A veces el cambio de piel duele, cuesta, pero es irremediable.
Todo lo que no cambia muere.
Todo lo que no se adapta perece.
La vida es constante cambio y movimiento.
La única ley constante es la del propio cambio.
Dinámica, activa, fresca, impredecible a veces, pero constante. Siempre en busca de perfección.
¿Acaso no cambia la naturaleza cada 3 meses, cada 6 meses? Cada estación nos lleva a la siguiente y nos muestra que la vida es cambio constante. Igual pero diferente.
Los animales se adaptan, las plantas también. ¿Por qué nosotros queremos perpetuar los momentos?
¿Acaso no nos damos cuenta que quedan congelados en nuestra memoria tanto lo bueno como lo malo generando un patrón y una huella de repetición?
Abrirse a lo nuevo genera vértigo e incertidumbre.
Sigue, ¡sigue adelante! Todo lo que no cambia muere, se estanca, se enrarece y deja de existir.
Yin y yang.
Entender la vida a través de los opuestos nos lleva a comprender los ciclos, ondulaciones y fases de la naturaleza. Los opuestos nos llevan en su ritmo a la polarización inevitable y así se genera la corriente de vida.
Todo cambia, vos y yo ¡también!
Resistirse es morir. Adaptarse es evolucionar. El cambio genera acción y cada comienzo una nueva posibilidad. No te detengas.
Simplemente ajusta.