Con una agenda abultada, la comunidad educativa celebró recientemente los 90 años de la Escuela de Jornada Extendida N° 214 “Eugenio Lagier”. Las actividades se iniciaron tras el Día del Medio Ambiente -5 de junio-, ámbito en que la institución redobla la apuesta, y se extendieron hasta el 9 de julio, con los festejos del Día de la Independencia y el cumpleaños del establecimiento. Todo se inició con la entrega de 90 árboles nativos a 90 familias de la localidad, y los días posteriores transcurrieron con charlas y talleres variados; una bicicleteada; visita de referentes de la Fundación “Emocionar”, de Posadas; jornada deportiva, y charlas con el párroco Marcos Szyszkowski.
La vicedirectora, Cristina Álvarez, manifestó que “venimos trabajando muchísimo y la fiesta fue hermosa, como hace mucho no se veía en la zona. Hace más de veinte años que pertenezco a esta institución, y estoy orgullosa de eso”. Se trata de una escuela “con un amplio impacto en la comunidad gracias al enfoque que damos a los temas que tienen que ver con el cuidado del medio ambiente. Acá hay mucho trabajo a pulmón. Todo lo que logramos, lo tenemos gracias a la elaboración y a venta de empanadas, pastelitos, rifas, bonos colaboración. Gracias a Dios la comunidad es atenta y nos presta su apoyo”, añadió Álvarez, que además es maestra de primer grado en el turno mañana. A partir de 2012, la 214 es de Jornada Extendida. Posee 436 alumnos, más de 40 docentes y personal de servicio.
Para que llegara al aniversario con las mejores galas, en condiciones, la comunidad educativa “la estuvo pintando desde que se inició la pandemia y quedó muy linda por dentro y por fuera. Fueron casi dos años de trabajo, gracias al dinero que vamos recaudando con las actividades que vamos haciendo como la venta de empanadas, pastelitos, elaboraciones prelistas y eventos varios”.
La vicedirectora confió que todos los meses “hago un cronograma de trabajo. Cada curso manifiesta su inquietud y su necesidad, y así vamos comprando televisores para los grados, fotocopiadora, un cañón proyector. Afortunadamente los docentes siempre tienen buenas propuestas a las que vamos dando prioridad”. Por lo general, quienes los visitan “quedan sorprendidos por la variedad de actividades que realizamos porque tenemos una huerta, un comedor gigante, buena comida, nuestros niños tienen todo”.
Los comienzos
Una población escolar de más de 50 niños, ubicados en la zona llamada “Puerto” reclamaba una escuela desde hacía ya varios años. La más cercana y la única de la colonia, la N° 140, distaba a seis kilómetros. Para llenar esta larga y sentida necesidad del vecindario, la Inspección Seccional de Escuelas, por iniciativa de su Inspector, Arturo Roberts, propuso la creación de la Escuela N° 214, designando como Maestra a Cargo a María Scheer.
La directora comenzó las tareas previas el 7 de julio de 1932, consiguiendo de la “Sucesión Leiva” un local ubicado en el Lote 3, única en el radio escolar, y unos pocos muebles y útiles reunidos de las escuelas vecinas. El 9 de julio se inauguró la escuela y en su comunicación a la superioridad esto decía la directora: “El día 9 del corriente mes, a las 9.30, se llevó a efecto el acto de inauguración de la Escuela N° 214 a mi cargo, con una inscripción de 42 alumnos que en la fecha aumentó a 54”.
La inauguración se realizó con el mayor éxito y con la presencia de todas las autoridades locales, colegas y numerosos padres de niños. Prestaron colaboración el Comisario de Policía, Roque Galeano, y el colono Luis Fertille. El 5 de septiembre de 1932, el Consejo Nacional de Educación aprobó la medida adoptada por la seccional.
Desde su creación y hasta el 28 de octubre de 1942, la escuela funcionó en un local cedido gratuitamente por la “Sucesión Leiva” y luego por Luis Leiva. La edificación era de madera, con techo de paja, incómodo y antihigiénico, y en los últimos años se encontraba fuera del centro del radio escolar. Por iniciativa del entonces directivo, Juan Ghiglione, se consiguió su traslado al segundo edificio. Tampoco reunía las condiciones indispensables que requería un local escolar, aunque era muy superior al primero y con mejor ubicación. Pertenecía a Claudio Lagier y era alquilado en la suma de $ 30 (pesos treinta, rebajado por DPE a $ 24 pesos veinticuatro).
En los primeros años de la década del 40 se tramitó la fusión de esta escuela con la N° 140, obedeciendo ello a que la localidad necesitaba una Escuela Superior Completa y con todas las comodidades que exigía la moderna pedagogía. Todos los directores que pasaron por este establecimiento se interesaron en conseguir una reserva de tierra para la misma, pero recién después de 13 años de gestiones se resolvió satisfactoriamente y definitivamente, pero solo faltaba la escritura correspondiente (testimonio del director del año 1945).
En los primeros años de la década del 60 la escuela se trasladó al otro lado de la calle, luego que Claudio Lagier autorizara su funcionamiento en un terreno de su propiedad (frente al otro edificio). Años más tarde, su hijo Guido Lagier, hizo la donación al Consejo General de Educación del sitio y del edificio con la condición que lleve el nombre de su abuelo Eugenio Lagier. En el Acta de Donación, Lagier hizo constar lo siguiente: “En nombre de mis mayores escrituro el terreno” y “es donación con cargo”.
Con la habilitación de nuevos barrios de viviendas se incrementó notablemente la matrícula escolar, por lo que el edificio se vio desbordado de alumnos, esto sumado al deterioro del mismo y por encontrarse alejado del casco urbano, motivo que la directora del establecimiento, Ángela Proch, recurra a distintas empresas de la zona en busca de colaboración para concretar un anhelado sueño, un edificio nuevo y cómodo que albergue a todos los alumnos.
Juan Girsberger haciéndose eco de esta sentida necesidad, se comprometió su apoyo a este emprendimiento, instando a la directora a dar inicio a los trámites pertinentes y necesarios ante el Consejo General de Educación y las autoridades correspondientes, a fin de dar inicio a la obra, ya que el mismo donaría el terreno y los fondos destinados a la obra en su totalidad.
Después de muchos inconvenientes burocráticos fue aceptada la donación y comenzaron las obras apoyadas por el entusiasmo de una comunidad esperanzada y la felicidad de docentes, alumnos y padres. Durante el lapso de tiempo que duró la construcción, las clases se dictaban en distintos lugares: local escolar, ex Soco y salón parroquial. También en ese tiempo -allá por 1990, se crearon dos secciones de jardín de infantes que funcionaron en un edificio prestado.
El edificio actual fue construido en dos etapas. En cada una se iba perfilando la arquitectura moderna y la estudiada distribución de la escuela quedó conformada de la siguiente manera en la primera etapa: un salón para Nivel Inicial con baño privado. Una amplia cocina con despensa de almacenamiento. La Biblioteca. Cuatro amplias e iluminadas aulas. Sanitarios para niñas y niños. Un espacioso salón de actos. Un patio al aire libre donde se erigió el mástil para la bandera.
El 2 de marzo de 1992 fue inaugurada la primera etapa, siendo directora Ángela Proch. El acto contó con la presencia de la Ministra de Educación de la Provincia, Marisa Micolis.
En la segunda etapa se construyeron cinco aulas más. Una sala de maestros. Una dirección. Una biblioteca más amplia. Un espacio para gabinete psicopedagógico. Una sala de proyecciones y un espacio para consultorio, y sanitarios para los docentes. Esta etapa fue construida con aportes del gobierno provincial e inaugurada el 7 de mayo de 1995, siendo la directora Celina Cuba y vicedirectora, Celeste Korsiniewski.
A comienzos del año 1996, en el marco de la Ley Federal de Educación, y con el propósito de establecer vínculos con toda la comunidad, se implementó el Nivel Inicial y la Educación General Básica (EGB) hasta el noveno año. La directora Zunilda Gallas, luego Celina Cuba y vicedirectora Mabel Cáceres. Esta modalidad funcionó hasta el año 2005. La matrícula escolar en esa época llegó a casi 600 alumnos.
En 2006, con la implementación de la Ley Nacional de Educación y Financiamiento Educativo 26.206 volvió la escuela primaria hasta séptimo grado. Ese mismo año la escuela fue beneficiada con el Programa Integral para la Igualdad Educativa (PIIE), por medio del cual la escuela accedió a las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TICS), obteniendo internet, sala de informática y otros medios audiovisuales, y material bibliográfico. Luego se crearon los Núcleos Educativos de Nivel Inicial (NENI), razón por la cual las secciones de Nivel Inicial dejaron de pertenecer a esta institución en 2011.
Jornada extendida
A partir del 4 de septiembre del 2012 se implementó la modalidad Jornada Extendida desde cuarto hasta séptimo grado. Tuvo por objetivo ampliar el tiempo escolar a ocho horas. Para poner en marcha esta modalidad, la escuela fue refaccionada y ampliada. Fue dotada de cocina y comedor totalmente equipados, pozo perforado, además de mobiliario, equipamiento de laboratorio, carrito digital, medios audiovisuales y material didáctico para las distintas áreas.
Eugenio Lagier fue fundador de Santo Pipó, donde dio lugar a la colonia suiza e hizo contactos para que hasta allí llegaran varios inversores de ese país europeo. Vino en 1906 desde Córdoba, después de haber estado en la Patagonia, hasta adonde había llegado desde Suiza. En Candelaria construyó su casa, que aún se conserva, y era la única con agua caliente. En esta localidad hizo las primeras pruebas para plantar yerba mate a partir de las semillas, lo que significaba un problema para que crezcan”. Extraído del libro “Posadas, su historia”, de Roberto Lagier y Julio Sauer.
El 3 de marzo de 2015 se inauguraron las obras de ampliación y refacción del edificio adecuados a la nueva modalidad. Fue con la presencia del gobernador Maurice Closs, autoridades del Ministerio y del Consejo de Educación, la directora, Celina Cuba y el vicedirector, Juan Carlos Melgarejo.
Sin lugar a dudas, la Jornada Extendida presenta un desafío. Es que los espacios de trabajo que genera, alienten a que no se repliquen modos de la jornada común, trabajando con otros modos de organización del tiempo didáctico como el taller y el laboratorio.
Actualmente la escuela cuenta con 17 secciones de grado, ocho en jornada simple y nueve en jornada extendida. En 2017, después que Cuba y Melgarejo se acogieran a los beneficios de la jubilación, asumieron sus cargos como titulares, Ester Fleitas como directora y Cristina Álvarez como vicedirectora.
Llegaban al puerto
El 5 de septiembre de 1932 el Consejo Nacional de Educación aprobó la medida adoptada por la seccional. No fue fácil la tarea de los primeros directivos y docentes en un contexto económico de condiciones precarias. En esos momentos los docentes eran nacionales por lo que la mayoría era proveniente de otras provincias, las vías de comunicación y el transporte eran escasos. Los docentes llegaban en barco al puerto de Santo Pipó, y dentro de la localidad de movilizaban de la misma manera que los alumnos, a caballo o a pie.
La institución continúa trabajando hasta tercer grado en jornada común y de cuarto a séptimo, en jornada extendida. La matrícula escolar es de 436 alumnos. La directora es Ester Fleitas y la vicedirectora, Cristina Álvarez. Existen 21 cargos de maestro de grado y 18 maestros especiales.
Según el testimonio de Alejandra Barrios, quien fue alumna de la escuela y empleada de la primera directora, Agustina Scheer, era oriunda de Santa Inés, municipio de Garupá. Era una mujer muy trabajadora y de carácter fuerte, que desarrolló una eficiente labor educativa.
También en los libros que obran en el archivo escolar constan numerosos testimonios de esta época, como, por ejemplo, que la población escolar era de muy bajos recursos económicos. Es así que en 1934 la cooperadora tenía como finalidad y objetivos, proporcionar ropas y alimentos a los niños que concurrían a la escuela. Tampoco eran ajenos los problemas de salud, como la epidemia de paperas que motivó la suspensión de clases. También hubo viruela y algunos casos de tuberculosis.
La primera alumna que egresó desde el sexto grado fue Emilia Talavera, el 20 de diciembre de 1948. Desde el año 1947 hasta el año 1952, José Romalino Castellán se desempeñó como director de la Escuela Nº 214 “Eugenio Lagier”.
Es digno de destacar la vocación, la entereza, la entrega, de esos primeros docentes en ese contexto socioeconómico. Todos los sábados Scheer daba clases a los alumnos sobre economía doméstica, puericultura y corte y confección, mientras que una docente atendía la biblioteca los domingos, porque en esa época las familias no tenían libros en sus hogares.
Numerosas fueron las gestiones realizadas por la directora para conseguir la donación de un terreno para construir un nuevo edificio escolar, pero no pudo lograrlo. Sus aspiraciones se vieron truncadas a raíz de que las autoridades locales le retiraron el apoyo, debido a denuncias que la funcionaria realizó.
En un primer momento denunció que en ocasión de regresar a la escuela después del receso escolar de verano encontró a una familia europea viviendo en la dirección del establecimiento, habiendo forzado el candado de la puerta. A esto se sumó otra denuncia que realizó debido a que en la localidad funcionaba una escuela privada a la que asistían los niños más pudientes pero que no contaba con autorización del Consejo Nacional de Educación. Los responsables de dicha institución solicitaron a la directora que incluya a esos alumnos en la matrícula de la escuela 214.
Scheer se negó a hacerlo y denunció ante la superioridad esa situación, manifestando que ella era una tenaz defensora de la escuela pública y manifestó su disconformidad con el inspector escolar que no actuaba. Lo acusó de tener bastante dormidos los sentimientos patrios ya que hubo una escuela de la zona que aceptó la propuesta de la escuela privada y él no tomó medidas.