En el best seller “La economía de la manipulación”, los economistas estadounidenses dedican un capítulo a los “anzuelos” que los supermercados suelen ponerles a los consumidores para atraerlos en las compras.
No se trata solamente de ofertas sino de un cada vez más estudiado comportamiento de los consumidores cuando agarran el changuito. Todo sea por seducir e inducirlos a gastar.
Pero en la Argentina versión 2022 no hace falta recurrir a ninguna estrategia para incrementar las ventas de las grandes cadenas de supermercados. La inflación lo puede todo. Los clientes provocaron un verdadero boom de compras en las últimas semanas.
No para consumir productos en lo inmediato, sino, básicamente, para stockearse. Comprar artículos de la canasta básica no perecederos se convirtió en una de las mejores inversiones.
Los pesos queman en los bolsillos y parece no haber mejor alternativa que gastarlos ahora en alimentos cuyos precios se encarecen semana tras semana y que, en algún momento, se consumirán en el hogar.
Un estudio de la consultora Scentia -especializada en consumo masivo- dio cuenta del fenómeno: durante julio, las ventas de alimentos de la canasta esencial se dispararon hasta un 59% en los supermercados.
Los más buscados
El informe de Scentia, al que tuvo acceso iProfesional, muestra que las ventas en los supermercados crecieron 7,7% durante julio, en comparación con el mismo mes del año pasado.
“Lo relevante no es solamente ese salto en las ventas sino que la comparación se realiza sobre una base elevada. En julio del año pasado, las ventas de los supermercados habían crecido 5,5% versus julio de 2020”, analiza Osvaldo del Río, en diálogo con iProfesional.
El experto concluye que este incremento estuvo impulsado por las categorías que se pueden stockear (no perecederos). “Fue una manera de cuidar el bolsillo. De cubrirse contra la inflación”, apunta Del Río. De hecho, en la lista queda en evidencia esa conducta de los consumidores.
El mayor salto se dio en las compras de aceites, un 59%. Se trata de un producto con vencimiento largo y que combina además con otras dos condiciones: es uno de los artículos que más se encareció con la guerra en Ucrania y que más quedó desabastecido en las góndolas en los últimos meses.
En segundo lugar aparece el café, con un incremento en las ventas del 38%. Se trata de uno de los productos que más viene aumentando -alrededor del 150% en los últimos 12 meses-, y con una tendencia alcista que todavía se mantiene.
Le siguió en el podio el arroz, con un incremento del 30% en el volumen de ventas en los supermercados. En las pastas secas, el aumento fue del 26%. Lo mismo que en el caso de las lavandinas.
En el caso de las yerbas, el salto en las ventas fue del 23%. La lista con el boom de ventas incluye enlatados de pescado y de legumbres, azúcar, papel higiénico, harinas y desodorantes.
Todos productos incluidos en la canasta básica (alimentos y artículos de limpieza e higiene), que no tienen vencimiento cercano.
Compra anticipada
Es interesante el análisis del experto en consumo Osvaldo Del Río. “No hay que confundirse; acá no tiene que ver con una mejora del poder adquisitivo de los consumidores y una mejora lineal en la capacidad de consumo. Este fenómeno se relaciona con una actitud defensiva de la gente que básicamente anticipa compras para defenderse de la inflación”.
Los que más van a sufrir por esta conducta son los autoservicios y almacenes de barrio, que en las próximas semanas y meses verán disminuidas sus ventas por las compras anticipadas.
El público, de acuerdo a las mediciones de Scentia, eligió las grandes cadenas para hacer estas compras ya que encuentra precios más baratos que en los pequeños comercios. La diferencia de precios entre las grandes cadenas y los autoservicios de barrio se amplió con la dispersión de precios.
Sobre una canasta de 2.100 productos esenciales -que Scentia mantiene inalterables para no contaminar la medición-, los supermercados venden un 25%, en promedio, más barato que los negocios barriales.
Obviamente que las diferencias entre uno y otro tipo de comercio se agrandó en las últimas semanas, con la corrida en la economía real y la falta de referencias en los precios. Lo llamativo es que esa distorsión no sólo ocurre en algunos rubros más de nicho -como electrónicos o electrodomésticos hogareños- sino que, por la explosión inflacionaria, esas alteraciones también existen en el mercado de los alimentos básicos.
Explosión de precios
Así como julio marcó una inflación récord para este año -del 7,4%- en lo que va de agosto también se nota una dinámica alcista en lo referente a los alimentos.
Distintos lácteos, aceites, fideos, fiambres, galletitas, arroz y hasta café volvieron a tener alzas sensibles durante la primera quincena de este mes.
Para tomar en cuenta y medir la evolución del proceso inflacionario, algo así como una referencia: en la previa a la renuncia de Martín Guzmán a Economía, los precios de los alimentos subían en torno del 5% mensual. A lo sumo, el 6%.
Ahora, ese promedio subió a por lo menos el 8%. Y hay ajustes de hasta el 12%, como sucede esta misma semana con el arroz y las galletitas. Por debajo de ese nivel, los lácteos vienen con aumentos de 9% promedio -incluida la leche fluida- y los fideos, también con el 8%.
En el mismo nivel que la yerba, los enlatados de legumbres y los fiambres. En aceites, la suba media ronda el 4,5%. Queda más que claro que quienes adelantaron compras el mes pasado en los supermercados hicieron una inversión por demás beneficiosa.
Precios Cuidados, ya no es lo que era
Cualquier consumidor atento que haya recorrido las góndolas de los supermercados en las últimas semanas sabe que los productos que integran Precios Cuidados prácticamente desaparecieron de la oferta.
En plena aceleración inflacionaria -en especial en el rubro de los alimentos-, los artículos con precios controlados por el Gobierno empezaron a escasear por una razón elemental: sus valores quedaron retrasados en relación al resto y los fabricantes tuvieron menos incentivos a completar los pedidos de los supermercados.
Hasta mediados de año, los productos integrados en la canasta de Precios Cuidados se convirtieron en los más demandados por los clientes de los supermercados. Tanto que, uno de cada cuatro pesos que facturan los supermercados en los rubros de alimentos, bebidas y artículos de limpieza e higiene personal pertenecía a productos que están incluidos en ese programa.
La revelación surgió de una investigación de la consultora Scentia, especializada en consumo masivo, y que daba cuenta de un cambio profundo en el perfil del consumidor argentino, en un contexto de aceleración inflacionaria y shock de aumentos tras el comienzo de la guerra en Ucrania.
Todo se modificó a partir de la aceleración inflacionaria a partir de marzo último. Los precios se dispararon y se perdió toda referencia a la hora de comprar.
De acuerdo a una última investigación de la consultora Scentia, la facturación de “Precios Cuidados” cayó de aquel 25% del total al 11,7% en julio.
Fuente: iprofesional.com
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