del 26 de abril de 2019, el hombre llegó a la casa de su cuñada, donde estaba su concubina, ubicada en la localidad de Colonia Paraíso, cerca de El Soberbio.
Estuvo trabajando y según manifestó, mientras macheteaba tomó caña, para luego seguir haciéndolo en un bar de la zona. “Tomé mucho. Estaba borracho, es cierto. Discutimos, me insultó demasiado porque estaba borracho. Me quiso sacar el machete. Y sí, le pegué dos puntazos pero no fue mi intención hacerle daño”.
Aguirre le preguntó directamente si tuvo intención de matarla a lo que él respondió “jamás, ni tampoco tuve intenciones de agredirla“. Luego manifestó que su concubina lo visitó dos veces en la comisaría y aseguró que ella se lamentó porque no pensó que él iba a estar preso tanto tiempo. También dijo que todos los hermanos y la familia de ella se complotaron para declarar en contra de él.
Luego fue el turno de la víctima, de 32 años. “A eso de las 20, él llegó borracho y me dijo que saliera. Ahí empezamos a pelear. Me dio dos planchazos (machete) y yo puse la mano. Me asusté por la sangre y corrí de él”.
Dijo que él casi no tomaba. “No era agresivo y me cuidaba muy bien”, lo defendió. “Esa noche me quedé escondida en el monte”. La fiscal le preguntó por qué en la etapa de instrucción ella había declarado que le tenía miedo y que no quería volver a convivir más porque le temía. La mujer lo negó ayer ante el Tribunal.
Una hermana de la víctima declaró en términos que no se ajustaban a lo que expresó en sede judicial y por ello el tribunal ordenó que se le leyera su declaración. En ella había manifestado que Moraes había entrado a la casa y mientras le pegaba con el machete la amenazó a ella y a su madre que no se metiera porque las iba a matar a ellas también. Cuando su hermana saltó por la ventana para esconderse en el monte, Moraes amenazó que si en diez minutos no volvía los iba a trozar a todos. Desde el tribunal le preguntaron si esto había sido así, la mujer respondió de forma afirmativa.
La madre de la víctima declaró a favor de su yerno, al decir que era un hombre bueno y trabajador.
El cuñado fue otro de los testigos. “Entró en mi casa, la agarró del pelo y le empezó a pegar. Los chiquitos se asustaron y gritaban. Le dijo que se callaran todos o la mataba”.
Al momento de los alegatos la fiscal pidió 15 años de prisión porque Moraes tuvo intención de matar a su concubina. “Puede reincidir en el acto y sería peligroso para terceras personas”. En cambio, el abogado defensor Adolfo Maier consideró que debía ser absuelto o en todo caso condenado por el delito de “lesiones leves”.
El acusado tuvo la última palabra. Dijo estar arrepentido, pidió una oportunidad, habló de sus hijos y de cuidar de su familia de una forma diferente.
Clausurado el debate el presidente del Tribunal y los vocales José Pablo Rivero y Orlando Moreira pasaron a deliberar y resolvieron: condenar a Rubén Moraes a la pena de 15 años de prisión por el delito de “homicidio agravado por haber sido cometido contra la persona con la que mantenía relación de pareja, mediando violencia de género, en grado de tentativa”.