De hecho, a lo largo de los años y de las múltiples crisis nos animamos a afirmar entre nosotros que “peor no se puede estar” y que entonces “sólo queda levantarse”.
Pero Argentina es un país acostumbrado a correr los límites, a llevar las cosas más allá de los extremos… y uno de ellos se corrió fuertemente ayer.
Con la salida de Martín Guzmán se refuerzan las incertidumbres acerca del estado de las cosas, de la economía, de la política y de lo esperable.
Lo que pueda suceder mañana es completamente impredecible. De hecho, lo que puede llegar a ocurrir es que se vuelvan a correr los límites, total, “peor no se puede estar”.
Guzmán se suma al lote de ministros de Economía que no concluyen su gestión a la par del mandatario o mandataria que los llevó al Palacio de Hacienda. La lista es larga, incluso más que los que terminaron en tiempo y forma.
Llama la atención la forma en la que nos fuimos acostumbrando a que sea así, la forma en la que naturalizamos las crisis.
Pero bueno, a partir de ahora sólo queda tomar impulso y levantarse, “peor no se puede estar” … ¿o sí?