Estaba tirada una noche fría, de lluvia, en un baldío de zona oscura y poco transitada. Su destino era la muerte, pero Daiana Cidade tenía otros planes para ella. Fue el 24 de abril, “justo estaba en la facultad, eran como las 20, comienzo a ver la historia de este animalito que estaba tirado, comparto y pido ayuda. Nadie se movía y recibo un mensaje para ir a buscarla.
“Cuando llego y la veo, me saco la campera y no tenía signos vitales, la llevamos a una veterinaria de turno. El panorama era desalentador, pedí ayuda y en pocos minutos tuve la ayuda económica para tratarla.
El diagnóstico era leishmaniasis avanzada, problemas renales, más de un día tirada sin agua y sin comida, con heridas en todo el cuerpo, pelada, con sarna y no podía abrir los ojos. Le llevé a casa, le di una ducha de agua caliente, la puse en mi cama y traté de darle calor, recé por ella. Al otro día la internamos, le dieron suero y luego a casa a seguir el tratamiento. No podía caminar, yo no me separaba de ella, la llevaba al trabajo para cuidarla de cerca”, recuerda Daiana.
Pasaron casi dos meses y Lulú hoy es “una perrita súper feliz, está integrada con todos en mi manada, pensé en darla en adopción, pero me encariñé y creo que vino con un propósito a nuestra familia. Es una historia conmovedora, ella fue bien aceptada por mis otras mascotas y es juguetona, camina, corre, es guardiana, una dulce total.
Con su mirada me dice lo agradecida que está”. Y así hoy conocemos a la pequeña Lulú. ¿No es tierna?
¡Gracias Daiana por tu amor!
(Por Rosanna Toraglio)