Dime con quién andas y te diré quién eres. Hoy quiero reflexionar acerca de la conocida frase del escritor Jim Rohn “Eres la media de las cinco personas con las que pasas más tiempo”.
Efectivamente, como seres humanos, somos influenciables y el mayor impacto en nosotros lo tienen las cinco personas con quienes más compartimos.
¿Cómo funciona esta influencia?
Las personas somos como esponjas. Aunque hay un componente muy fuerte de personalidad propia y aspectos intrínsecos, lo cierto es que las influencias de nuestro entorno nos condicionan.
Si bien, podemos estar rodeados de muchas personas, nuestro círculo de confianza se limita apenas a unas cinco: nuestra pareja, nuestros mejores amigos o alguno de los miembros de nuestra familia.
Son realmente estas las personas que ejercen una influencia directa en nuestro comportamiento y en las decisiones que tomamos a diario.
En este juego de la vida, aprendemos socializando, imitando. La cultura, la educación, la familia y los amigos, transfieren modelos de pensamiento que crean paradigmas y luego, utilizamos esos conceptos para tomar decisiones.
Es en este sentido que los pensamientos, estilos de vida, reacciones, visiones, acciones y emociones de quienes nos rodean impactan en nosotros.
Las emociones se contagian, por ejemplo, si hay personas alegres, que irradian buena energía, es muy probable que terminemos contagiados y con tendencia a ser personas alegres.
En el caso contrario, cuando nos rodeamos de personas que tienden más bien a la negatividad, irremediablemente terminaremos afectando con su pesimismo nuestra forma de vida.
Lo mismo sucede cuando frecuentamos personas luchadoras, que tienden a hacer planes, a estar en movimiento.
Su energía nos inunda y nos comportamos de la misma manera. Son personas que nos suman, que nos hacen crecer.
Ahora bien, cuidado, porque algunas emociones son más contagiosas que otras, me refiero a las emociones que el cerebro asimila con la supervivencia: el desprecio, la ira o el miedo. Somos más vulnerables a estas emociones más intensas y a veces más perjudiciales -teniendo en cuenta la predisposición que generan-.
Por eso es importante este registro, ¿Qué te contagian las personas que te rodean?
¿Qué contagias vos?
Seguramente a esta altura debes estar pensando en quienes son estas cinco personas, te propongo que hagas una lista de las emociones que suelen expresarte cada una de ellas.
¿Cómo impactan en vos?
¿Hay alguna que quisieras modificar?
¿Hay alguna que no está y quisieras integrar?
Elegí una emoción que te gustaría intensificar o disminuir esta semana. Familiarízate con esa emoción, dale lugar, describila, fíjate en qué momentos o situaciones la sentís, con qué personas.
Con quien pasamos nuestro tiempo puede resultar decisivo y determinante para nuestra calidad de vida y para alcanzar el ser en quien queremos transformarnos.