Cada experiencia tiene su color, ¿qué quiero decir con esto?, que está en nosotros disfrutar o no del día día, y es muy cierto de que decía Charles Chaplín: “un día sin reír es un día perdido”.
¿Cuándo fue La última vez que reíste hasta que te duela la panza? ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste o contaste un chiste?
Necesitamos reír, necesitamos más que nunca disfrutar de las cosas simples, vivimos enojados o molestos, vivimos criticando o juzgando, cambiemos eso; usemos el color naranja para llenarnos de energía, de alegría, para disfrutar de una buena charla, para sonreír más.
Si, estamos en crisis y si parece que todo cuesta y va costar más, pero ¿si miramos diferente, si disfrutamos más de la familia, de nosotros mismos, de que tenemos salud?
Toda crisis es una una oportunidad para crecer y nuevamente aparece el naranja para ayudarnos a ver la vida de otra forma. ¿Cómo puede ayudarnos? El naranja nos vuelve más creativos, atrae la abundancia y trabaja con el aprender a soltar aquello que no suma en nuestra vida.
Otra forma de usar este color es usándolo en la meditación de la sonrisa, que consiste en respiraciones suaves, yendo hacia adentro y visualizado cómo el color nos rodea, siempre con los ojos cerrados y una vez tranquilos y relajados empezar a sonreír, mentalmente diciendo gracias a modo de mantra.
Que la sonrisa te acompañe, incluso en situaciones de crisis, siempre hay un motivo.
Te dejo una frase que me encanta decir: “Te invito a sonreír yo ¡pago!”.
¡Feliz Domingo!