La creciente demanda que se presenta para alquilar un inmueble, ante la poca oferta disponible en la provincia es un obstáculo constante con el que deben lidiar quienes no tienen más opción que vivir alquilando.
Parejas, solteros, estudiantes y familias dependen de encontrar un espacio apto para establecerse. Sin embargo, a esta odisea se le suma la problemática de “no poder alquilar si tienen niños o mascotas”. Esta condición para nada es una novedad, y según argumentan los propietarios se trata de una decisión en pos de proteger las instalaciones del alojamiento y garantizar un ambiente “tranquilo” entre los vecinos.
Pero, ¿Se pueden imponer estas restricciones? ¿Hasta qué punto? ¿Es lo mismo con los animales domésticos que con hijos pequeños? Son varios los testimonios que relatan haber atravesado este tipo de situaciones más de una vez. PRIMERA EDICIÓN recurrió al asesoramiento brindado por Adrián Torres, el presidente de la Asociación Misionera de Inquilinos, quien aclaró algunos puntos que los locatarios deben tener en cuenta frente a esta problemática.
En principio, muchas veces establecen “cláusulas que de alguna manera son inconstitucionales, porque violan derechos de otras leyes que son superiores a la ley de contrato de alquiler”, apuntó Torres.
Y agregó: “No se puede prohibir que un niño viva en una casa. Uno puede llegar a firmar tranquilamente el contrato con esta restricción y después no cumplirlo, nadie le va a quitar al niño el derecho de vivir donde tenga que vivir, independientemente de lo que diga el acuerdo”. Y aclaró, “no es que alentamos a no cumplir el contrato, lo que quiero decir es que carece de cualquier ética moral“.
Señaló que es una condición un tanto ridícula, y ejemplificó que “si una mujer queda embarazada mientras reside en el inmueble, o reciben a un niño en adopción que estaban esperando, con esa idea deberían abandonar el lugar, y la verdad es que no es así”.
Cuando mencionó que hay normativas superiores a la ley de Alquiler, el presidente de la Asociación de Inquilinos se refirió a “leyes y tratados internacionales que protegen los derechos de los niños” y lógicamente “tienen derecho de residir en una casa”. Por lo tanto, argumentó que las cláusulas que contemplan esta prohibición, “carecen de fundamento o sustento legal, porque a la hora de judicializar algún caso cualquier propietario perdería”.
¿Y las mascotas?

Las mascotas forman parte de la vida de muchos núcleos familiares. A la hora de alquilar un inmueble, las personas también buscan espacio para su perro o gato, que en su mayoría, son los animales de compañía preferidos.
Sin embargo, se encuentran usualmente con el aviso de “no aceptamos mascotas”. Varios propietarios argumentan que las mismas pueden causar ruidos o disturbios, y también dañar las instalaciones.
En este sentido, Adrián Torres reconoció que en el caso de las mascotas es distinto. “Si bien existen leyes de protección animal, no estamos en las mismas condiciones de fundamentar como con la existencia de un niño”, sostuvo.
Entonces, “en el caso de animales el propietario sí tiene derecho a admitirlos o no, al momento de tratar con un futuro inquilino”. Es decir, “si desde un principio avisan que no aceptan mascotas, la persona deberá buscar otra propiedad”.
Respecto a la posibilidad de regular a través de una normativa la admisión de mascotas, el referente de Inquilinos opinó, más bien, en líneas generales: “En realidad, hay que regular todo el mercado inmobiliario de una vez por todas”. Y fue más específico: “Se habla mucho del precio, pero no se habla de otras cuestiones que también son importantes: como las condiciones de habitabilidad, sobre qué pasa cuando hay incumplimiento de la normativa, a quién puede recurrir el inquilino”.
Contó que últimamente reciben muchos reclamos sobre “renovaciones de contrato, condiciones de ingreso, las expensas, y el caso omiso a regularizar las situaciones que son de incumbencia del propietario”, entre otras inquietudes.
Para finalizar, Adrián Torres opinó que “debería haber un organismo que tenga la facultad de sancionar el incumplimiento de la normativa, tanto de los propietarios que viven de renta como de los inquilinos, para ser justos”.
Porque desde la Asociación de Inquilinos, al tratarse de una organización civil, solamente “pueden asesorar a las personas y facilitarles información”, pero no les pueden garantizar un respaldo legal legítimo en caso de ser necesario.
“Más de una vez”
Quienes tengan hijos pequeños o mascotas y eventualmente buscaron alquilar un inmueble, quizás hayan tenido que afrontar en distintas oportunidades el obstáculo de la prohibición. Dos mamás y una joven que alquila sola relataron a este Diario sus testimonios. Vivieron situaciones desesperantes e incómodas que se sucedieron varias veces y bajo argumentos similares.
“A la hora de alquilar, en mi caso siempre fue el mayor inconveniente el tema de las mascotas, nunca me pasó de ir a un alquiler que no haya problema con ese tema”, aseguró Camila Melo, quien es inquilina y tiene un gato de mascota.
No obstante, admitió que hace unos años, en el primer inmueble al que accedió, “le dejaron tener dos gatitas”, aunque “no les gustó mucho la idea”. En este sentido, aclaró que con los dueños directos pudo “hablar, acordar y convencerlos de alguna manera”, de hecho, actualmente vive con un gato como animal de compañía en la casa que alquila. Camila dijo que sus animales nunca causaron daño en los inmuebles, pero que “entiende que algunos sí pueden hacerlo”, aunque ante ese inconveniente “podría dejarse en claro un acuerdo previo con el propietario”, es decir, que el inquilino asuma la responsabilidad de reparar lo que se deteriore.
La joven opinó que sería una buena opción que esta situación esté regulada: “Me parece que las mascotas ya forman parte de nuestra vida cotidiana, no son animales salvajes, los animales domésticos viven con nosotros. Me parece que debería ser un derecho tanto para el animal para que esté resguardado, como para la persona que tiene animales en la familia”, sostuvo.
Niños, tampoco
Ludmila Cimbalistey es madre de un bebé y Florencia Brizuela, de una niña pequeña. Ambas coincidieron en que buscar alquiler que acepte a sus hijos fue prácticamente una odisea.
“Al comienzo de este año, que nos tuvimos que mudar, empezamos a buscar departamento para dos adultos y un bebé. La mayoría de las ofertas eran para una persona sola, o pareja. No aceptaban niños ni mascotas. Otro obstáculo era la cantidad de requisitos que pedía la inmobiliaria o el dueño particular para poder ingresar”, expuso Ludmila.
Y agregó: “Nos llamó la atención la cantidad de veces que debimos rechazar opciones porque nos negaban la entrada con el bebé. Tuvimos unas nueve experiencias parecidas“. En esta instancia, mencionó que los dueños generalmente no les daban “motivos claros”, o les decían que aceptaban niños mayores de 12 años. “Otra propietaria me dejó en claro que no aceptaba niños porque según ella, los niños rompen las cosas, ensucian y rayan las paredes. Encontrarnos con respuestas así era lo más común”, lamentó Cimbalistey.
Ante este recurrente inconveniente, la joven opinó que “le parece forzada y ridícula esa postura”, porque mediante un contrato claro se podría “especificar cómo debe ser devuelto el departamento o la casa” y las condiciones que se deben cumplir. “Esta postura adultocéntrica excluye a las niñeces y sus necesidades, las hace responsables de normas que los adultos deberían pactar y cumplir como adultos”, criticó.
Por su parte, Florencia Brizuela trajo al presente una experiencia similar a la de Ludmila. Vivió en Iguazú y ahora reside en Posadas, sin embargo, en ambos lugares se encontró con la restricción de alquilar con niños o mascotas. “Tengo una niña, recorrí varias inmobiliarias y particulares, y generalmente me hacían ese planteo”, mencionó.
“Pasé ocho veces por esa situación, cinco fueron en Posadas y tres en Iguazú”. Florencia dijo que en Posadas, estaba embarazada cuando comenzó a buscar alquiler, y recordó que algunos propietarios le decían “estás embarazada, entonces no”.
La joven comentó que el argumento de los dueños generalmente apuntaba a que “los niños pueden molestar a los vecinos, gritar y ocasionar daños dentro del inmueble”. En esos casos, dijo que les planteaba “hacerse cargo de los daños que pudiera llegar a ocasionar su hija”, pero que igualmente se negaban.
Por último, Florencia Brizuela insistió en que “esta situación debe cambiar”, porque es “indignante” y desalentador como inquilino. “Hoy por hoy somos muchas las personas que vivimos en alquileres y nos falta muchísimo para poder tener un inmueble propio, teniendo en cuenta también la situación económica actual que estamos atravesando”, argumentó.
Ante este panorama, “es muy triste buscar un inmueble que será tu hogar, y que te digan que no te alquilan porque tenés un niño”. Cuando muchas veces, lo que las familias buscan es mayor espacio y comodidad justamente para el bienestar de sus hijos.
“Si tenés niños vas a estar atento, cuidando que no molesten a los vecinos o causen daños, siempre se respetan las normas que están en el contrato. Ojalá que esto cambie”, reiteró.