La inflación de julio marcó récords en todos los sentidos y deja una huella dolorosa en la sociedad y en sus dirigentes. Pero un día después de su información, es necesario advertir que fue la inflación de julio. Y es que las urgencias de la crisis nos ponen a todos frente a agosto, que también viene recalentado. Y lo que más preocupa es que nada se está haciendo, o al menos nada se advierte de entre los anuncios de Sergio Massa, que vaya a frenar esa escalada.
El precio de los alimentos, acaso el rubro que atraviesa y afecta a todas las regiones del país, registró una suba de entre 1,1% y 2,1% en la primera semana de agosto y, según los sondeos de consultoras privadas, siguió ese camino durante esta semana.
Una de las principales críticas sobre el plan anunciado por el ministro de Economía la semana pasada es que no contempla medidas concretas para atacar la inflación mensual que en julio fue la más elevada desde abril de 2002, a la salida de la convertibilidad, mes en el que los precios se dispararon un 18,4%.
No todo es mercado y FMI, habrá que preparar también algún “centro” para la sociedad.