Alejandro Guillermo Esteche (34), misionero pero conocido como “Porteño” por haberse criado en Buenos Aires, lanzó ayer ante la presidenta del Tribunal Penal 1, Viviana Cukla y los vocales César Antonio Yaya (subrogante) y Ángel Dejesús Cardozo, que no golpeó, violó con una rama de árbol y tampoco asesinó a Irma Ferreyra Da Rocha (47) en diciembre de 2016 en las adyacencias a una fiesta (barrio Villa Bonita) en Garupá.
En su primer día sentado como acusado de “abuso sexual gravemente ultrajante seguido de muerte” (artículos 119 y 124 del Código Penal Argentino) decidió dar su coartada apenas finalizó la lectura de la elevación a juicio, firmada en 2018 por la fiscal de Instrucción 7, Patricia Inés Clérici.
Durante diez minutos, Esteche ofreció su relato. Se reconoció de oficio albañil (colocador de placas durlock) y que pocos días después del femicidio fue detenido y permanece con prisión preventiva desde entonces (fue alojado en unidades penales provinciales de Cerro Azul, Oberá y en “Procesados” en Posadas).
Sobre la noche del viernes 16 y madrugada del sábado 17 de diciembre de 2016 sostuvo: “No voy a negar que esa noche me fui con la señora (Ferreyra Da Rocha). Salimos de la fiesta despedida de año, cruzamos (autovía ruta 12) ese túnel y fuimos a ese lugar (baldío de la calle 246 casi colectora Alberto Roth) pero no llegamos a tener relaciones, no se pudo por el nivel de alcohol ya no había emoción, nada para tener relaciones. Yo me voy y la dejo a ella ahí quieta. En la esquina en la parada de colectivos había un montón de personas”.
“No recuerdo más porque yo salí cayéndome del lugar, crucé de nuevo ese túnel. Llegué a la casa de mi expareja y no sabía cómo fui hasta allí. Ella me estuvo regañando por lo sucedido después. Le dije que no pasaba nada, que se quede tranquila que jamás se me ocurriría hacer algo así (violación y femicidio)”.

Agregó sobre su aprehensión: “A los pocos días llegan unos policías de civil a mi casa y me piden que vaya a declarar a la comisaría. Yo fui porque no tengo nada que esconder. Me encerraron en una pieza a mí y en otra a mi hermana y a mi cuñado. Empezaron a golpearme, a darme con un caño. Fue demasiado brutesco (sic), dejaron de golpearme cuando dije que yo fui y lo hice porque abrieron una puerta y vi a mi hermana esposada. Ahí dije que ella no tenía nada que ver, que yo iba quedar preso en su lugar. Y bueno desde entonces estoy privado de la libertad”.
Esteche también aceptó responder preguntas del fiscal del Tribunal, Martín Alejandro Rau. Fue consultado sobre si recordaba la ropa que vestía esa noche: “Tenía puesta una remera azul con triángulos blancos, bermuda con muchos bolsillos, blanca también y zapatos estilo americano”.
Resaltó que consumió bebidas alcohólicas: “Había bebido esa noche en abundancia. No sé por qué no volví a mi casa, me habré cruzado con algún compañero de obra pero no recuerdo quien y me llevó a la casa de mi expareja”, conjeturó.

Edgardo Cabrera, defensor particular de Esteche, también le preguntó en torno al intento por sostener la polémica coartada. Y el encartado manifestó: “En la comisaría (de Garupá) no recibí ningún consejo legal. Después me llevaron a declarar al juzgado y con una hoja escrita me dijeron que si yo me declaraba culpable en un año salía por la ley del arrepentimiento”.
También enfatizó que el defensor oficial (Juzgado de Instrucción 7) no cumplió con su labor e intentó timarlo: “No me defendió en ningún momento. Ni siquiera me dio el pie para pensar que fuera mi abogado. Me llevó directo a la chica que me iba a tomar la declaración y que repita lo que él me dijo porque sino iba a tener muchos años por delante preso. Después no me acompañó más. Sólo me dijo que había videos míos y personas que me incriminaban y debía aceptar (la culpa en) el hecho porque, de lo contrario, no iba a salir más de prisión”.
El defensor le insistió si recordaba alguna otra amenaza o advertencia: “Me dijeron también en la comisaría que si yo no me declaraba culpable mis sobrinos iban a ir a parar a casas de adopción. Pero se calmaron cuando yo dije que me iba a hacer cargo. De esa manera lograron que yo me autoincrimine”.
Extremo
De la lectura de la elevación a juicio de la fiscal Clérici, se describió que Irma Ferreyra Da Rocha padeció durante 33 horas severos dolores hasta su óbito, confirmado en terapia intensiva del Hospital Ramón Madariaga a las 13 del domingo 18 de diciembre de 2016.
La seguidilla criminal comenzó con un golpe en el pómulo del ojo izquierdo que la dejó inconsciente y que luego fue penetrada vía anal con una rama de árbol “sucia y pisada con barro) de casi 60 centímetros que le destrozó órganos digestivos hasta llegar al pulmón izquierdo lo que derivó en un shock hipovolémico determinante.
También se describe en el auto de elevación que fue un vecino del terreno donde fue atacada Da Rocha quien la rescató cuando volvía a su casa en su automóvil. También su esposa reconoció a “Porteño” Esteche como el hombre que salía del baldío y que luego oyeron sollozos de dolor de la víctima.
“La rama lastimó hasta el tórax, el lóbulo del pulmón izquierdo, el colón, esfínter anal, recto, abdomen peritoneo, bazo (…) La causa de muerte la puso el imputado con el salvaje ataque. Agonizó más de treinta horas. Nada pudo justificar el accionar de Esteche”.
El debate se reanuda hoy a las 8.30 con los primeros testigos, de la totalidad de 32 citados para las nueve audiencias que restan.
