Sergio Paul, un joven productor misionero, adquirió una topadora y a pedido arrasa con plantaciones enteras de té de hace 50 años. Quienes quieren abandonar sus cultivos y dedicarse a otro rubro o producción, son sus principales clientes.
El té es un producto de exportación que tiene a Estados Unidos como principal cliente y a la Argentina como su proveedor número 1, superando incluso a China en ventas de té. Por la falta de rentabilidad, producto de la fuerte suba de costos (fertilizante, gasoil, fletes) y el atraso cambiario del dólar oficial, sumado a un precio que hace años no mejora, los productores están eliminando teales para plantar otra cosa o incluso lotear sus chacras.
Paul pasó de ser un prestador de servicios de cosecha de este tradicional cultivo a dedicarse a sacar teales y preparar los suelos misioneros para otras plantaciones, entre las que se destaca la yerba mate que está en ascenso. Aunque también puede dejar los terrenos limpios para otras actividades, incluso hacer loteos en chacras cercanas a los centros urbanos.
En una época, su familia de Campo Grande, llegó a producir 6 millones de kilos de té por año. Sin embargo, hace un tiempo que con suerte alcanzaba el millón de kilos.
Así comenzó
Sergio Paul, a sus 28 años, arriesgó su camión y todo el capital productivo de yerba y té que tenía para realizar una inversión de alrededor de $13 millones para cambiar de rubro. Hace más de un año comenzó a ofrecer el servicio de “disqueada y rastra” en distintas chacras. Desde entonces, lleva sacadas más de 60 hectáreas de té y otras tantas de otros cultivos en Campo Grande, Campo Viera, San Pedro, Jardín América, Alberdi y San Pedro, entre otras localidades.
Los teales eliminados, que promedian los 40 y 50 años de antigüedad, serán reemplazados en su mayoría por el cultivo de yerba mate. “Hoy por hoy todos plantan yerba. La yerba es como una curita para tapar la herida, en cinco años vamos a tener el doble. Pero no es la yerba mate lo único que se planta en las tierras donde antes se producía té. También en la zona centro se están reemplazando por plantaciones de palta hass, mandioca, maíz e incluso potreros”, contó Paul a LA NACION.
En Aristóbulo hay un gran teal que será reemplazado por un loteo. Las ciudades crecen y el desarrollo inmobiliario de las chacras cercanas a los sectores urbanos también es un negocio que promete más rentabilidad, con mucho menos trabajo.
También, otra oportunidad para el té
También hay grandes empresas tealeras que contratan el servicio para sacar los teales de antaño y volver a plantar té clonal de cero, en la cantidad y forma que prefieran. “La realidad es que hoy al tealero que tiene menos de cinco hectáreas, no le cierra la actividad”, afirmó el joven. Para producir 13.000 kilos precisa 8 bolsas de abono, que cuesta cada una $10.000.
En este sentido, explicó: “No hay peor historia que la del té. El qué más laburó como generador del té, es el que hoy peor está”. Señaló que “hace cinco años, con 1000 kilos de té, se compraban entre cuatro y cinco bolsas de abono mientras que actualmente, ni siquiera se llega a una bolsa y media”.
Los obstáculos
Atraso cambiario
El drama del té tiene uno de sus principales capítulos en el atraso cambiario. En la política oficial de congelar el valor del dólar oficial al que se liquidan las exportaciones de té y se establece el precio a los productores en el marco de la Comisión Provincial del Té (Coproté). Se trata de un espacio donde buscan llegar a un acuerdo los principales exportadores y compradores de té, el Gobierno provincial y los productores pequeños.
“Hoy, para producir y ser rentable, una hectárea de té debería estar a valor dólar blue, no al oficial, ya que ningún insumo se vende a valor dólar oficial, sino al blue. Todo sube en la Argentina, menos el dólar oficial que permanece casi clavado”, aseguró el productor.
Según un relevamiento de exportadores tealeros al que accedió LA NACION, entre enero del 2021 y junio del 2022 el gasoil subió 205%, la energía eléctrica 336%, el flete Misiones-Buenos Aires un 117% y los fertilizantes un 251%. Casi todo con un tipo de cambio oficial que apenas subió.
Sequía y escasez de gasoil
“El año pasado, teníamos un combustible a $85, hoy a $185, aumentó más del doble y no hay poder adquisitivo que aguante. Directamente no podés reponer los insumos de un año a otro”, indicó Sergio Paul.
Explicó que su servicio consiste básicamente en pasar la rastra sobre los cultivos, para voltear y arrancar los cultivos de la tierra: “La pica y la repica. Lo bueno es que queda toda la materia orgánica, porque la rastra muele la tierra”.
Por último, describió que está lanzando el servicio de subsolado, ya que muchos clientes le piden dejar el suelo en condiciones y listos para las nuevas plantaciones. El costo promedio del servicio ronda las 60 unidades de combustible por hora.
Se puede realizar un cálculo de entre 20 y 25 horas por hectárea, porque deben hacerse entre 8 y 10 pasadas en cada trabajo. Paul trabaja en conjunto con un socio. Entre los dos, se turnan con las pasadas “para que no sea tan cansador”, ya que es una tarea que se realiza bajo el sol y durante jornadas de al menos 10 horas en invierno y 12 en verano.
Fuente: LA NACIÓN