La pregunta de los operadores del mercado financiero y de Wall Street es por qué el Banco Central por primera vez en lo que va de este gobierno anuncia una fuerte suba de la tasa de interés de casi 1.000 puntos básicos antes que el INDEC diera a conocer la tasa de inflación de julio que llegó al 7,4% mensual, la más alta desde abril del 2002.
Según investigó iProfesional, el adelanto del BCRA se debió a una maniobra montada desde el equipo económico para tratar de tapar el preocupante dato de inflación que se conoció unos minutos después.
Hay que señalar dos puntos preocupantes. El primero es que la suba de la tasa de política monetaria anunciada el jueves es el aumento más alto de una sola vez desde el 12 de agosto de 2019 luego del triunfo en las PASO del Frente de Todos sobre Cambiemos cuando el BCRA a cargo de Guido Sandleris decidió subir en 1.100 puntos básicos la tasa para llevarla del 63 al 74% nominal anual.
El segundo es que el informe de inflación de julio conocido muestra que por primera vez luego de 30 años hay un dato donde la inflación anual superó el 100%. Se trata del sub rubro Prendas de Vestir y Calzado dentro del rubro Indumentaria que aumentó un 100,5% en los últimos 12 meses.
Lo cierto es que el Directorio del Banco Central dispuso este jueves subir en 950 puntos básicos la tasa de política monetaria. Las tasas de interés nominal anual de las Letras de Liquidez (Leliq) a 28 días pasó de 60% a 69,5%.
Pero en forma simultánea y buscando aumentar el incentivo al ahorro en pesos, el Central también subió las tasas de interés sobre los plazos fijos de personas humanas, estableciendo el nuevo piso en 69,5% anual para las colocaciones a 30 días hasta $10 millones.
Para el resto de los depósitos a plazo fijo del sector privado la tasa mínima garantizada es de 61%.
Esta fuerte suba de tasas de interés del BCRA implica una tasa efectiva anual cercana al 96% anual si se renuevan los vencimientos mes a mes muy cercana a la inflación del 100% anual que consultoras y bancos proyectan para fin de año.
Comunicado
El aumento es tal vez una de las últimas balas de plata que le quedan al BCRA para tratar de evitar una fuerte devaluación del peso frente al dólar en el mercado oficial de cambios.
Llama la atención el comunicado del BCRA donde explica que “luego de dos meses en los que la inflación mostró una tendencia a la baja, los precios se aceleraron en julio en el contexto del incremento que se observó en la volatilidad financiera a nivel local y que afectó negativamente las expectativas de inflación”.
La nota contradice la realidad económica: desde enero en adelante la inflación siempre subió tanto en términos mensuales como medida en forma anualizada.
El BCRA detalla también que “debido a la suba de la inflación de julio considera necesario incrementar una vez más la tasa de política monetaria y acelerar así el proceso de normalización de la estructura de tasas de interés activas y pasivas de la economía para acercarlas a un terreno positivo en términos reales”.
Esto es totalmente inexacto ya que la única política del BCRA fue buscar que la tasa de devaluación del peso frente al dólar fuese siempre menor que la inflación para que no se produjera un aumento de precios que finalmente se concretó como consecuencia del impacto del aumento de la emisión monetaria del Central para financiar del déficit fiscal primario del Tesoro.
Eventos disruptivos
El comunicado explica también que: “la suba en la tasa de política monetaria contribuirá a reducir las expectativas de inflación en lo que resta del año y a consolidar la estabilidad financiera y cambiaria alcanzada luego de los eventos disruptivos de los últimos dos meses”.
Esta explicación tampoco se condice con la realidad: el problema o los llamados eventos disruptivos estuvieron generados por las autoridades económicas y por ahora no se puede hablar de estabilidad financiera con un BCRA que sólo contaría con unos 1.000 millones de dólares de reservas líquidas y con el agravante de una caída importante de los depósitos en dólares registrada desde la salida de Guzmán.
El primer evento disruptivo fue el 8 de junio pasado cuando por una falta de confianza en la moneda local varios bancos y fondos comunes de inversión no quisieron renovar una gran parte de letras del Tesoro en pesos indexadas por el CER o la inflación y eso motivó que el valor del dólar paralelo y los dólares financieros también se dispararán.
El segundo fue provocado por la renuncia a través de un tuit del ministro de Economía Martín Guzmán el 2 de julio y a eso se sumó el confuso nombramiento de Silvina Batakis el 4 de julio donde el dólar paralelo pasó de 240 a $340 y el riesgo país de 2.300 a casi 3.000 puntos básicos.
La macro argentina por ahora continúa en situación crítica y los mercados y el mundo empresario están a la espera de políticas concretas que comiencen a eliminar algunos desequilibrios fiscales monetarios y cambiarios.
“Más cerca de una hiperinflación”
Economistas advirtieron que la Argentina “está cada vez más cerca” de caer en una hiperinflación y estimaron que el año cerrará con una suba de precios por encima del 90%.
Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, consideró que la inflación de julio, que según el INDEC trepó al 7,4%, “es preocupante, porque buena parte de los países de la región no tienen ese porcentaje siquiera en un año”.
“Hay que ir hasta 1991 para encontrar un acumulado de los siete meses del año que sea más alto, lo cual es grave, porque en ese año íbamos a otra hiperinflación, que se frenó con el plan de Convertibilidad”, recordó y aseguró a la agencia NA que “la inflación de 2022 va a cerrar por encima del 90%”.
A su criterio, “que la gente se saque los pesos de encima para no seguir perdiendo poder adquisitivo, es un mecanismo de defensa en etapas previas de hiperinflación”.
Por su parte, Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, sostuvo que “por si faltara algún otro elemento para alertar acerca de la gravedad del actual proceso inflacionario en la Argentina, el guarismo registrado en julio puso de manifiesto que estamos cada vez más cerca de la hiperinflación”.
“El 7,4% mensual equivale a una inflación del 135% anual. Si no se adopta un plan antiinflacionario, las perspectivas para el año pasan por un incremento de precios en el orden del 100%”, alertó el economista.
Y afirmó que la suba de precios “es el mayor desafío que enfrenta la flamante conducción económica” al tiempo que aseguró que el “gradualismo” para frenar la escalada inflacionaria “no es una opción”, y en cambio propuso “un tratamiento de shock para evitar la hiperinflación”.
En tanto, el economista Ramiro Castiñeira también advirtió por una hiperinflación: explicó que “en el mundo, cuando sube la tasa de interés, buscan frenar la suba de precios, pero en la Argentina lo que se busca es contener la demanda de Leliqs, que no se les desarme el gran castillo de naipes que armaron de 7 billones de pesos”.
“Entonces, es crucial que los bancos centrales no emitan deuda remunerada porque es imposible salir, es una trampa. La Argentina, cuando hizo eso, termino en hiperinflación. Esto ya lo vivimos en 1988 y 1989”, alertó Castiñeira, en radio Rivadavia.
Fuente: iProfesional