Huir a la Argentina sería la mejor oportunidad de sobrevivir a una guerra nuclear entre Rusia y Estados Unidos, dijo un grupo de científicos que analizó, mediante simulaciones informáticas, todos los posibles escenarios.
“Una nube de humo de las ciudades en llamas engulliría la Tierra, causando pérdidas de cosechas en todo el mundo, según muestran los modelos”, dice el estudio publicado en la revista científica Nature Food. Agrega que países como Argentina o Australia tienen la mejor esperanza de que la civilización sobreviva durante una década después de una lluvia radiactiva.
El informe sostuvo además que el 75% de la población mundial podría morir de hambre si se diera dicho escenario apocalíptico, que involucraría a 100 bombas nucleares, con cenizas arrojadas por tormentas de fuego que bloquearían el sol y provocarían pérdidas de cultivos.
Asimismo, La investigación anticipa que una guerra nuclear entre India y Pakistán podría lanzar entre 5 y 47 millones de toneladas de cenizas a la atmósfera, dependiendo de cuántas ojivas se utilicen y cuántas ciudades se destruyan por completo.
Tomando como antecedente los bombardeos de Estados Unidos en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, investigadores del Reino Unido desarrollaron un estudio para prever cuál podría ser el resultado en materia de seguridad alimenticia ante un nuevo bombardeo de magnitudes similares en el planeta.
Explicaron que el conflicto nuclear conduciría a interrupciones “catastróficas” en los animales, la pesca y los cultivos en todo el mundo dentro de los cuatro años posteriores. Y provocaría incendios masivos. Además el viento podría propagar el humo y el fuego. Como consecuencia, el hollín y las cenizas en la atmósfera bloquearían el Sol, marchitarían los cultivos en todo el mundo y conducirían a millones de muertes, determinó al estudio.
Asimismo remarcó: “La reducción de la luz, el enfriamiento global y las probables restricciones comerciales después de las guerras nucleares serían una catástrofe global para la seguridad alimentaria“. Y determinó que unas 5.000 millones de personas en todo el mundo podría morir de hambre.
Las cenizas serían un factor clave en la gravedad de un invierno nuclear, que habrá descendido las temperaturas mundiales más de 10 grados centígrados, más que el enfriamiento vivido en la última Edad de Hielo.
Los efectos del invierno nuclear sobre la alimentación humana serían devastadores. “Durante años, los cultivos se marchitan desde California hasta China. La hambruna se instala en todo el mundo”, anticipan.
“Para el escenario de guerra más reducido, de un conflicto entre India y Pakistán que resulte en 5 millones de toneladas de cenizas, la producción de calorías en todo el planeta podría caer un 7% en los primeros cinco años después de la guerra”, dice la investigación.
Y agrega: “En un escenario de 47 millones de toneladas de cenizas, el promedio mundial de calorías se reduce hasta en un 50%”.
Mientras tanto, el experimento arrojó que una guerra nuclear total entre Estados Unidos y Rusia, cuyas chances crecieron a causa de la invasión en Ucrania, podría producir 150 millones de toneladas (teragramos) de hollín. Los cielos tardarían años en despejarse.
Se trataría de “el peor” de los escenarios para la humanidad, porque la producción de alimentos caerían un 90% tres o cuatro años después de la guerra. “Una guerra que involucre menos del 1% del arsenal nuclear mundial podría destruir los suministros de alimentos del planeta”, advirtió el estudio
En el transcurso de cinco años, la producción de maíz caería un 13%, la producción de trigo un 11% y la producción de soja un 17%, según anticipa la investigación.
“El hallazgo más sorprendente es que incluso el escenario de una guerra pequeña tiene repercusiones globales devastadoras”, aseguró Jonas Jägermeyr, investigador de seguridad alimentaria en el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA.
Las naciones más afectadas serían aquellas ubicadas en latitudes medias a altas, que ya tienen una temporada corta para el cultivo y que se enfriarían más dramáticamente después de una guerra nuclear que las regiones tropicales. Las reservas de cereales desaparecerían en uno o dos años.
El profesor de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey), Alan Robock, explicó que la razón por la que Argentina, Uruguay, Paraguay o Australia tendrían una ventaja es porque ya producen cultivos más resistentes, como el trigo, en grandes cantidades, y podrían depender de ello. El trigo crecería relativamente bien en el clima más frío inducido por las cenizas atmosféricas, dicen.
“Los agricultores podrían responder plantando maíz, trigo y soja en partes del mundo que probablemente se vean menos afectadas por un invierno nuclear”, dice Deepak Ray, investigador de seguridad alimentaria de la Universidad de Minnesota. Pero aclara que esto podría ayudar a amortiguar la crisis alimentaria “solo en parte”.
Aunque actualmente, la amenaza de una guerra mundial nuclear es menor de lo que era en la Guerra Fría, las alarmas se encendieron después de la invasión rusa de Ucrania y el estado de alerta de la OTAN.
Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, las reservas mundiales de armas nucleares cayeron, pero hoy todavía hay nueve naciones que cuentan, en total, con más de 12.000 ojivas nucleares y otros varios países que se están convirtiendo en potencias nucleares.
Por esto, los investigadores argumentan que la guerra nuclear y el invierno nuclear siguen siendo una amenaza para la humanidad. “Es raro que suceda, pero si sucede, afectará a todos”, dijo Deepak Ray. “Estas son cosas muy peligrosas”.
Fuente: Medios Digitales